CAPÍTULO 27

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<<La esperanza es un juego estúpido>>
PATRICK ROTHFUSS


A Marco lo despidieron a los dos días después. Faltaban veinte minutos escasos para que su avión despegara con destino a América, y su motivo había reunido a los Piratas de Barbablanca y a los amigos del rubio en el aeropuerto de la ciudad para despedirlo.

Los hermanos D también se presentaron para desearle suerte a quien aspiraba a convertirse en el mejor alero de la NBA, aunque no todos ellos tenían ganas de encontrarse allí, y es que Portgas D Ace odiaba a muerte las despedidas.

No soportaba la idea de tener que separarse de quien había sido su mayor amigo y fuente de inspiración desde que entró en la universidad, incuso a pesar de que era plenamente consciente de que aquella era una oportunidad única para el rubio de cumplir un sueño que compartían los dos desde que a Ace le habían diagnosticado cáncer. Marco había estado ahí para animarlo y aconsejarlo, y el pecoso no estaba seguro de poder sobrellevar la quimio sin su ayuda, aunque el rubio ya le había asegurdo que estaría disponible para hacer videollamadas después de los entrenamientos.

A este hecho se le sumaba la incomodidad que sentía el pecoso de llevar puesta su cánula nasal y tener que ir en silla de ruedas frente a quienes habían sido sus compañeros de equipo, pues si había algo que Ace detestase con todas sus fuerzas, era dar lástima y aparentar debilidad. Por si fuera poco, las bajas temperaturas que auguraban la vecindad de diciembre habían animado a Sabo a embutir a su hermano en una gruesa manta que el pecoso había doblado sobre sus rodillas al entrar al aeropuerto, de modo que Ace se sentía como uno de esos viejos que solía ver en los bares jugando al dominó.

Las indisimuladas miradas de sus amigos lo ponían nervioso pese a que se molestaban en esbozar aquellas sonrisas forzadas que, desde luego, si Marco no les hubiera dicho la verdad sobre su triste situación, hubieran sido más sinceras. Aquello hacía que el pecoso se sintiera como un virus capaz de infectar a cualquiera que se le acercara, y pese a que Law le había advertido que la "enfermedad provoca rechazo", no esperaba que la actitud distante de sus amigos pudiera dolerle tanto.

Solo Thatch se había animado a intercambiar con él algo más que un par de saludos protocolarios, pero ni siquiera las divertidas bromas de su antiguo amigo de copas habían conseguido cambiar su ánimo decaído.

No obstante, si había algo que de verdad estaba desquiciando a Ace, era el cúmulo de sentimientos encontrados que habían empezado a enfrentarse en su interior desde que había visto aparecer a ____ al final del pasillo. Era la última persona a la que quería ver en aquel momento, y aunque se había preparado mentalmente para un posible momento incómodo, la situación que había imaginado estaba muy lejos de la realidad.

La chica se había puesto un vestido oscuro de lunares blancos cuyas mangas le llegaban hasta los codos, calzaba unas bailarinas blancas y llevaba la melena recogida en una coleta alta. Ace había hecho un esfuerzo por contenerse, pero sus ojos ya la habían recorrido de arriba abajo antes de poder darse cuenta. Hacía un par de días que no sabía nada de ella, y por si fuera poco, lo único que le venía a la cabeza al verla acercarse era el beso que habían compartido la última vez que se vieron.

Aquel pensamiento hizo que el corazón del pecoso se acelera al riesgo de posible taquicardia, pero para su suerte, ____ se encaminó directamente hacia Marco, y sí, lo consideraba todo un golpe de suerte porque la verdad era que no tenía ni idea de qué decirle.

Marco le había confesado que había cortado con ella, pero le costaba creer que su amigo la dejara ir, sobre todo teniendo en cuenta que llevaban juntos casi un año. Incluso así, Ace sintió el brote de los celos en su estómago cuando vio a la muchacha abrazando al rubio.

𝐄𝐥 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨 [Ace x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora