<< Yo no podía contar contigo, y la vida es una cuenta atrás. >>
CHRIS PUEYO
Colocó torpemente los medicamentos y el desayuno sobre la bandeja de plástico, dejó el delantal en el respaldo de una de las sillas de la cocina y puso los brazos en jarras al tiempo que sonreía, satisfecho con el resultado.
— ¿Seguro que no puedo ir yo también?— preguntó una voz a sus espaldas, sobresaltándolo en el acto.
— ¿Todavía estás aquí?— molesto—. Vas a perder el autobús.
— Pero...
— Tranquilo— lo interrumpió. Le alborotó el pelo con la mano y le sonrió amablemente—. Me ocuparé bien de él.
Luffy hizo un mohín en una expresión de resignación, se ajustó las asas de la mochila a los hombros y asintió con la cabeza.
— Nos vemos luego, Sabo— se despidió mientras atravesaba el pasillo y abría la puerta principal.
— Que no se te olvide el paraguas.
Volvió a centrar su atención en la torre de fármacos que había apilados en la bandeja y entristeció la mirada involuntariamente. Aquel día se cumplirían dos semanas desde que Ace volvió a casa, y posiblemente también se cumplieran catorce días de intentos fallidos para convencerlo de que saliera de casa o hiciera algo productivo.
Agitó la cabeza para apartar esos pensamientos de su mente, tomó la bandeja y se dispuso a subir las escaleras por cuarta vez en aquella mañana. Cruzó el pasillo del piso y se detuvo frente a la puerta que quedaba al final de este.
— Ace— llamó a su hermano, fingiendo su mejor sonrisa—. Te traigo el desayuno. Voy a entrar, ¿de acuerdo?
Se giró e intentó abrir la puerta ayudándose del codo, pero desistió cuando se encontró con la resistencia del pestillo. Sabo dejó escapar una bocanada de aire, puso los ojos en blanco y frunció el ceño, molesto.
— ¿Tenemos que pasar por esto todos los putos días?— gruñó—. Ace, abre la puerta. Sé que estás despierto, se escucha perfectamente la televisión, imbécil.
Guardó silencio a la espera de una respuesta, pero no distinguió ninguna novedad procedente de la habitación a excepción de la tele apagándose.
— Esto es increíble...— maldijo el rubio mientras dejaba con cuidado la bandeja en el suelo.
Se sacó del bolsillo de la sudadera un viejo carnet de estudiante al que ya no le daba uso, lo introdujo entre la puerta y el marco, lo deslizó hasta que quedó a la altura del pestillo y ejerció presión con el hombro sobre la madera.
El pestillo cedió con un leve chasquido y la puerta se abrió hacia adentro, dejando al descubierto un dormitorio totalmente a oscuras. Sabo volvió a guardarse la tarjeta, recogió la bandeja del suelo e irrumpió en la habitación con una sonrisa triunfante.
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𝐄𝐥 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨 [Ace x Lectora]
RandomEl destino de Portgas D Ace no era otro que el de convertirse en el mejor alero de la NBA, aquello era algo que el muchacho sabía muy bien. Sus habilidades, carisma y atractivo lo habían convertido en uno de los estudiantes más influyentes y deseado...