CAPÍTULO 25

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<< Duras y pesadas despedidas de whisky; tío, sabes cómo hacer llorar a una chica >>

THE CHAINSMOKERS


Law frunció el ceño a medida que sus ojos recorrían las líneas de tinta que había impresas en los documentos que sujetaba en una mano al tiempo que se frotaba el mentón con la otra, pensativo. Frente a él, Ace y Sabo esperaban nerviosos una respuesta, estudiando minuciosamente la expresión del médico.

Tras un largo silencio, el ojeroso dejó escapar un profundo suspiro, se quitó las gafas para colocarlas sobre su escritorio y miró a los hermanos D por encima de los papeles.

-- Todo en orden -- sonrió --. Veo que empiezas a hacerme caso, Portgas-ya.

-- Como si tuviera otra opción... -- murmuró Ace, pero Sabo le dio un disimulado codazo en las costillas para silenciarlo.

-- Si no fuera por esa mierda que tienes en los pulmones, estarías como una rosa -- suspiró, y dejó caer los documentos del análisis sobre la mesa antes de cruzarse de piernas --. Si sigues así, quizás tengas una oportunidad. 

-- ¿Has oído eso, Ace? -- canturreó Sabo, y los ojos se le iluminaron de ilusión.

Law frunció el ceño.

-- No me malinterpretes; no pretendo dar falsas esperanzas. Los dos sabéis que no soy ese tipo de médico. Sobre todo tú -- gruñó al tiempo que señalaba al pecoso con un dedo acusador --. No voy a negarte que me alegra que hayas escogido la quimio, pero eres el que mejor conoce la magnitud de las consecuencias. No es un tratamiento agradable, ni tampoco llevadero, pero si te mantienes constante, existe una mínima posibilidad de que puedas despedirte de ese tumor de mierda. 

Ace asintió con la cabeza y se llevó una mano inconscientemente al antebrazo, donde le habían estado pinchando en América durante toda su estancia para aplicarle la medicación. Se le revolvía el estómago con tan solo recordar lo horrible que se había sentido y las veces en las que había soñado con la muerte antes de pasar al siguiente ciclo. Sin embargo, ahora era diferente: si se dejaba llevar por el miedo, su ánimo podría afectar directamente a sus seres más queridos, sobre todo a Luffy y a ____.

-- Estoy listo -- declaró.

-- Eso ya lo sé -- sonrió Law, y volvió a sujetar los análisis para echarles otro vistazo --. Aunque quizás sea mejor cambiarte la medicación: tienes el porcentaje de leucocitos un poco bajo... 

Sabo compuso una expresión preocupada y Ace espió su reacción por el rabillo del ojo, colocó una mano sobre la del rubio para animarlo y fijó de nuevo la mirada en el médico.

-- ¿Cuándo será el primer ciclo?

-- Si te viene bien, la semana que viene -- respondió Law al tiempo que sus dedos se desplazaban a gran velocidad sobre el teclado del ordenador --. ¿Miércoles?

-- Luffy estará en casa con unos amigos, ¿puede ser otro día?

El ojeroso frunció el ceño y le lanzó una mirada reprochante al moreno, molesto.

-- Eso era otro punto que quería tratar contigo, Portgas-ya... ¿Has hablado ya con tu hermano?

-- No tiene por qué saberlo.

-- Ace... -- replicó Sabo.

-- ¿Eres consciente de que va a verte en tu estado más vulnerable? ¿Qué le dirás cuando no tengas fuerzas para moverte de la cama? ¿O cuando hayas perdido el apetito? -- hizo una pausa en la que él y Ace intercambiaron una mirada desafiante --. Hace dos días pasó por aquí para preguntarme si era yo quien te mandaba la medicación. Llevaba en la mano uno de los recetarios que te hice hace un mes.

𝐄𝐥 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨 [Ace x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora