Capítulo XXII

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Llegué temprano a casa, estaba cansada de tanto trabajo y salí justo a la hora. Siempre termino los pendientes días antes, pero duro horas perfeccionando cada cuenta, cada balance, necesito tiempo para respirar.

A veces, trabajar tanto me agobia, me cansa la monotonía, además este acuerdo con Roger me frustra también, al pensar que no podemos tener una relación a la vista de todos. Me molesta.

Más temprano cuando entré a mi apartamento y dejé mi bolso en el recibidor, recordé la paleta de caramelo que tenía para Leslie, la saqué del bolso y la llevé a su habitación.

Este fin de semana no podré verla porque los engañosos la llevarán de paseo, Leslie estaba emocionada porque irían a un parque de atracciones y no le quería quitar la ilusión.

Aún no sé cuándo es la audiencia, pero mis niervos están a flor de piel; esta es la definitiva para estar con mi hermana.

Ya soy una adulta responsable, tengo un trabajo estable, una casa donde podemos vivir bien, solo me falta ella para estar completamente bien, para poder estar con el pedacito de familia que me queda.

Cuando estemos juntas, seremos ella y yo contra el mundo, siendo felices. Podremos sanar un poco el dolor de no tener a nuestros padres con nosotras.

Aunque Les no lo diga, sé que los extraña, que a pesar de los psicólogos que el Estado le ofreció en el momento, ella pudo mejorar, pero sé que todavía tiene pesadillas de hombres tratando de agarrarla mientras mis padres gritan.

Ella me lo contó una vez.

Es muy doloroso saber eso, mi corazón se arruga cada vez que recuerdo todo.

Miro hacia la foto que tengo de mis padres y una pequeña Leslie en brazos, que está en la sala en un portarretrato colgante. Me acerco a la pared y tomo la foto como mis manos. Detallo cada facción de sus rostros para nunca olvidarlos.

Estábamos posando en una de esas fotos familiares que toman las escuelas cuando hay eventos de padres. Sonrío al recordar a mi papá buscando como loco su corbata negra mientras mamá le decía que estaba en el cajón de siempre, era un poco alborotada nuestra casa, pero estaba llena de amor.

Retiro las lágrimas que brotan de mis ojos, y trato de que el dolor de mi pecho no me consuma de nuevo.

—Los extraño tanto... —Le hablo a la foto, veo a mis padres sonrientes, papá con su corbata negra y yo a un lado abrazándolos con Leslie en mis brazos.

—Les prometo que mi hermana estará conmigo pronto. —Mi voz se quiebra—. Todo va a estar bien, ¿verdad mamá? —Le pregunto a la figura de mi madre mientras paso mi dedo índice sobre ella, buscando reconforte en ella para seguir luchando, ser fuerte por mí y Leslie.

Suspirando me limpio las lágrimas y dejo el portarretrato de nuevo en la pared.

Son las ocho de la noche, supongo que Roger vendrá dentro de una hora. No me ha escrito desde los mensajes calientes de la tarde.

No sé qué esperar de él, su manera de ser, tan sigiloso sobre su vida me hace dudar tanto. No lo conozco. No me deja conocer nada sobre él. Es como si su vida fuera un secreto de Estado y nadie pudiese saber.

Niego con la cabeza, quizás es así... y ya está.

—No lo compliques más, Lola —me digo en voz alta—. Disfruta del sexo que te da, disfruta del momento.

Olvido los pensamientos que Roger trae a mi mente. Me dirijo hacia la cocina para poder hacer unos sándwiches de ensalada y pollo; quizás le gusten. No tengo muchas ganas de cocinar esta noche.

NO DIGAS NADA Y DISFRUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora