Capítulo 7

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La luz artificial iluminaba las calles de noche impidiendo que la luna hiciera su trabajo, acomodó sus mano en el volante y miró su mochila de reojo, se detuvo al encontrarse cerca de la entrada del parque donde supuestamente debería haber una fuente y una chica esperando a que llegaran. Luis se quitó el cinturón de seguridad antes de revisar que no había nadie por los alrededores y bajar de la camioneta para poder entrar al parque.

-Ahora vuelvo, no tardaré.- Dijo en un susurro el joven adulto para luego cerrar la puerta y seguir su camino.

-Eso espero.- Murmuró para sí mientras apagaba las luces.

Se quedó mirando al frente aún con las manos en el volante, no sabía cuándo iba a ocurrir un improvisto pero sabía que iba a estar preparado. Cada ciertos minutos revisaba que no viniera ninguna camioneta por aquella calle o que no hubiera alguna persona en los alrededores; cualquiera diría que se encontraba a salvo pero en realidad no lo estaba, incluso cuando todo parece vacío, incluso cuando no hay nadie, siempre puede estar en peligro y debía de estar preparado.

Aquel silencio (exceptuando el leve pitido que producían las farolas, el viento y los pocos pájaros que se encontraban despiertos) le producía leves estragos al de lentes, ni siquiera podía escuchar a su compañero, sentía que en cualquier momento su cabeza comenzaría a llenarse de pensamientos negativos; aquel pensamiento solo logró que recuerdos aparecieran de forma pasajera, sacudió su cabeza de un lado a otro intentando olvidar aquellos recuerdos tan negativos, debía concentrarse en el presente.

Unos suaves golpes en la puerta del copiloto lograron que su mente volviera al presente, al virar su vista hacia esa puerta logró entender el por qué de aquellos golpes, había cerrado la camioneta de manera inconsciente. Volvió abrirlo y vio como Luis se subía al asiento de al lado, escuchó como alguien también se subió a la parte de atrás así que se viró encontrándose con una chica de mediana altura con cierto peso de más. Tenía el cabello de un color negro pero las puntas las tenía teñido de un color fucsia, un tanto llamativo diría él; vestía una chaqueta de cuero negro junto con un vaquero azul marino que tenía simulaciones de rasgaduras. Sus ojos ámbar se encontraron con los suyos.

-... ¿Estás de broma, cierto? -Habló la chica con un tono de asco.

-Tranquila, Mar, -respondió su primo y Tom volvió a ponerse derecho.- él es de confianza, ya te lo dije por teléfono...

-¡No es eso! -Replicó interrumpiéndolo, Tom ya se encontraba volviendo ha arrancar el motor de aquel camión.-Sus... Lentes. ¡Pueden rastrearnos gracias a eso! ¡Podrían descubrirnos por su culpa!

-... -Escuchó un suspiro por parte de su compañero.- Él ya habrá pensado en eso, sabe lo que hace, ya tiene experiencia.

-¡Qué experiencia ni que nada! -Se echó por completo en el asiento trasero, quedando tumbada de lado para poder verlos.- ¡Tal vez sea un espía de la Armada Roja!

-No es por nada. -Habló antes de que Luis lo hiciera, el de cabello plateado creyó que iba a explicar cómo habían llegado hasta ahí, que le había salvado de que le capturaran y que había renunciado a ser policía cuando se enteró que la Armada Roja tomó la policía de Reino Unido.- ¿Pero podrías gritar menos? Intentó conducir y ver dónde se encuentra la gasolinera más alejada de la ciudad.

Sus palabras, sorprendentemente, funcionaron, la chica volviendo su vista al techo con los brazos cruzados mientras farfullaba cosas que los adultos no podían entender. Luis se quedó mirando al que anteriormente fue policía.

-Creía que ibas a explicarle que habías renunciado a ser policía al enterarte que la Armada Roja se habían apoderado de todas las comisarias.

-¿Para qué? -Habló con seriedad mientras giraba una esquina.- Es mejor que no sepa nada...

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