Capítulo XXXI

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Llevo dos días sin saber de Roger, si tomamos en cuenta de cuando Laura me dijo que él estaría ausente por esta semana. No le he enviado ningún mensaje, él tampoco ha dado señales de vida. Me preocupa que algo esté mal con él. Necesito hablar con Raymond y preguntarle qué sucede.

Me siento impaciente.

Es miércoles, hoy buscaré a Leslie para que vayamos a comer juntas, necesito estar con mi hermana, siento que la he descuidado un poco estas semanas donde mi cabeza solo ha rondado en trabajo y Roger.

El abogado no me ha llamado ni yo a él, pero sé que la audiencia será pronto, él lo dijo, pero siento que las semanas transcurren y ese día no llega. La fecha acordada era entre esta semana y la otra, pero la han suspendido varias veces, porque están buscando más pruebas para validar que sí puedo cuidar de mi hermana.

Salgo de la oficina más temprano de la hora de salida, intento que un taxi se estacione rápido para poder buscar a Leslie en la escuela, ya le había enviado un mensaje más temprano que la buscaría cuando saliera de la escuela. Uno se estaciona y doy gracias al Cielo.

Llegamos a la escuela, llamo a Leslie, ella me mira con ojos sorprendidos, estaba hablando con un chico muy guapo, un poco más alto que ella y quizás unos dos años mayor. Frunzo el ceño pero sonrío cuando el chico le da un beso en la mejilla y se despide de ella, ve hacia el auto y yo le saludo con la mano, él se sonroja y esboza una pequeña sonrisa, alza su mano y me devuelve el saludo. Leslie no se da cuenta, pero sus mejillas están sonrojadas y tiene una sonrisa tonta en sus labios.

Mi pequeña hermana está creciendo, le gusta un chico y está feliz.

— ¡Lola! —exclama Leslie al abrir la puerta trasera del taxi, se sienta a mi lado.

— ¡Leslie! —Sonrío abrazándola.

Le informo al conductor a dónde iremos, estamos yendo a un pequeño restaurante en el centro de Seattle.

Vuelvo a mirar a mi hermana, ella sigue con sus ojos brillosos, su sonrisa bobalicona y sus mejillas teñidas de rosa.

—Así que... supongo que ese es el chico que te gusta —musito sonriendo de manera pícara.

—Ehm... —Leslie lleva sus manos a su rostro para cubrir su nuevo sonrojo—. Sí, es él.

Destapa un poco sus manos y me mira entre sus dedos. Me carcajeo al verla de esta forma, ilusionada con un chico, quizás su primer amor. Sonrío.

—Es lindo, pero tienes que decirme quién es, qué le gusta, cómo se llaman sus padres.

— ¡Lola! ¿Eres ahora una detective privada o qué?—me pregunta.

—Contigo lo seré Leslie, me preocupo por ti, soy tu hermana.

—Lo sé, pero me da un poco de pena.

—No la tengas, soy tu amiga, cuenta conmigo.

Ella sonríe de medio lado.

—Está bien, te lo cuento cuando lleguemos al restaurante.

La abrazo de nuevo y hablamos sobre trivialidades hasta llegar a nuestro destino.

*

— ¿Tú crees que le guste también? —interroga Leslie comiendo su helado de vainilla y fresa.

Hemos estado en el restaurante por casi una hora, comiendo, hablando y poniéndonos al día con nuestras vidas. Amo estar con mi hermana, y me gusta esta relación de amistad que he estado construyendo con ella, donde además de ser su hermana, seré su amiga y confidente.

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