Capítulo XXXVII

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No sé cómo ha transcurrido un mes tan rápido, todo ha sido una montaña rusa en mi vida. La empresa ha estado calmada, Laura y yo seguimos haciendo los balances semanales, cada una hace su presentación la semana que le toca. Hemos afianzado nuestra amistad, ella ha sido un poco más abierta en su vida.

Me contó que su padre está muy enfermo y ella está a cargo de sus padres. Ella es una buena persona que quiero que sea feliz en su vida. Raymond, de vez en cuando, se aparece en mi casa para comer o solo hablar como amigos. Desde que le dije que tenía a alguien más, él lo aceptó y eso es nuestro estado: amigos.

Por otro lado, he estado saliendo en pequeñas citas con Roger, cada semana hemos ido a cenar, caminar por algunos parques. Ha sido todo tan maravilloso.

—Lola, ven —me llama Roger desde una joyería. Estamos en un centro comercial de la ciudad, estábamos en el cine. Sí, él aceptó venir y me siento muy feliz por eso. Lucimos como una pareja, él ha sido atento, cariñoso. Estas semanas me ha demostrado que de verdad me quiere.

Camino hacia donde está él, observo que está viendo una cadena de oro con un dije de una rosa, es bellísima.

—Dime, cariño —digo llegando a él.

Roger me mira y sonríe.

—Te regalaré esta cadena, ¿te gusta? —me pregunta acomodando un mechón de mi cabello.

Sonrío.

—Me encanta.

Vamos a comprarla entonces dice arrastrándome hacia el interior de la joyería.

—Roger, espera —lo detengo por un momento—. Hace un tiempo dejaste un anillo en mi casa.

Sus ojos se abren un poco más, ¿asombrado? Él se queda pensando un momento y luego sonríe.

—Oh, mi anillo, cierto. Es de graduación... —Es lo único que dice.

Suspiro aliviada. Siempre rogué para que no fuera de otra cosa, como un matrimonio o compromiso.

—Luego te lo doy —le digo sonriente.

Toco la cadena en mi cuello que no me he quitado desde ese día, esta semana no lo he visto mucho. Hace dos semanas fue la entrevista con la trabajadora social y creo que todo salió bien.

Bienvenida, soy Lola Walts me presento dejándola pasar.

Ella mira el lugar, luego regresa su mirada hacia mí, esboza una sonrisa cálida, esas de "tranquila, todo estará bien". Estrecha mi mano y después se sienta en el sillón de mi sala de estar.

—Petry Lorent —se presenta—. Tiene un apartamento pequeño, pero se ve acogedor.

Esta señora me tiene nerviosa y ansiosa desde que el abogado me informó que vendría algún día del mes; respiro lentamente mientras observo cada mirada que le hace a mi hogar.

—Bueno, señorita Walts, yo solo le haré preguntas, usted responde y terminaremos esto rápido —explica. Saca una carpeta de su bolso con un bolígrafo—. ¿Qué profesión tiene? ¿Dónde trabaja?

La visita de la trabajadora social duró dos horas, fue realmente agradable. Le expliqué dónde dormiría Leslie, el plan que tenía para llevarla a la escuela, sus clases extracurriculares. Todo lo que he planeado desde hace mucho tiempo. Ella asentía ante mis planes, estaba de acuerdo con algunos cambios y otros solo me aconsejaba, que los pensara mejor. Le respondí cada una de sus preguntas, hasta la que me hizo pensar sobre mi relación con Roger.

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