16 | Vino

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El final del día finalmente llegó, Andrea guardó todo lo que necesitaba ser guardado, se levantó y siguió a la sala de Miranda, viéndola de espaldas a la puerta, colocó las carpetas sobre la mesa y salió de la sala, Miranda giró la silla , mirando a guardar las cosas en la bolsa y luego se dirigió al ascensor, Andrea respiró profundamente cuando las puertas se cerraron y se apoyó en la pared gélida del ascensor, cuando salió de Runway cogió un taxi y siguió a su apartamento, saludó el portero con un breve acento de cabeza y entró, al llegar a la puerta del apartamento vio una caja media en el suelo, se acercó viendo que había papel con su nombre escrito y la cogió, entró en casa y siguió a la cocina, colocó la caja encima de la mesa y se fue a la habitación, siguió al closet, se despojó el vestido, de puso la bata, luego entró al baño, después de un breve baño se colocó una bragas y una camisa de dormir, colocó sus calcetines y siguió a la cocina, comenzó a preparar una salsa mientras la masa cocinaba, miró para la caja y bajó el fuego, siguió a la mesa y abrió la caja viendo una botella de vino dentro de la misma, observó la botella viendo que era un Primitivo Di Manduria Dal 1947 uno de los mejores de la carta de vinos italianos, tomó el sacacorchos y abrió sintiendo el maravilloso arramo de frutas negras maduras con un toque de vainilla. Tomó una copa y colocó una cierta cantidad, llevó la copa a la boca, dejando mojar sus labios, colocó la copa de lado y fue a ver la salsa, apagó fuego y escurrió la masa, escuchó el timbre y siguió a la puerta confundida, pensando que sería algún vecino , porque el portero ni siquiera había anunciado, abrió la puerta sorprendida de ver Miranda, el aspecto de la mujer delante de ella bajó a través de su cuerpo y luego regresó de la misma manera que ella la miró a los ojos, haciendo Andrea completamente espeluznante.

-¿Qué haces aquí? -pidió un impulso.

-¿Puedo entrar? -Andrea le dio un espacio completamente manchado, Miranda aspiró el olor que habitaba el lugar.

-¿Cómo puedo ayudarte, Miranda? ¿Algún trabajo? -Miranda la miró después de mirar a través del medio ambiente.

-No-dijo que buscando a Andrea en el ojo-vine a hablar de anoche.

-¿Me has estado ignorando todo el día y ahora quieres hablar de anoche? -Dijo irritada.

¿Realmente crees que voy a involucrar mi trabajo con mi vida personal, Andrea? No seas tonta.

-No estoy diciendo que te involucre, pero estabas fría, Miranda, pasaste todo el día alejándome de tí.

-No pude dejarte por ahí, no entiendes que si te quedabas yo acabaría dejando mi postura de mujer de hierro y me daría algo que veces estoy tratando de controlar -Andrea la miró sin reacción a la afirmación -No puedo exponer a mis hijas a eso, Andrea, incluso si es lo que más quieren, por ahora no puedo gritar en cuatro esquinas lo que siento, necesito entenderlo, es todo muy nuevo, muy reciente, tenemos que tomarlo con calma?

-¿Tenemos?

-Sí, porque no me gusta cuando rompen las promesas hechas a mis hijas -dijo sonriendo.

-Sabes que no lo prometí, sólo dije que lo intentaría, pero no fue una promesa.

-Oh, bien. Al menos vale la pena -dijo acercándose, Andrea sonrió bajando la mirada -Puedo hacer lo que quería hacer en todo el día -dijo en un susurro y lanzó la bolsa y el abrigo en el sofá, Andrea sonrió y se acercó tirando de ella en sus brazos, Miranda la estrechó en sus brazos y pronto sintió que los labios de Andrea la azucararon con lentitud mientras sostenía su cara, el beso tomó intensidad, Andrea sintió las manos de Miranda actuar detrás de su espalda y apretar la cintura, Miranda sonrió a la Siente un bocado en su labio y pronto el beso vuelve más intensamente, Andrea aspiró su labio y emitió un jadeo.

-¿Tomaras la cena conmigo? -preguntó cerca de sus labios, quedando atrapado en ese azul inmensidad, Miranda dijo, Andrea la besó de nuevo lentamente y pronto se alejó, los dos siguieron a la cocina, Miranda se sentó en frente del mostrador mientras Andrea le sirvió con vino.

-¿Te gusta el vino?

-¿Lo enviaste? -pidió la entrega de la Copa.

-Sí.

-Es divino -dijo yendo al lavabo terminar preparando la masa, poner la mesa y servirlas.

La Que No Podia AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora