Capítulo XXXVI

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El club nocturno que hemos venido es algo moderno, playero y tiene un toque sofisticado. Sabía que Roger no iba a llevarme a uno normal donde vayan todos los turistas, esto se parece más a un bar restaurante que un club, pero sigue habiendo la típica bola de disco en el centro del lugar, mesas VIP como en el club de su hermano que fui con Raymond, los meseros van y vienen, al igual que está la típica barra para pedir los tragos.

Me gusta el lugar, es agradable.

— ¿Te gusta? —pregunta Roger, tendiéndome una copa de champagne frío. Él sostiene otra en su mano—. Esto es para comenzar y brindar por el éxito de hoy.

Roger me sonríe, yo lo hago de vuelta.

—Gracias —sostengo mi copa al aire, él hace lo mismo—. Por más éxitos para ti, para la empresa y...

—Para ti, Lola —me dice chocando su copa con la mía, luego bebe de ella.

Doy un trago a mi copa, está muy rico.

—Pedí unos snacks, pero los traerá un mesero —me dice sentándose a mi lado en el sofá cerca de la mesa. Estamos en la zona VIP, la vista al lugar es genial.

Habíamos cenado en un restaurante cercano a este club, luego nos vinimos hasta acá. Quizás, sean casi las nueve de la noche.

El club no es al aire libre, pero creo que también tiene una terraza con una vista hacia la playa. Veo personas ir y venir por una puerta corrediza, supongo que es por ahí.

—Rubia —me llama Roger, volteo a verlo.

Me acostumbré a que me llamara así.

—Dime —respondo, bebo mi último trago de la copa de Champagne.

—Me gustas —sonríe.

Meneo mi cabeza sonriendo también, este hombre me tiene mal.

—Y tú a mí, Gruñón —le digo tomando con mi mano su rostro.

Roger corta distancia y me besa. Su boca sabe a alcohol, a él. Muero por sus besos, espero que no se acaben nunca. Nos separamos y vemos que el mesero se acerca a nuestra mesa con los bocadillos.

—Buenas noches, aquí está su orden. ¿Otro trago? —pregunta el mesero.

—Gracias, sí. Trae un whiskey para mí, ¿tú que quieres, Lola? —voltea su rostro en mi dirección para verme.

—Un vodka, estaría bien.

—Bien, una botella de whiskey y otra de vodka —le explica Roger al mesero.

Me sorprendo, se supone que serían vasos, no botellas. Siento que vamos a perder hasta el conocimiento esta noche.

Nos vamos a descontrolar.

A la mierda, esta es nuestra noche. Roger se me declaró, tuve éxito en la conferencia y ahora él está conmigo, ¡Vamos a celebrar!

El mesero se va con nuestras órdenes, mientras esperamos, saco mi teléfono para tomar una foto del lugar.

—No pensé que hablabas de comprar botellas, ¿vamos a perder la consciencia esta noche? —le digo bromeando.

—Vamos a celebrar por todo, por estar juntos, por ti —me dice esbozando una sonrisa ladeada. Toma un mechón dorado de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja. Sonrío.

Tomo fotos del lugar, algunas a Roger y luego nos tomamos una selfie.

—Esta selfie de nosotros es muchísimos más genial que la que te tomaste con Raymond —dice burlándose.

NO DIGAS NADA Y DISFRUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora