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ｄｕｏｄｅｖｉｇｉｎｔｉ.

Ambas observamos a aquella figura masculina paralizadas, el cual estaba parado bajo el umbral de la puerta, con un ambiente intenso; ninguna se movía. Era como si en algún momento nos atacaría con algo peligroso si tratábamos de escapar.

Yo en verdad no podía responder por el miedo que él me causaba.

⎯⎯ ¡Te estoy hablando! ¿Qué mierda haces con esta hija de puta?

⎯⎯ A ver, ¡usted no tiene por qué insultarme de esa manera!⎯⎯  Se defendía la menor con molestia, mientras nos levantábamos del sillón.

⎯⎯ ¡Esta es mi casa, así que puedo hacer lo que se me da la regalada gana, maldita mocosa!

Se acercaba peligrosamente a nosotras, pero más directamente a mi. Entonces SinB se puso frente a mi con el fin de protegerme.

Mi "padre" observó a la de mechones con asco y con un inmenso odio. Por el otro lado, Hwang hacía lo mismo, pero está en vez de verlo con asco, mostraba una expresión desafiante y firme.

⎯⎯Mira, mocosa asquerosa, si no te quitas por las buenas, te quitaré por las malas.

⎯⎯¡Hágalo, no le tengo miedo! Haga todo lo que quiera, pero a Eunha no le va a tocar ni un solo centímetro.⎯⎯ Le gritaba, sin tener intensiones de apartarse.

Mi progenitor cedió a su desafío, sin dudar, y le soltó un puñetazo en el rostro. Esta, por ende, calló al suelo por el impacto y empezó a recibir varios golpes por parte de él.

⎯⎯¡¡No, basta!! ¡¡Déjala ya!!

Pude reaccionar, actué rápidamente y tomé un jarrón que se encontraba arriba de un mueble. Lo tomé y lo estrellé en la cabeza de mi padre, con el fin de detenerlo. Como era de esperarse, calló de inmediato a lado de SinB, totalmente inconsciente, y con el líquido rojo saliendo de su cabeza.

La menor aún seguía consciente, mientras tosía sangre debido a los golpes que recibió en el rostro.

⎯⎯¡SinB! ¿Estás bien?

⎯⎯Creo que sí.⎯⎯ La ayudé a levantarse con mucho cuidado, mientras ella se quejaba un poco. ⎯⎯No creí que me fuera a golpear tan duro.⎯⎯ La ayudé a sentarse lo más lejos posible de mi progenitor.

⎯⎯Dios, Eunbi, ¡es un hombre! Era obvio que te iba a golpear muy duro.⎯⎯ La regañé. ⎯⎯No debiste retarlo. No, esto es mi culpa. No fue una buena idea habernos besado.

⎯⎯Hey, cálmate. No fue la culpa de nadie. Tu padre claramente quería agarrársela contra ti. Yo no iba a permitir que te soltara una paliza frente a mi.

⎯⎯Y te lo agradezco, pero insisto que no debiste retarlo.⎯⎯ Suspiré con frustración. ⎯⎯Sólo mira como te dejó.

⎯⎯Ya, bueno, lo siento.

Se disculpó con otro quejido, la deje reposar y fui al baño a buscar el pequeño botiquín de primeros auxilios que tenía guardado. Regresé hacía la menor y comencé a tratar sus heridas, empezando por limpiarlas primero con agua oxigenada y algodón.

⎯⎯Me duele, Eunha.⎯⎯ Se quejaba más.

⎯⎯Ya sé que duele, aguanta un poco más.

A regañadientes, me hizo caso y trató de aguantar el dolor, por mi parte, hice el intento de ser lo más cuidadosa posible. Sus heridas aparentaban verse mal, y más en la comisura de sus labios y la ceja, pero por suerte no lo era al final de cuentas.

Terminé de limpiarle toda la sangre y fui a la cocina por una bolsa de hielo, la enrollé con una pequeña toalla y finalmente se la puse en las zonas golpeadas. Como respuesta, recibí otro quejido de la menor.