El de cabello plateado soltó un quejido mientras sentía como Tom le apretaba el vendaje.
-Debería ser yo quien le curase, señor. -Se quejó mientras se acariciaba la nuca.
-Creeme, es mejor así. -Le dijo antes de terminar, le bajó la camiseta antes de separarse.- Ya puedes.
Luis se volvió acomodando su camiseta con cuidado de no apretare la herida de su costado, miró la situación del mayor que era aún peor que el suyo; tenía varias heridas mientras que él solo poseía una.
-Dime -Tom se sentó en aquella colina con cuidado exhalando un quejido silencioso.-, ¿cómo ocurrió? ... Lo de Mar.
Ante el nombre de su prima sintió como su pecho se volvía a oprimir con fuerza, bajó la mirada oscureciéndose durante unos breves instantes. Cogió el botiquín antes de acercarse al otro.
-Estábamos huyendo, escogimos el camino equivocado pero no podíamos regresar atrás así que tuvimos que continuar; nos encontramos con un muro, yo quería ayudar a Mar pero ella me insistió con la promesa de que pasaría. Salté al otro lado y esperé... -Su voz se quebró en ese momento, las lágrimas bajaron por sus mejillas envueltas en un dolor.
Se encogió en su sitio sentándose a un lado del contrario y se echó a llorar, tuvo que soltar el botiquín para abrazarse a sí mismo. Era doloroso el hecho de que su prima no estuviera ahí y no pudiera hacer nada, la mayoría que eran capturados por la Armada Roja no volvían y él, aún sabiendo eso, había dejado a Mar en las garras de ese terrible ejército. No habían tenido una buena interacción en el pasado dejando que sea su tío quien los uniera, se ponían a jugar un par de veces pero la mayoría era sobre quién era mejor en algo y mostrárselo al mayor.
Mordió su labio inferior para distraerse del dolor interno pero no era nada con lo que se asemejaba. Una mano en su hombro le distrajo durante un breve periodo de tiempo, sus ojos llorosos se viraron hacia el de lentes que le miraba con cierta preocupación; no tardó mucho en aferrarse a él dejando salir todas sus lágrimas olvidando que se encontraba herido.-Es fuerte, sabe arreglárselas sola -notó unas suaves palmadas en su espalda.-, ya lo sabemos cuando se infiltro...
-Pero... ¡Eso era distinto! -No pudo evitar gritar separándose de manera brusca de Tom.- ¡Ahora saben que es de la Rebelión! ¡La torturaran para sacarle información! ¡Y cuanto más se resista más lo harán!
Se llevó sus manos a su rostro sin dejar de llorar con fuerza mientras sentía como el contrario le volvía a dar palmadas en la espalda.
-No puedo asegurarte que vaya a sobrevivir, pero estoy seguro de que si tú estuvieras en su lugar ella trataría de salvarte.
Iba a decir algo respecto ante aquello pero no pudo, era cierto; pero él también lo haría.
-Tenemos... -Pareció que le costó continuar con su oración.- Tenemos que continuar, ir a la base e informar de lo que ha pasado.
El de cabello plateado asintió mientras se secaba las lágrimas con cuidado, sorbió sus mocos antes de levantarse y recordar que aún no había tratado con las heridas del contrario.
-Sus heridas -recordó antes de que el otro se levantara.
-Cierto -aceptó el de lentes con lastimero quejido quedando nuevamente en su lugar .
-Debería de quitarse la camiseta y lo demás donde haya una herida. -Luis logró escuchar como si algo se moviese pero al mirar solo se trataba de una conejo pasajero.
Al volver a mirar al otro notó como le parecía costar un poco quitarse la camiseta azul que poseía, se acercó a ayudarle y se lo quitó con cuidado. Cogió el botiquín y al abrirlo se dio cuenta que había empleado casi todas las vendas en él.
-Te dieron de gravedad -se excusó el de lentes al haber notado su mirada.
-Igualmente no debiste hacerlo, señor.
Sacó el pequeño frasco de cristal que contenía el alcohol desenroscando la tapa y cogiendo el último paño limpio que quedaba, mojó lo último en alcohol antes de extender el frasco al contrario quien lo cogió para sostenerlo.
-Puede que duela. -Avisó antes de empezar a limpiar las heridas.
Notó como el de lentes se tensaba en su lugar cada vez que estaba cerca de una herida y cada vez que soltaba un quejido pedía perdón pero tenía que continuar.
-También hay que sacar las balas. -Se acordó de golpe pasando a tocar una herida sin querer.- ¡Perdón!
-Creo... Que hay unas pinzas en la caja -habló el de lentes dando un pequeño jadeo.
Luis dejó el pañuelo encima de su mochila aunque se iba a ensuciar, rebuscó en la caja blanca hasta encontrar las pinzas con las que sacaría las balas.
Con todo el cuidado y paciencia del mundo fue sacando las balas del cuerpo del mayor esperando no destrozar alguna vena o arteria. Para su suerte no ocurrió nada y solo tuvo que colocar las vendas restantes antes de que el mayor se colocara la ropa con algo de torpeza.
-Ya podemos regresar. -Tom se levantó de su lugar siendo ayudado por su acompañante.
Al recordar que debían regresar al campamento y entonces reportar lo que pasó le puso los pelos de punta, no podría hacerlo, no podía contarle la noticia a su tío.
-No te preocupes, lo haré yo.
Ante el ofrecimiento del contrario dio una sonrisa a modo de gratitud, asintió en silencio.
Recogió las mochilas echándose ambas a su espalda y mirarlo con una sonrisa, le dolía un poco el costado derecho pero no sería nada con lo que debería de aguantar Tom. Notó como el otro iba a decir algo pero al final se lo calló para sí mismo.El trayecto hacia el escondite fue largo y lento sin detenerse en ningún momento, salvo cuando el de lentes cayó al suelo, se había desmayado por la perdida de sangre lo cual hacia que Luis se preocupara y cargó al mayor en su espalda quien pesaba no tanto como había imaginado. Llegaron junto a un árbol pequeño que poseía unas pequeñas hojas verdes colgando de sus ramas, apoyó al otro en un árbol cercano con sus mochilas al lado antes de empezar a excavar cerca del árbol hasta que al final encontró el móvil. Lo sacó con cuidado y colocó la tierra de vuelta en su lugar poniendo algunas hojas secas encima; envió un mensaje de ayuda a la par que volvía con Tom, no llegarían a la mitad del camino hacia la base en aquel estado, morirían desangrados.
Se sentó al lado del de lentes acomodando las mochilas para que el otro estuviera cómodo; pero al mover la mochila del de azul se sintió extrañado por la ausencia del peluche que pertenecía al otro, pero al recordar que su prima lo había tomado le produjo un mal sabor de boca por el recuerdo.
Se secó una lágrima que se había escapado de sus ojos y apoyó la cabeza en el hombro del otro, no podía pensar en sus emociones ahora, tenía que vigilar por los dos.
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[ONE] //Eddsworld
Fiksi PenggemarLa guerra estalló Tiene que sobrevivir No puede confiar en ninguno de los dos mandos Él está solo. >>Todos los personajes pertenecen a Edd Gould (q.e.p.d.) >>No se permiten copias o adaptaciones. > La imagen de portada me pertenec...