La niña se encontraba en su cuarto jugando con sus peluches, había traído varios para que el de lentes no se sintiera solo aunque con la presencia de Eliza ya le era suficiente no la molestó con ello.
Observaba a la niña jugar desde el borde de su cama con una tranquilidad que no lo sentía nada correcto, aún se preocupaba por su pareja, a veces sentía que sus pesadillas se harían realidad en cualquier momento pero no tenía ni la menor idea de dónde mirar; se acordaba vagamente de la localización de la base más cercana pero si lo veía en un mapa tal vez a lo mejor podría dar una localización mucho más exacta. Un suave tirón en su pierna hizo que bajara la vista para ver como la pequeña era el origen de la acción, abrazaba uno de sus peluches con su otro brazo.
-¿Te encuentras mejor? -Le preguntó un tanto preocupada.
-Sí, creo que estoy mejor. -Revolvió el cabello de la contraria obteniendo un quejido.
Dejó escapar una suave risa al verla reaccionar de esa manera, sentía un cariño paternal por la niña. Eliza se arregló el cabello antes de levantarse de su lugar y salir corriendo de la habitación logrando confundir un poco al de lentes pero éste no le tomó mucha importancia.
Apoyó sus brazos en sus rodillas mirando los peluches que había dejado la niña tirado, cogió uno que se asemejaba a un oso y recordó a su Tomee Bear por lo que se preguntó si se encontraría bien. Pero entonces recordó a Mar, la prima de Luis, que también debía estar en las garras del noruego y al pensar en él hizo que se estremeciera al recordar como él se había llevado lejos a Luis. No podía evitar pensar en que tal vez nunca lograría encontrarlo si seguía estando en ese estado y estando en aquel lugar, poco a poco empezó a sumergirse en pensamientos negativos y profundos pero la voz de Eliza hizo que saliera de aquel agujero que él mismo cavaba.-¡Tom! -Alzó la vista para mirar a la de cabello trenzado y notó que se estaba poniendo ropa abrigada encima de la normal- ¡Necesito tu ayuda!
Se levantó con cuidado dejando el oso a un lado y se acercó a la contraria mientras evitaba pisar algún peluche, una vez a su lado se arrodilló ante ella y le ayudó a colocarse una chaqueta.
-¿Vas afuera? -Le preguntó el de lentes alzando una ceja- No creo que sea seguro...
-Voy al granero -dijo la pequeña sentándose en el suelo para ponerse unas botas de nieve-, mamá suele darle de comer a los animales pero como ha salido.
-¿Quieres que te ayude? -Preguntó de manera inconsciente aunque luego se arrepintió tras pensar que a lo mejor no había mejorado del todo.
Notó unas pequeñas manos apoyarse en su frente y un rostro borroso apareció delante suya, sus lentes se ajustaron solas y con esfuerzo para lograr verificar el rostro de Eliza. Ella sonrió mientras cerraba sus ojos.
-No tienes fiebre, eso es bueno. -Se separó dejando que Tom se levantara y apoyara su mano en el umbral- Eso sí, iré a buscar ropa abrigada, creo que el de papá te sirve.
Tom asintió un poco dudoso pero no detuvo a la niña corretear hacia el cuarto de sus padres, caminó por el pasillo siguiendo sus pasos encontrándose pronto en un cuarto grande que se caracterizaba con las mismas paredes lima pero con más fotos colgadas, tenía también algunas estanterías con libros y algún que otro jarrón; en el centro del cuarto había una cama matrimonial de sábanas verduscas totalmente ordenado. A derecha de la entrada se encontraba un armario grande donde la niña abría con cuidado las puertas.
-No sé si tu madre me dejará... -Murmuró por lo bajo pero lo suficientemente alto como para que Eliza le escuchara.
-Mamá te dejó la camiseta de papá así que no le molestará algún que otro abrigo. -Rebuscó entre las prendas que habían colgadas hasta llegar a un abrigo parecido al suyo solo que era más grande y de tonos mucho más oscuro.
Tom no tuvo de otra que ir junto a ella para recoger el abrigo que le mostraba.
-¿Segura que...?
No acabó cuando vio que la pequeña ya se encontraba negando con la cabeza, se limitó a dar un suspiro y colocarse el abrigo encima que le quedaba un poco grande pero igual cumplía su función.
Eliza le entregó también unos pantalones más gruesos junto con botas para la nieve además de darle guantes y una bufanda; se sentía un poco mejor con toda aquella ropa encima pero igual seguía sintiéndose raro, no quería molestar a Sarah con ello.-Ya podemos salir. -Dijo animada la niña antes de salir con un paso que delataba su estado.
El de lentes fue detrás de ella tras haber cerrado las puertas del armario, vio como la niña se detenía junto a la puerta para esperarle por lo que sonrió de manera leve.
-La comida de los animales están en el trastero, al lado del granero por lo que no estaremos mucho afuera. -Explicó Eliza dando una sonrisa.
-Bien, salgamos entonces.
Una vez a su lado la niña abrió la puerta con cuidado para mostrarle lo que sería el jardín delantero; nunca había visto la casa desde afuera por lo que sería nuevo para él. Salieron de la casa procurando mantener la puerta cerrada, no hacía viento y no se encontraba nevando por lo que habían escogido un buen día para salir al granero. Delante suya podía divisar extensiones de tierra cubierta por la capa blanca que les dificultaba el paso, a su izquierda lograba ver el famoso granero donde una vez se había escondido de la Armada Roja; se dio la vuelta para ver el lugar donde vivía la pequeña familia que era un edificio de una manera resistente pintado en un amarillo pastel, las ventanas se encontraban cerradas con un bordillo azul claro pero dejando que un poco de escarcha de formara en la cristalera.
-¡Vamos, Tom! -Eliza le cogió de la mano tirando de él para llevarle hacia donde se encontrarían los animales hambrientos.
El nombrado tuvo que reaccionar para no ser tirado al suelo por lo que la siguió de cerca, en la nieve podía notar las huellas de unos neumáticos que se desviaban hacia el lado contrario a donde irían; supuso que debían poseer un vehículo para poder ir al pueblo.
Sarah no tardó en regresar a la casa con bolsas de comida por lo que alcanzó a ver a Tom vestido con la ropa de su marido, la niña había dicho que fue idea suya ya que necesitaba abrigarlo para que le ayudase en lo de la comida; por suerte, a la mujer no le pareció importarle lo que llevara puesto pero le regañó al de lentes por la posibilidad de que pudiera haber tenido otro ataque y que no debió haber salido de la cama. Éste no tuvo otra que regresar al interior de la casa quitándose la ropa abrigada que llevaba encima pero al ver como la mujer entraba en la casa con aquellas bolsas pesadas no dudó mucho en ir ayudarla, a pesar de que él estuviera medio enfermo estaba en mejor condición que la mujer y la ayudó junto con Eliza.
-Pareces encontrarte ahora mucho mejor -le comentó Sarah mientras guardaba la comida de la primera bolsa y él se dedicaba a guardar la segunda-, pero esta vez de verdad.
-No estoy muy seguro, todavía tengo esos escalofríos. -Dudó el de lentes dejando abierta el armario donde se guardaba la comida de lata.
-Bueno, todo el mundo tiene escalofríos y es algo normal -intentó tranquilizarlo antes de pasarle a su hija unos tomates haciendo que ésta fuera a guardarlos-, creo que en un día o poco más estarás listo para irte...
Tom se detuvo ante aquello, era verdad, se tendría que ir del lugar pero por alguna extraña razón le desagradaba la idea; tal vez era porque veía a Eliza como la hija que nunca pudo tener. Soltó un suspiro asintiendo, sabía que nunca podría quedarse para siempre.
-Sí, tal vez vaya siendo hora. -Guardó las latas arriba.
-Eliza te echará de menos -Sarah detuvo sus actos antes de mirarle-, probablemente yo también eche de menos reprocharte no salir de la cama.
El de lentes dio una sonrisa ladeada al escucharle decir aquello, sabía que solo intentaba aliviar la idea de marcharse.
-Yo también os echaré de menos.
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[ONE] //Eddsworld
FanfictionLa guerra estalló Tiene que sobrevivir No puede confiar en ninguno de los dos mandos Él está solo. >>Todos los personajes pertenecen a Edd Gould (q.e.p.d.) >>No se permiten copias o adaptaciones. > La imagen de portada me pertenec...