3 | Nuevas emociones

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Andrea entró en la casa de Miranda completamente perdida en sus pensamientos, se acercó a la mesa con el jarro de flores colocó el libro haciéndole chocar contra el vaso.

-Demonios - Murmurró, sin darse cuenta de que Miranda la observaba.

-Ese jarro no será pagado con su salario de un año si tu lo rompes - Dijo volviendo la atención al libro - Y estás atrasada.

Lo siento, no era mi intención-Miranda la miró y observó la cara de Andrea completamente roja.

-¿Está todo bien? -Dijo Andrea. Tenía puesto unas gafas y eso solamente lo hace cuando estuvo llorando.

-Ven aquí-dijo Miranda golpeando el sofá junto a ella, Andrea la miró sin hacer ningún moviento- No muerdo... De hecho, sí, pero eso es otro asunto-Andrea se rió sin ser capaz de controlarlo y se acercó a ver Miranda quitarse las gafas, y sentada, ella la miró- Mejor dicho, ¿qué tienes tú?

Andrea bufa desanimada.- Rompí con mi novio, pero no es gran cosa, voy a estar bien.

- ¿Quién terminó?

-En realidad fui yo - Miranda la miró sin transparentar su contentamiento

- Yo no podría continuar con algo que no siento nada, pero no quería que fuera de esa forma, no quería que tuviera odio de mí.

-Tal vez él sólo está herido - Andrea comenzó a llorar copiosamente, Miranda al verla de aquella forma la tomó del brazo para cerca, haciendo que Andrea echara la cabeza en su pecho - Calma Andrea, nada de eso dura para siempre, una hora él percibirá que no es el primero en que te haga daño y que necesitas aprender a ser fuerte con eso, pasar por encima de cosas y gente, desgraciadamente esa es la vida, así es como tienes que ser, una hora que tienes que dejar que piensen y que digan lo que quieran.

-Creo que nunca me acostumbraré -dijo alejándose y secándose la cara.

-No es una opción, Andrea, es la única opción - Andrea sintió el cuerpo temblando en un escalofrío, no por lo que había escuchado, pero por los ojos azules de Miranda observándole con tanta atención, sintió su cuerpo calentarse y se levantó rápidamente.

-Yo me voy, gracias por oírme, hasta mañana- Miranda sólo la observó seguir hacia el pasillo y luego desaparecer de su vista.

La Que No Podia AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora