8 | ¿Celos?

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La semana se pasó con la correría del día a día, el viernes llegó finalmente, Andrea entró en la sala de Miranda viéndola leer el periódico de la mañana y colocó el vaso con café encima de la mesa, Miranda la miró y luego se desvió mirando, Nigel entró en la sala.

-Aquí están los croquis y los esbozos que pidió - Miranda lo miró así como Andrea, Nigel retribuyó la mirada a la morena y recibió un guiño - A las tres haremos los últimos ajustes del vestido.

-Esta bien - Dijo saliendo de la habitación.

- No va a contar, ¿no?

- No, yo no voy - Dijo Miranda mirando los dibujos.

- ¿De qué tiene miedo Miranda? Creo que en todos estos años, nunca te voy a dejar un tema así.

-Solo no quiero que se vaya.

-¿Y por qué iba a hacerlo?

-Tal vez porque recibió una declaración de amor venida de mí.

-No creo que sea para tanto - Andrea llegó a la puerta de la sala.

- Con permiso Miranda - Miranda la miró - Voy a buscar los documentos y materiales que pidió, si necesito algo simplemente llame a mi celular.

-No olvides de traer mi almuerzo, lo quiero al mediodía en punto.

-Esta bien - Andrea salió de la sala.

-Nigel, no estoy viendo aquí el dibujo que pedí para que fuera hecho para la nueva campaña.

-Están dando los últimos ajustes.

-Esta bien, quiero el libro, dile a Andrea que lo debe llevar hasta casa a las ocho.

-Está bien, tu vestido ya está listo, mandaré que ella lo lleve también.

-Bien... - Dijo cerrando el libro - Eso es todo.

- Cualquier cosa me llamame. "Yo mandaré a Serena a traer los tejidos para ser evaluados - Miranda afirmó en un gesto de cabeza.

Nigel salió de la habitación dejando a Miranda hacia atrás, ella se recargó en la silla y cogió el café girando a la ventana, en tan poco tiempo Andrea había vuelto su mundo de piernas para el aire, le había dejado frágil sólo con una simple mirada, una simple sonrisa, ella no estaba dispuesta a ser débil ante la situación, pero era algo inevitable. Andrea tenía ese poder sobre ella y no era necesario mucho para que todo el hielo se derretía, ella lo sabía, pero Andrea no necesita saber, por lo menos no por ahora.

A las horas se pasaron, Miranda estaba atenta al portátil cuando Andrea entró en la sala cargando muchas carpetas y bolsas, Miranda mordió los labios para sostener la risa al verla tan enturbiada y volvió la atención a lo que hacía, Andrea le puso el almuerzo de ella arriba de la mesa y luego empiezo a separar las carpetas, murmurando palabrotas cuando hacía algo mal, Miranda la miraba otra vez y luego desviaba la mirada. Así que todo estaba listo Andrea salió de la sala sin decir una sola palabra, estaba evitando mirarla, no quería encontrar ese par de ojos azules, pues ya no aguantaba más el deseo de besarla y no tardaría para que lo hiciera, principalmente si se mantuvieran tan cerca, no podría perder el empleo, mucho menos perder algo que no tenía, Miranda. Andrea miró a la mesa vacía de Emily, que obviamente había salido a almorzar, su teléfono sonó y ella pronto trató de atender, sonrió al oír la voz de la madre del otro lado, Miranda que la observaba por el cristal de la sala cerró el semblante, no sabía con quien Andrea hablaba, pero la sonrisa que cargaba no le agradaba ni un poco. Acaso eran ¿Celos?.

La Que No Podia AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora