Capítulo XXI

23.6K 1.1K 97
                                    

Han pasado unos días, Roger y yo seguimos viéndonos y teniendo mucha acción en la cama y fuera de ella.

El martes cuando fue a cenar a mi casa, la pasamos muy bien, hablamos sobre películas animadas y sobre cine también. Fue sorprendente que tuviésemos gustos similares. Sabía perfectamente que no podíamos salir en plan de cita pero me hacía ilusión hacerlo con él.

Tal vez, algún día lo podamos hacer.

Eso espero.

El tiempo pasa, casi llevamos veinte días saliendo, poco a poco el tiempo va corriendo, y en un abrir y cerrar de ojos cumpliremos los dos meses estipulados. ¿Qué sucederá después? No lo sé. ¿Qué ocurrirá con nosotros si afianzamos la relación y creamos sentimientos por el otro? Tampoco lo sé. Y aunque no quiera pensar en ello, me preocupa y me da ansiedad.

—Lola. —Me llama Roger desde el mueble que está en la sala frente al televisor.

Estábamos viendo películas después de un maratón de orgasmos.

—Dime. —Estoy vestida con su camisa blanca de trabajar y descalza, él solo está en calzoncillos.

Camino desde la cocina, estaba bebiendo un vaso de agua.

—Si las cosas fueran diferentes, saldría contigo.

Frunzo el ceño, no entiendo. ¿Qué sería diferente? ¿Nuestras vidas?

No digo nada y solo lo miro. Estoy confundida y un poco triste por sus palabras.

Eso me hace sentir mal, es como si dijera que en otra vida pudiéramos estar juntos. No en esta.

— ¿A qué te refieres con diferente? —inquiero acercándome.

Él baja la mirada, tensa su mandíbula y vuelve a mirarme.

—En otra vida.

Oh, lo dijo.

— ¿No puede ser en esta?

He dicho mucho, con eso, puede pensar que quiero una relación con él y, no sé si lo vaya a malinterpretar.

Mi corazón se detiene esperando su respuesta.

—En estos momentos... no.

—Uhm... —Dejo de mirarlo. Me enfoco en la película que estamos viendo.

No emito ninguna palabra, el momento se ha vuelto un poco incómodo y tenso. No sé qué decir. Estoy confundida.

A veces pienso que soy masoquista por seguir con él de esta manera. Ocultándonos. Pero no me quiero alejar. Hay algo en él que me atrae todo el tiempo, que me hace no poder alejarme.

—Eres muy hermosa, Lola.

Roger me toma con sus dedos mi mentón y gira mi rostro para verle directo a los ojos.

Me sonríe, yo hago lo mismo, pero sin mucha emoción.

Se levanta del sillón y me jala del brazo para que me levante también.

—Ven. —Me besa en los labios suavemente—. Démonos un baño.

Me suelta, me da un cachetón en el trasero y sale corriendo.

—Atrápame si puedes —dice mientras se ríe y corre como un niño hacia el baño. Sacudo mi cabeza riéndome y corro tras de él.

Solo hazte de la vista gorda y, disfruta con él, Lola.

NO DIGAS NADA Y DISFRUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora