Capítulo VII

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Me levanto, tomo su camisa que estaba en el suelo, y me la coloco mientras voy al baño a asearme un poco. Le echo un vistazo a Roger, él está revisando su teléfono con el ceño fruncido. Quizás tiene problemas, no le doy mucha importancia y me adentro al baño.

Estoy en frente del espejo, luzco igual a cuando estaba un poco achispada más temprano, pero mi rostro está más sonrojado, mis ojos más brillantes y oscuros, no son el mismo color miel que siempre tengo. Mi cabello es una maraña, luce como si alguien dijera: «Sí Lola, acabas de tener sexo caliente con un hombre caliente», Laura diría algo como eso.

Abro mis ojos, no, ella nunca se enterará de esto.

— ¿Te fuiste por el lavamanos? —Se escucha la voz de Roger preguntar detrás de la puerta—. Los bocadillos llegaron.

—Sí, ya voy.

Termino de asearme, me arreglo la maraña de cabello despeinado que tengo sobre mi cabeza, orino y salgo, lo miro y sigue igual de guapo que hace rato. Suspiro.

Camino hasta donde está, ambos estamos sentados sobre la cama.

—Hola —masculla, mientras come una fresa con chocolate.

Observo que nos han traído un bol lleno de fresas, y otro con chocolate derretido.

—Hola —digo de forma tímida. Pienso que no fui para nada tímida hace unos minutos atrás.

—No creas que esto lo hago siempre —empieza a decir—, hoy quería diversión, quería despejar mi mente un rato, desde el día de la presentación me tenías hechizado, embobado, tenías algo que me atraía y hoy... —menea su cabeza—, me dejaste asombrado, tu figura se veía impresionante en ese vestido. Y luego te mordiste los labios, no me pude contener. Tenía que hacer algo y dar el paso hacia a ti.

Me sorprende que él diga todo esto, no sé qué decir. Sacudo mi cabeza.

—No importa, yo también quería emoción, pero como te dije, nunca hago esto —Hago una pausa—, es una primera vez.

Tomo una de las fresas untada con chocolate y la llevo a mi boca.

Él se me queda mirando, termino de comer mi fresa, y tomo otra, están deliciosas; además, no alcancé a probar todo los aperitivos que habían en la ceremonia por andar de lujuriosa con mi jefe.

Roger se acerca, toma mi mandíbula y me besa en la comisura.

—Tenías chocolate —dice. Él saborea sus labios, qué sexy. Ese gesto me tomó desprevenida.

Este hombre es muy seductor.

—Gracias. —Intento terminar de comer mi fresa, pero él toma mi rostro de nuevo con sus manos y me besa. Se acerca y empieza a desabrochar la camisa blanca que llevo puesta, su camisa.

Round dos, aquí vamos.

No sé cómo explicar esta noche, Roger Butler es el dios del sexo, qué Grey ni que nada, he disfrutado más que nunca. Él es alguien que no quieres dejar de besar, o que necesitas que te haga suya a cada rato. No me arrepiento para nada de esta noche. Admito que sí fue caballero, pero salvaje, y me encantó.

*

Son las cuatro de la mañana y vamos llegando a mi edificio, él no ha dicho «gracias», «olvidemos esto»; nada, solo silencio y uno que otro beso.

—Me la pasé muy bien esta noche, Lola —comenta Roger, estacionándose cerca de la entrada de mi edificio.

—Yo igual, pero es solo una noche y como el cuento de la cenicienta, ya ha acabado.

—Lo sé. —Él tiene una expresión seria, pasa su dedo índice y pulgar por sus labios. Es algo que hace muy seguido.

—Mañana volveremos a hacer el jefe y la empleada. —Tomo mi cartera y me desabrocho el cinturón de seguridad.

—Gracias, Lola —murmura de pronto.

Frunzo mi ceño, ¿me está agradeciendo como si fuese una chica de un servicio sexual o qué? ¿Entonces, sí es un idiota?

— ¿Por qué me agradece, señor Butler?

—Por haberme hecho olvidar mi mundo por un rato.

Lo miro extrañada pero sin emitir palabra alguna.

—Buenas noches, señor Butler.

Me toma desprevenida y me besa, nunca olvidaré sus labios, carnosos, que saben qué hacer con ellos. Pero esto es una despedida, nunca volverá a suceder.

—Buenas noches, Lola.

—Recuerde, esto nunca sucedió, y soy la señorita Walts.

Dicho eso, salgo del auto. Dentro queda un Roger consternado, pero que fije pie en tierra, que recuerde quiénes somos en verdad, y la realidad no se puede cambiar.

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