Miro la nota con amargura. Suspiro frustrada, sé que no puedo preguntar sobre su vida personal. Así que hago caso omiso a todo esto y decido irme de la habitación. Cualquiera moriría de estar en una suite de hotel, pero no yo, no luego de que me abandonaran aquí después de tener sexo, como si yo no valiera nada.
Mi orgullo grita: ¡VETE DE AHÍ!
Tomo la nota, la tarjeta y el dinero, menos mal había traído mi bolso y no lo había dejado en el auto, porque ahí sí me hubiese enfadado demasiado.
Roger, no sé nada de ti y no me gusta eso.
Entiendo las reglas, pero son molestos estos desplantes.
Llego al lobby del hotel, entrego la tarjeta, la recepcionista me mira con lástima, porque llegué con un hombre y ahora me voy sola. Igual debió haber visto a Roger irse apurado.
Sólo le agradezco, le pido el servicio de taxi y voy directo a mi apartamento, apenas son las ocho de la noche.
Al llegar a la avenida donde queda mi apartamento, decido ir al supermercado que está cerca. Es temprano, no he cenado y quiero tener una cena de tacos.
Llego a Laysi Store, compro lo que necesito para hacer mi cena, pago y me dispongo a caminar hasta mi apartamento, ya es muy tarde para saludar al señor Juancho, el mexicano de setenta y nueve años con quien comparo mi pobre silla reclinable; es una persona agradable, me ha contado muy buenas historias. Él me habría dado consejos para poder hacer mejor mis tacos está noche.
Pero ya es tarde.
Una cena de frustración y enojo. Eso es lo que es.
Camino hasta llegar al edificio donde vivo, pienso en lo que sucedió y cómo se comportó Roger.
Él sólo revisó su teléfono con el ceño fruncido, maldijo y luego se disculpó porque debía irse rápido. Lo primero que pienso es en su mamá, quizás esté enferma.
Sé que lo que tenemos no es una relación, sino solo un acuerdo para tener sexo casual sin compromisos ni preguntas sobre el otro, pero me molesta no saber de él o por qué se fue tan apresurado. Llámame ilusa, pero podríamos ser amigos, ¿no?
—Oh Roger, no me vuelvas loca, por favor —suplico en voz alta mirando al cielo, quizás no me escuche Roger pero si la Divinidad que está allá arriba.
Llego al apartamento, este no es tan grande, y vivo aquí después de la muerte de mis padres. Cuando ocurrió el robo y el asesinato de ellos, nos dijeron que debíamos desalojar el apartamento donde vivíamos, el que está al frente de la casa de los engañosos.
Vivíamos de inquilinos y fue tan grande el escándalo que al dueño no le gustó y nos sacó de allí. Además, no tenía dinero para pagar la renta.
Una compañera de clases me dio alojo en su casa, mientras ocurría todo. Mi graduación fue meses después de la muerte de mis padres. A mi hermana, la llevaron hasta un centro de cuidado mientras se decidía su custodia.
En los meses siguientes, se efectuó la audiencia de Leslie para obtener su custodia. No la obtuve, ellos ganaron. Tenía el compromiso con mis padres de tenerla conmigo de vuelta, así que empecé a trabajar como contadora en Sunshine después de tantos trabajos de medio tiempo; a pesar de que era nueva en ello, me aceptaron. Apenas estaban fundando la nueva empresa y necesitaban asistentes en el área de contabilidad.
Veo alrededor de mi apartamento, solo tiene dos habitaciones, un baño, la cocina junto a la sala y una pequeña mesa que sirve como comedor o escritorio, la sala con sus muebles y un televisor. Cuando tenga la custodia de mi hermana definitivamente, ella vivirá aquí conmigo, podremos llevar todo en orden, mientras trabajo duro para ser la Gerente de finanzas de la empresa; esa es una de mis metas, así podré cuidar y criar a mi hermana, ayudarla con su educación y darle todo lo que merece.
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NO DIGAS NADA Y DISFRUTA
ЧиклитLola Walts, es una joven contadora que trabaja en el sótano de una empresa de inmobiliaria, con una hermana a cuidado de personas engañosas, queriendo una vida nueva donde no tenga preocupaciones, solo decide disfrutar de una noche donde se olvidara...