Capítulo 24 - Sus chicas y ella...

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Desayunamos entre bromas y risas, sonrisas de complicidad y miradas, que se quedaban enganchadas durante un largo rato en sus ojos, que me hipnotizaban cómo si fuera un niño delante de un caramelo...

Algo que nunca dejó su rostro desde que despertamos esa mañana fue su sonrisa, y me alegró inmensamente que así fuese puesto que anoche cuando tuvo la pesadilla, su sonrisa se borró y no tenía la luz que ella acostumbraba a irradiar...

-¿En qué piensas?- me preguntó interrumpiendo el hilo de mis pensamientos, la miré y no pude evitar sonreír, mi sudadera le quedaba demasiado grande...

-En que estas preciosa...- su risa llegó a mis oídos y me miró encogiéndose de hombros y seguimos con el intercambio de miradas...

Después de desayunar estuvimos en su jardín con sus mascotas, y me presentó a Chanelo, su gato...

-Mira este es Chanelo, es más independiente y pasa de mucho de mí...-sonreí y acaricié al gato, que rápidamente decidió irse a otro lado del jardín.

-Es normal que pase de ti, está solo entre tanta chica, lo tienes en inferioridad...-reí de la cara que puso por mi comentario, ella aunque lo quiso disimular también reía.
Después de mi comentario me miró con una sonrisa maliciosa, una idea había pasado por su mente y conociéndola no sabía si salir ya a correr.

-Chicas a por él!!- de repente Danka, Rumba y Lola corrieron hacia mí y me tumbaron en el césped, de fondo se escuchaba la incontrolada risa de Malú, reí yo también mientras intentaba que mis nuevas amigas no me lamieran la cara...

-Vamos Malú diles que paren...- se seguía oyendo su risa de fondo, me tapé la cara con ambas manos, sentí que dejaban de insistir y abrí un pequeño hueco para ver que pasaba a mi alrededor, las tres me miraban expectantes...

-A ver chicas dejad a mamá...- escuché que dijo después de un rato, sentí un movimiento y quité mis manos de mi cara, no pude evitar sonreír, se había subido a horcajadas sobre mi y me estaba mirando divertida desde arriba.

-Con que su madre?- ella sonriente asintió, yo puse mis manos en su cintura, ella las cogió y unidas a las suyas las puso a ambos lados de mi cabeza.

-Lo que no sabes es que los hijos aprenden de sus padres...- la miré sin entender nada, pero lo entendí todo cuando se acercó a mi cara y sacó la lengua, empecé a reír mientras intentaba esquivarla, entonces ella volvió a llamar a sus chicas requiriendo su ayuda.

-Chicas!!- reí más aún porque sus tres chicas vinieron a ayudarla, y terminó devolviéndome el lametón de la noche anterior...

El tiempo se paró con su cara a escasos centímetros de la mía, me perdí en sus ojos, puse un mechón de pelo detrás de su oreja y acorté esa distancia que me separaba de sus labios, de un paraíso al que me estaba volviendo adicto, mentira, ya era a...

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El tiempo se paró con su cara a escasos centímetros de la mía, me perdí en sus ojos, puse un mechón de pelo detrás de su oreja y acorté esa distancia que me separaba de sus labios, de un paraíso al que me estaba volviendo adicto, mentira, ya era adicto... Sus chicas nos interrumpieron y ella sólo se río contra mi boca mientras dejaba un casto beso y se separaba.

-El zoo me reclama...- sonreí y seguimos jugando con sus mascotas...

-Malú, cuantas veces has tenido esa pesadilla?- me atreví a preguntarle después de un largo rato, ella me miró y volvió a mirar al frente mientras le lanzaba la pelota a Danka.

-Dos...- asentí, y seguí acariciando a Lola.

-Cuando?- pregunté, resopló y se paró a pensar.

-No estaba aquí, me pilló de viaje...- me giré a mirarla y estaba seria, le froté el brazo de manera cariñosa mientras esperaba a que me mirase.

-Malú, entiéndeme...- suspiró y se giró para verme, agarró mi mano y se puso a hacer suaves círculos...

-Te entiendo, pero no hace falta que te preocupes, de verdad estoy bien...- negué con la cabeza y mientras me pasaba la mano libre por el pelo suspiré.

-Malú no me puedes pedir que no me preocupe, es imposible, no podría... Sólo te voy a pedir una cosa, lo mismo que tú me pediste a mí, llámame, por favor. Entiéndelo, desde esa noche que te vi tuve el impulso de protegerte, es algo irracional, lo sé, pero está ahí, y es imposible ignorarlo, igual que es imposible dejar de respirar...- ella tenía la vista clavada en nuestras manos, esperé pacientemente su respuesta...

-De verdad que estoy bien, no te preocupes...- vale, "Malú cabezota", volvía a hacer acto de presencia...

-Ya te lo he dicho, es imposible, prométeme que me llamarás.- suspiró y me miró, mientras volvía a deslumbrarme con su sonrisa..

-Vale tú ganas, pero no te acostumbres ehh...- sonreí y dándole un rápido beso en los labios, me levanté y me despedí.

-Me voy, pero ya sabes eh...- su sonrisa no tardó en llegar y me acompañó hasta la puerta.

-Vale, ya sé... Y Diego, gracias.- me giré y la volví a besar, ella anudó sus manos en mi nuca, y yo mientras acariciaba su pelo... Cuando nos separamos susurré cerca de su boca.

-Nade de gracias, porque si alguien debería darlas soy yo...- sonrió a quemarropa en el filo de mi boca y me volvió a besar... Así entre besos conseguí salir de su casa y llegué a la mía, subí a ducharme y no pude evitar pensar en ella, le daba sentido a mis días sin darse cuenta...

Cuando llegó Christian se fijó en que estaba más animado que de costumbre.

-Cuanta alegría mañanera no?- sonreí, la verdad me sentía feliz, para que negarlo.

-Será de no haberte visto esta mañana...- reímos de mi broma y me contó que iba a buscarse casa por el centro, que no quería vivir con sus padres, ni abusar de mí...

-Tengo el piso, si lo quieres para ti.- no había conseguido venderlo porque los primeros compradores se echaron atrás, podría quedarse él a vivir ahí hasta que lo necesitase.

-Sabes que me encanta ese piso, no juegues sucio...- me encogí de hombros quitándole importancia, prefería que alguien aprovechase y lo usase a que estuviera vacío.

-Te lo digo en serio, si no lo quieres lo voy a vender...- se sorprendió ante mi respuesta.

-Estas tonto? Como lo vas a vender?- me encogí de hombros ante su atónita mirada.

-No lo necesito, y tampoco lo quiero, si te sirve para ti, no pienso cobrarte nada, tu has hecho mucho por mi... Te doy las llaves y es tuyo.- seguimos hablando un rato más sobre el tema, estaba casi convencido, me dijo que se lo consultaba a sus padres y le decía algo. Mi amigo aunque pareciese muy pasota, era un niño de mamá en el fondo. Comimos en una alegre charla, y nos pusimos a jugar a la play, sobre las cuatro de la tarde me llegó un whatsapp, rápidamente Christian trató de cotillear...
-Quién es?- sonreí y leí el whatsapp, era de Malú...

-Es Malú.- a mi amigo se le iluminó la cara y una sonrisa cómplice se instaló en su cara.

-Dile que si no tiene nada que hacer que se venga a jugar a la play, me aburre si sólo te gano a ti.- lo miré sorprendido y apunté hacia la pantalla de la tele, donde se veía claramente que iba ganando yo... Aún así le hice caso y la invité a venir, cualquier excusa era buena.

"Malú estas oficialmente invitada a jugar a la play con Christian y conmigo, entenderé si no vienes, hay millones de cosas más interesantes que ver a Christian perder, o a mi ganar... ;-)" su respuesta no tardó en llegar.

"En cinco minutos estoy ahí, veremos quien termina ganado ;-) besitos!" Sonreí ante su respuesta, siempre lo conseguía... Era experta en dejarme cara de tonto delante del móvil...

La luz de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora