Capítulo XVII

24.2K 1.2K 55
                                    

El sábado, luego de que Roger se fuera de mi casa, hablé con Leslie, no podía estar preguntando e insinuando cosas porque sí, debía ser un poco más prudente en situaciones como esas. Preguntarle a mi jefe que si le gusto, fue irrespetuoso.

—Leslie, no puedes estar preguntando a mi jefe si le gusto —le digo.

Leslie se encuentra mirando el teléfono, viendo algún vídeo de baile.

—Pensé que era tu novio —responde, sin despegar su mirada del móvil.

—Te dije más temprano, no es mi novio y no lo será —replico, alzando la voz para que me preste atención.

Leslie deja de ver el teléfono y me mira con ojos culpables.

—Lo siento —se disculpa cabizbaja.

—Sólo somos conocidos, estamos conociéndonos, somos diferentes.

— ¿Por qué lo dices, Lola? —Leslie se levanta del suelo donde estaba sentada.

—Porque sí. —Suspiro—. Olvidemos lo de hoy. Ya sabes que debes ser más prudente —le digo, tocando su cabello.

Leslie me abraza y luego me da un beso en la mejilla.

—Te quiero, Lola.

—Y yo a ti, pequeña. A pesar de que intentes ser cupido —bromeo. Ella se ríe.

—Solo quiero que seas feliz.

Es lunes, la oficina nueva me gusta, tiene un ventanal donde se puede ver la ciudad; En el sótano donde estábamos, veíamos sólo las tuberías y las paredes envejecidas carentes de pintura.

Este nuevo lugar es algo más tranquilo, más nuevo, se siente una gran diferencia.

Laura ha tardado en llegar por un atasco en el tráfico, Seattle ha amanecido lloviendo y las calles están muy resbaladizas. Hoy ella viste un suéter muy colorido y una bufanda a juego, extravagante pero se ve estupenda en ello.

Son las diez de la mañana, desayuné poco porque no tenía hambre cuando desperté, es por eso que he decidido ir a la cafetería de siempre por un café y un bollo de chocolate.

Tomo mi monedero, me abrocho el suéter de color negro que traigo puesto y me dispongo a ir al ascensor, mientras espero que llegue a mi planta, reviso el monedero si llevo mi tarjeta para pagar.

La caja metálica se estaciona en el sexto piso de Sunshine, cuando dejo de mirar el monedero y subo mi vista, lo veo. Roger se ve imponente en un traje color negro a juego con una corbata azul oscuro.

Trago saliva.

Actúa normal Lola, me digo mentalmente.

—Buenos días —saludo educadamente.

No sólo estaba él, estaba un hombre a su lado, debería estar en sus veintitantos y tiene unos ojos azules impresionantes.

—Buenos días, hermosa —saluda el hombre de ojos azules—. ¿Nos conocemos?

Trato de no mirar a Roger, él sólo permanece callado, ni el saludo respondió.

¿Le da miedo hablarme? ¿O no quiere que se nos involucre?

¡Por Dios!

Un saludo es solo cordialidad, ser educado, tampoco es que tengo escrito en la frente que hemos tenido sexo.

Recuerda Lola, que fuiste tú la que prácticamente lo botó de su casa por su "emergencia". Definitivamente mi mente juega conmigo hoy. Trae comentarios fuera de lugar.

NO DIGAS NADA Y DISFRUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora