Capítulo XXVIII

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Esta semana ha sido un desastre, entre el estrés de que pronto será la audiencia de Leslie, mi período poniéndome en miles humores y el trabajo, todo ha sido un caos porque se acerca la exposición y los balances generales de la empresa, y luego está Roger que no se ha despegado de mí.

No sé por qué, pero ha ido cada día a mi casa a ver cómo estoy, me ha llevado chocolates, todo tipo de dulces, comida para cenar y hemos visto un sinfín de películas animadas de Disney. Cualquiera diría que somos una pareja.

Sólo me sigue molestando que se vaya a las doce como la cenicienta y que siempre esté pendiente de su teléfono, si lo llaman, se tensa y se aleja para hablar en privado.

Avanzamos pero retrocedemos, al mismo tiempo.

— ¡Lola! —llama Roger corriendo detrás de mí.

— ¡Roger! —Grito eufórica riéndome hasta no poder.

Él intenta tomar el paquete de galletas de chocolate que trajo, me he comido la mayoría de ellas y sólo queda una, él la quiere.

Enseño la galleta y la alzo riéndome de él. Miro su postura, está con sus manos en la cintura mirándome con una ceja alzada vestido con sus pantalones de trabajar y sin camisa.

Juegas sucio, Rubia. —Esboza una sonrisa de medio lado, esas de las que me encanta ver.

No me mires así, ni sonrías de esa forma digo.

Él se va acercando, retrocedo unos pasos y choco contra la pared, no me había dado cuenta que me ha acorralado.

¿Qué hay de malo en mi sonrisa?

Que me derrite confieso suspirando.

Está cada vez más cerca, coloco la galleta en mis labios.

Es...uhmm... mía digo entrecortado.

Él llega a mí, me toma de la cintura, y muerde el otro extremo de la galleta.

Sus ojos marrones me miran con un brillo especial, nos miramos por un rato. Siento sus manos dentro de mi camisa, rozando sus dedos por mi espalda.

Comenzó siendo un juego por una galleta y terminó siendo un juego de seducción.

Cierro mis ojos sintiendo sus caricias en mi espalda baja, de pronto siento la fuerza que hace con sus dientes tomando la galleta y alejándose. Abro mis ojos y río.

Tú sí que juegas sucio reclamo riendo.

Lo siento, hermosa hace una mueca de burla—, quería mucho esa galleta. Se acerca de nuevo y me vuelve a apoyar contra la pared, en segundos ya estaba besándome con frenesí y quitándome mi camisa.

—Lola, nos necesitan en dirección —informa Laura sacándome de mis pensamientos—. ¿Estaremos en problemas?

Laura frunce su ceño, mordisquea la uña de su pulgar mientras me mira.

—No hagas eso.

— ¿No hago qué? —pregunta.

—Mordisquear tus uñas, es desagradable —digo.

Deja de hacerlo.

—Lo siento, se ve mal, es cierto —se disculpa—. Estoy ansiosa por esa reunión.

—Debe ser para informarnos algo, no te preocupes —intento tranquilizarla—. Hemos hecho bien nuestro trabajo.

Laura y yo hemos estado trabajando arduamente esta semana para hacer bien los cálculos, balances, informes; tenemos que tenerlo listo para la otra semana, porque la exposición será dentro de dos semanas.

NO DIGAS NADA Y DISFRUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora