Ya había recordado, ya sabía de que le sonaba la tan llamativa Armada Roja, les había visto varias veces en pancartas de "se busca" pero pronto había dejado de verlos. Claramente buscó información dentro del pen-drive y había descubierto que la Armada Roja ya había tomado más de la mitad del continente europeo; desde aquel momento supo que debía desaparecer y de avisar a sus amigos antes de que él haga algo. Sabía que iba hacer algo malo pero aún no sabía con certeza el qué.
Se había pasado todo el día durmiendo, dejando que su mente descansara por fin. Su alarma sonó y con un manotazo la apagó, se levantó de su cama y se preparó para el día; habían pasado días desde que remplazaron a Jerry por un soldado de aquella armada y ahora las calles eran más silenciosas que antes, al parecer su vestimenta intimidaban ya que llevaban rifles colgados en las espaldas.
Salió de su casa y la cerró con doble llave ya que no confiaba mucho; caminó con tranquilidad en las calles que solo pasaban unas cuantas personas que iban a sus trabajos correspondientes.
Aunque había cortado todo tipo de comunicación con ellos aún recordaba donde solía vivir antes, bueno, el segundo lugar donde solían vivir. Se detuvo delante del portal mirando los timbres con duda, no sabía cómo iban a reaccionar después de haberse marchado, "A lo mejor me odian." pensó con amargura pero alejó aquel pensamiento de su mente y se preparó para tocar el timbre de su amigo Edd pero una voz externa ocasionó que detuviera su acto.
-¿Tom? ¿Eres tú? -Preguntó la voz detrás suya.
El nombrado se dio la vuelta encontrándose con una señora de mediana edad con la espalda encorvada, tenía el rostro arrugado y en el puente de su nariz retorcida descansaban unas gafas con los bordes dorados, a sus costados se encontraban dos bolsas que parecían pesadas descansando en el suelo.
-Señora Ridder, -murmuró el de visores.- hace tiempo que no la veía.
-Me sorprende verte por aquí, hace días que las calles están más vacías excepto por esos soldados. -Dijo la Señora Ridder mientras volvía a coger las bolsas.
-¿Cómo ha estado, Señora Ridder?-Preguntó con amabilidad.
-Bien, ¿y usted? ¿Cómo ha llevado todo esto? He escuchado que la
policía ahora pertenece a la Armada Roja, -comenzó a decir la anciana.- yo creo que están planeando algo más que obtener a los policías.-¿A que sí? -Tom ayudó a la mujer mayor para adentrarse dentro del edificio.- Creo que van ha atacar la capital, pero no tengo pruebas a parte de que simplemente soy uno y solo es una acorazonada.
-¿Aún sigues dentro de la policía?-La Señora Ridder tocó el botón que llamaba al ascensor y esperaron a que llegara.
-No, me fui nada más recibir la noticia de que nos vendieron a la Armada Roja.-Se cruzó de brazos con seriedad.
-¿Es que acaso no era el trabajo de tus sueños?
-Lo era y lo sigue siendo pero ... La llegada de la Armada Roja lo arruinó y no quiero trabajar para unos desgraciados.
El ascensor llegó dejando tras si un silencio tranquilo, Tom ayudó a la que antes fue su vecina a llevar la compra hasta su departamento; recordaba que vivían en el mismo piso así que podía aprovechar de ver a sus amigos, si es que lo seguían siendo.
Se despidió de la señora Ridder y se quedó delante de la puerta del departamento que era de Edd, suspiró de forma temblorosa y tocó tres veces, al otro lado no se escuchó ni un sonido cosa que le preocupó un poco; al girar el pomo se dio cuenta que se encontraba abierta, abrió por completo dejando que la luz del pasillo entrara, el lugar se encontraba invadido por una oscuridad inquietante, las cosas estaban en su sitio con una capa de polvo notable. Paseó la mirada por el departamento preocupado, camino hasta una ventana que tenía la persiana bajada y la subió; se volvió viendo el lugar con mayor claridad que antes, decidió comprobar si todo se encontraba en las mismas condiciones.
Tras revisar las demás habitaciones del departamento dedujo que Edd se había ido del departamento hace mucho tiempo, claramente no sabía el porqué de esta mudanza si es que se podía llamar así ya que había dejado todos los muebles y sus cosas en el mismo sitio. Lo mejor era preguntarle a Matt pero temía que su departamento también estuviera en las misma condiciones, o incluso peor.
-Esto no puede ser cierto.- Murmuraba por lo bajo mientras pasaba su mano por su rostro.
Había ido al departamento que pertenecía al narcisista y se encontraba en las mismas condiciones, Edd y Matt se habían ido sin siquiera contactar a su número; aquello demostraba que le odiaban por haber hecho aquello, se abrazó a sí mismo mientras se mordía el labio inferior con fuerza para no llorar aun estando en completa soledad en aquel pasillo no quería echarse a llorar.
Dejó de apoyarse en la puerta que daba a la puerta del departamento de Matt y se fue por donde regresó, dejó que la seriedad le dominara; ahora no era tiempo para los sentimientos.
Salió del ascensor y siguió su camino de regreso a su casa en total silencio, sentía la mirada constante de los que se suponían que debían ser policías; "Debo darme prisa.", sus pasos se volvieron más rápidos pero lo lograba simular para no llamar la atención hasta que al final visualizó su hogar. Sacó las llaves y abrió la puerta para luego cerrarla al introducirse dentro, dio un suspiro recordando que debía hacer las maletas, debía aprovechar de que Tord aún no había acabado con él; fue a su cuarto con una mochila y comenzó a guardar un poco de ropa junto con algo de comida, miró a la estantería donde descansaba su amado bajo, Susan.
-Lo siento, Susan, pero si te llevo conmigo puede que te usen para chantajearme. -Murmuró por lo bajo con pesar.
Su vista se deslizó hasta quedar encima de la cama, donde ahí se encontraba su oso de peluche que aún permanecía con él a pesar de todo lo que había pasado.
-Tomee... -Dio un suspiro.- Yo quiero hacerlo... Debo hacerlo, si van acabar con ustedes... Prefiero hacerlo yo mismo.
Cogió su bajo con cuidado entre sus manos para luego sentarse al borde de la cama, inspiró hondo para luego soltarlo en forma de suspiro, colocó a su oso a un lado suyo para luego comenzar a tocar melodías provenientes de su querido instrumento; si iba ser la última vez ahí, sería mejor que disfrutara de aquellos últimos momentos.

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[ONE] //Eddsworld
FanfictionLa guerra estalló Tiene que sobrevivir No puede confiar en ninguno de los dos mandos Él está solo. >>Todos los personajes pertenecen a Edd Gould (q.e.p.d.) >>No se permiten copias o adaptaciones. > La imagen de portada me pertenec...