<< ¿Por qué yo tendría que cambiar? Nadie más lo va a intentar >>
ALEX UBAGO
Ace dejó escapar un profundo bostezo y se pasó ambas manos por el pelo antes de que su mirada se deleitara con el hipnótico baile que trazaban los copos de nieve al otro lado de la ventana. Observó la precipitación durante lo que a él le parecieron segundos, aunque cuando volvió a consultar la hora en la pantalla de su móvil eran las 17:04. Casi había pasado media hora.
Se fijó en que tenía ocho llamadas perdidas de Marco, quince de Thatch y otras muchas del resto de los Piratas de Barbablanca, pero no se molestó en hacer un recuento, sino que volvió a leer los últimos mensajes que le había mandado ____ hacía casi una semana.
Enana: ¿Cómo estás?
Enana: Espero que estés bien...
Enana: Iré a verte en cuanto te recuperes, lo prometo.
Enana: ¿Estás mejor?
Enana: Ace, llámame cuando leas esto, por favor.
Enana: Estoy muy preocupada...
Enana: Me alegro de que estés mejor.
Se sorprendió sonriendo, y aunque sabía que era una tontería, volvió a leerlos, recordando la mirada angustiada que le había dedicado la muchacha cuando había entrado a la habitación junto a sus amigos y la novia de Sabo.
Ace frunció el ceño: aún se sentía molesto porque no había podido hablar con ella, aunque no sabía de qué se extrañaba exactamente. Al fin y al cabo, había tenido que responder al interrogatorio de las veinte personas que se habían congregado en aquella habitación para visitarlo, y Marco se había asegurado de no separarse de ____ en ningún momento, aunque por alguna razón, el pecoso había notado una tensión palpable entre ellos.
Ace le lanzó una mirada furtiva a su hermano Sabo, quien aún dormía a pierna suelta en una de las butacas que había en la habitación, con el brazo colgando a un lado del reposabrazos, la cabeza hacia atrás y la boca abierta. El pecoso sonrió con sorna tras analizar la cómica postura del rubio, y siendo consciente de que no se le presentaría otra oportunidad para estar tranquilo, volvió a centrar su atención en el móvil y barajó de nuevo la tentadora idea de llamar a ____.
Se mordió el labio inferior y sus pupilas estudiaron minuciosamente aquel llámame, y aunque ya había decidido que su frase favorita era me alegro de que estés bien, fue la anterior la que lo animó a pulsar la tecla verde del perfil de la muchacha. El pelinegro acababa de llevarse el teléfono al oído cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe.
-- Mierda -- maldijo, y se apresuró a colgar y a esconder el teléfono bajo las sábanas.
Law hizo acto de presencia en el cuarto casi arrastrando los pies, sin molestarse en ocultar su cansancio de la escrutadora mirada de Ace. El ojeroso frunció el ceño y apretó el par de carpetas que sujetaba bajo el brazo, molesto.
-- Te dije que descansaras -- suspiró.
-- Y lo he hecho.
-- Los cojones -- gruñó el ojigris, y señaló a Sabo con la cabeza --. Eso es descansar.
Law dejó las carpetas a los pies de Ace, se alisó la bata blanca que solía llevar en el hospital y se ajustó las gafas de media luna para ojear uno de los muchos documentos que guardaban los portafolios.
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𝐄𝐥 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨 [Ace x Lectora]
AcakEl destino de Portgas D Ace no era otro que el de convertirse en el mejor alero de la NBA, aquello era algo que el muchacho sabía muy bien. Sus habilidades, carisma y atractivo lo habían convertido en uno de los estudiantes más influyentes y deseado...