Capítulo 25 - La luz de su sonrisa.

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-Tomaaaaa!- celebró Malú dando palmas y saltando su cuarta victoria, Christian y yo nos miramos resignados... Desde que llegó y empezamos a jugar no habíamos sido capaces de ganarla...

-Joder... Tú haces algo mal? Deja de ganar un poco que tienes al pobre de Diego a dos velas...-
Malú y yo nos miramos y empezamos a reír descontroladamente por el comentario de mi amigo, él nos miraba sin decir nada ni entenderlo...

- Malú y yo nos miramos y empezamos a reír descontroladamente por el comentario de mi amigo, él nos miraba sin decir nada ni entenderlo

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-Christian, tú tampoco has sido capaz de ganarla...- Malú seguía riéndose por el comentario de Christian...

-Venga jugad los dos contra mí...- opinó después de un rato Malú, Christian y yo nos miramos y respondimos al unísono.

-No!- Malú nos miraba divertida, y Christian no paraba de negar con la cabeza como un niño pequeño...

-A ver no podemos jugar juntos porque aquí mi amigo no puede jugar con otro equipo que no sea el Barça, y yo no puedo jugar con ese equipo... Juega tú con él, y yo sólo.- Christian ahora asentía con la cabeza, siempre quería ganar... Malú se lo pensó unos segundos...

-Lo siento Christian, pero voy con Diego, soy del Madrid...- reí por la cara de desilusión de mi amigo, y me gané un puñetazo en el brazo con su firma...

-Sabía yo que no podías ser tan perfecta, pero que sepas que vas en el equipo perdedor...- empezamos la partida, y cuando estaba a punto de acabarse la segunda parte, conseguimos marcar un gol...

-Vamoooos!- gritamos a la vez Malú y yo, nos chocamos las manos y mientras Christian se cambió de sillón enfurruñado como siempre que perdía... Terminamos ganando la partida, y Christian decidió que se iba a dar un paseo.

Nos quedamos a solas Malú y yo, ninguno de los dos decía nada, sólo nos mirábamos...

-Hacemos un buen equipo...- opiné después de un largo rato mirándola, su sonrisa me hizo sonreír, y asintió con la cabeza...

-Hacemos bastantes cosas muy bien juntos...- opinó, sonreí pícaramente y pasé suavemente mi mano por su muslo, lo cual provocó un escalofrío en ella...

-Y qué es lo que hacemos bien?- se encogió de hombros ante mi pregunta, acaricié su cara, y ella cerró los ojos para disfrutar de la caricia, luego pasé delicadamente mis dedos por la piel de su cuello, lo cual provocó un ronroneo en ella que nos hizo reír a ambos... Repetí el descenso por su cuello pero ahora con mis labios...

-Diego...- susurró con voz ronca en mi oído, ese susurro provocó fuego en mí, encendió mi alma, ahora era lava en vez de sangre lo que corría por mis venas...

-Shhh...- sonreí contra la piel de su cuello y metí mis manos debajo de su camiseta, ella enredó sus manos en mi pelo y buscó mi boca, para unir nuestros labios, conseguí esquivarlos hábilmente mientras una sonrisa victoriosa se dibujó en mi cara, y seguí besando la fina piel de su cuello... Un gemido de protesta brotó de su garganta por haberla esquivado, y con un hábil movimiento se sentó a horcajadas sobre mí, empezó a besar mi cuello como yo había hecho con ella, yo mientras acariciaba su cuerpo, todas sus curvas... Intenté unir nuestros labios pero me esquivó, en ese momento me arrepentí de haberla esquivado antes, ahora se había picado, y si hay algo peligroso en ella, es retarla, y yo lo había hecho...
Una sonrisa victoriosa se dibujó en su boca, mientras apoyaba su frente en la mía, meneó suavemente sus caderas haciéndolas chocar con las mías, lo cual provocó que un gemido saliera de lo más hondo de mi pecho... Abrí los ojos y la vi sonreír maliciosamente, inspiré aire profundamente para controlarme, lo cual provocó una ligera risa de su parte, y comencé a besar su cuello, parándome en sitios donde sabía que la hacían temblar ligeramente, como detrás de su oreja... Ella seguía haciendo chocar nuestras caderas, lo cual me estaba volviendo loco, mis manos acariciaban suavemente su abdomen, noté como se estremecía debajo de mis manos, intenté volver a unir nuestros labios, pero volvió a esquivarlos... Hizo chocar nuestras caderas otra vez, pero ahora lentamente, haciéndolo más enloquecedor... La vi morderse el labio mientras lo hacía, volví a respirar profundamente...

-Deja de hacer eso...- mi voz salió algo ronca, lo cual la hizo sonreír a ella...

-Hacer el qué...?- su sonrisa la delataba, puse mis manos a ambos lados de su cara y acerqué mi boca a la suya, rocé ligeramente sus labios y un suspiro brotó de ellos, sonreí y ahora ella anudando sus manos en mi nuca unió nuestros labios, por fin, en un beso cargado de fuerza y pasión... Me levanté con ella en brazos, enganchada a mi cintura con sus preciosas piernas, cuando me disponía a subir las escaleras, separó sus labios de los míos momentáneamente y consiguió hablar.

-No, vamos a mi casa... Christian puede llegar...- volvió a atacar mi boca con ansia, su manera de besar era enloquecedora... Un timbre nos interrumpió, otra vez...

-Nooo...- dijimos al unísono al escuchar el timbre, reímos y un suspiro se escapó de entre sus labios...

-Bájame Diego, me siento como un mono...- reí por su comentario, y aún sin dejarla en el suelo dejé un beso sonoro en su mejilla.

-Y alta...- reí por su cara de falso enfado, y su golpe en mi pecho no se hizo esperar...

-Serás...- sonreí y empecé a besar su cuello...

-No seas enfadona... Que así bajita y todo me encantas...- una risita sonó como melodía y entonces la bajé al suelo y me dirigí a la puerta, no sin antes guiñarle un ojo y quedarme prendado por su sonrisa, como siempre... Y es que creo que no hay sonrisa más maravillosa que la suya, y estoy segurísimo que ninguna tiene la luz de su sonrisa...

La luz de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora