Capitulo 7

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Nora se tiro al lado de su hermano con la frente perlada de sudor.

- ¿Como narices ha logrado avanzar tanto en tan poco tiempo? -dijo.

-La verdad sea dicha. Tiene mejor puntería que tú. -respondió su hermano socarrón mientras levantaba un conejo por las orejas.

- ¿Esa es la cena? -Alan asintió.

-El menú ha mejorado desde que Evelyn aprendió a cazar. Es impresionante lo rápido que ha dominado el tiro con arco.

-Mas que eso. Ha dominado todos los aspectos del tiro con arco. Está perfectamente capacitada a alcanzar cualquier objetivo móvil mientras ella misma está en movimiento. ¡En una semana! -dijo claramente orgullosa.

- ¿Te estás planteando entrenarla de verdad?

-No, sería una gran alumna, pero no. Yo no tomo aprendices. -Alan suspiro.-. ¿Y qué tal se le está dando a Ileen? -pregunto con una sonrisa traviesa.

-Es un demonio de niña. ¡No para quiera! -dijo también con una sonrisa. - He intentado enseñarle también matemáticas, pero no tengo nada que enseñarle, posiblemente las conozca mejor que yo... Y ya es capaz de hacerse entender. Es bastante impresionante...

Ileen llegó corriendo y detrás su hermana. La pequeña se escondió detrás de Alan.

- ¡Alan ayuda, Eve pilla!

- ¡Ven aquí pequeñaja! -respondió su hermana mientras la intentaba atrapar.

Dieron un par de vueltas al campamento y salieron corriendo de nuevo. Alan observó a las niñas con nostalgia y luego dirigió la mirada al puchero de agua que ya hervía.

- ¿Hechas de menos el orfanato? -pregunto de pronto.

- Mucho. -respondió. - Pero ya apenas nos faltan unos meses para poder volver.

- ¿Crees que lograré volver? -dijo con dificultad.

- Claro, nunca hay que perder la esperanza, seguiremos buscando a una bruja capaz de curarte.

Alan simuló una sonrisa.

-Yo no creo que vaya a lograr volver, e incluso si vuelvo cuanto tiempo tendré antes de... De...-Alan se quedó en silencio y se frotó el rostro con la palma de la mano.

- Puede que tengamos suerte, la mancha no ha crecido y tampoco te han salido llagas en los últimos días.

-No hemos tenido suerte en toda nuestra vida, y dudo que empecemos a tenerla ahora.

-Hay una última opción. Pero sé que tú no crees en los mitos... Además, acordamos no hablar de ella. -Alan suspiro.

-No es la última... Es la única. Si estás convencida de que los inmortales existen... Confiaré en ti. -miro a su hermana a los ojos. -De todas formas, es el mejor lugar para esconderse. A nadie se le ocurriría buscarnos detrás de la muralla. Y cuando volvamos podremos regresar a casa sin problemas.

Escondida entre unos arbustos cercanos Evelyn intentaba contener la respiración para que los hermanos no se diesen cuenta de su presencia. Si quería encontrar a la mujer que podía volver todo a la normalidad tenía que ir con los gemelos al bosque. Decidida salió de su escondite.

- ¡Dejadme ir con vosotros!

Los hermanos la miraron sorprendidos.

- ¿A dónde? -dijeron con fingida ignorancia.

-No soy estúpida. Sé que vais al bosque. Dejadme ir con vosotros.

-No. -respondió con firmeza Nora. - No vendrás con nosotros. Y no hablaremos más de este asunto.

-Pero...

-He dicho que no. Es un sitio peligroso. -repitió con dureza. -Y esa es la última palabra.

Evelyn miró a la pelirroja desafiante, pero no se atrevió a decir nada más. Cogió su arco con fuerza.

- Estaré practicando. -gruño mientras les daba la espalda a los hermanos.

Cuando la muchacha se fue Alan se permitió una carcajada reprimida.

- ¿Qué? -salto Nora.

-Te pareces a Noah cuando les echaba la bronca a los mayores del orfanato. -respondió entre risas.

Nora se sonrojo un poco y sonrió levemente.

-Haz de una vez la comida que se nos hace tarde.

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Tres días más tarde llegaron al pueblo en las primeras horas de la tarde. Mientras se acercaban al centro del pueblo, donde estaba la iglesia, Nora se atrevió con una bata larga oscura y se tapó el pelo y el rostro con un velo negro y le entrego ropajes similares a las niñas.

-Escuchad- susurró- este pueblo es muy pequeño, así que no tiene posada. Nos quedaremos en la iglesia. Si algún monje os pregunta algo no respondas, simplemente haced un gesto con la cabeza, y mirad siempre al suelo. ¿Entendido?

Las muchachas asintieron levemente al tiempo que Nora les ayudaba a colocarse el velo.

- Aprovechar la holgura de la ropa para esconder un arma. Estaremos con vosotras en todo momento, pero nunca está de más una protección extra. -añadió Alan.

Evelyn intentó esconder entre su ropa el arco con el que había estado practicando, pero abultaba demasiado, así que se conformó con guardar una daga en sus botas.

El carro se detuvo a las puertas de la iglesia. Alan bajo y llamo con fuerza. Salió a recibirles un hombre bajito y arrugado. Estaba relativamente gordo y tenía un solo pelo blanco en la cabeza. Mostraba una amplia sonrisa y los ojos le chispeaban. Parecía un hombre bastante simpático.

-Buenas tardes. -saludo Alan. - Mi familia y yo estamos buscando un lugar donde descansar. ¿Nos podría usted acoger en la iglesia?

-Por supuesto que sí, hermano. Debido a que no hay posada en el pueblo está iglesia siempre acoge al viajero. Hay un establo en la parte de atrás. Puede acomodar al caballo allí.

Alan ayudó a las chicas a bajar del carro. Las tres fijaron la vista en el suelo y las niñas fingieron timidez escondiéndose detrás de las faldas de Nora. El cura noto sus ropas y cambio de expresión.

-Lamento mucho su perdida, hermanas. Seguidme, os mostraré las habitaciones.

Nora hizo un leve movimiento de cabeza y siguió al cura mientras Alan llevaba al caballo a los establos. Las habitaciones estaban en el segundo piso de la iglesia.

-Esa puerta será vuestra habitación, allí duermo yo y otros sacerdotes y en ese pasillo viven las sacerdotisas. La puerta por fuera no cierra, pero tiene un cerrojo por dentro. Os llamaré cuando sea la hora de la cena.

Nora se despidió con un leve movimiento de cabeza y entro deprisa en la habitación.

- ¿Que vamos a hacer hasta que llegue la chica que nos recogerá? -pregunto Evelyn mientras cerraba la puerta.

-Esperar y bajar a rezar. No podemos arriesgarnos a que nos descubran.

- Yo no soy muy religiosa...- comentó Evelyn.

-Ni yo...- respondió Nora.

Le dirigió una mirada pensativa a Evelyn y luego se levantó con un suspiro. Se acercó a ella mientras rebuscaba algo en uno de sus bolsillos. Saco un pequeño objeto de color blanco. Parecía una piedra tallada en forma de pluma.

- El lugar al que os llevarán es un sitio seguro. Es el lugar que Alan y yo consideramos hogar. Si cuando llegues allí todavía quieres saber defenderte dale esto a la directora.

Evelyn acepto el regalo con cierto remordimiento. Ella nunca llegaría a ese lugar. Fuese cual fuese. Tenía que ir al bosque. Y esa era su última oportunidad.

Los fragmentos del tiempo: El Palacio de Cristal [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora