Capítulo 43 - Aprendiz del amor.

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Estaba seguro de que no habían pasado más de cinco minutos cuando la ví entrar corriendo al parking, le di las luces para que supiese donde estaba aparcado.
No me había sido difícil escaparme de la fiesta, Miguel se había ido a su casa en taxi porque no me encontraba por ninguna parte, estoy seguro de que no miraron en el balcón, así que me despedí del resto de mis compañeros y me fui del salón... Le llamaría para disculparme con él...

Entró en el coche rápidamente, me quedé mirándola fijamente, estaba deseando poder besarla por fin, ella me miró seria un instante para luego indicarme con la cabeza el camino por el que había venido ella, en el cual ahora había gente.

-Arranca y vámonos rápido.- Su voz sonó apresurada, me abroché el cinturón y ella hizo lo mismo, dejé pasar un coche delante de nosotros y empecé el camino de salida del parking. Al llegar unos metros antes de la barra que nos separaba de la calle, ví el disparo de unos flashes dirigidos al coche que iba delante nuestra, giré rápidamente mi mirada hacia Malú que miraba a la calle con miedo, me miró y pude ver en sus ojos auténtico pánico.

-Joder... ¿Que hacemos ahora...?- se desabrochó el cinturón de seguridad, la miré viendo su expresión de horror, agarré su mano para tranquilizarla pero no funcionó de mucho...

-Tranquila Malú, ya lo tengo!- una idea pasó por mi cabeza, me deshice de la chaqueta del traje y la eché en los asientos de atrás, ella me miraba sin entender que hacía.-Busca en la guantera tiene que haber alguna gorra por ahí... Quizás estén también mis gafas... Sácalos.- no me preguntéis porqué pero siempre en la guantera solía llevar un gorro o una gorra, creo que es porque cuando trataba de peinarme en el coche siempre me daba por vencido y terminaba cogiendo un gorro para tapar el desastre. Sacó mis gafas de sol, pero ni rastro de la gorra, yo mientras seguía tratando de desabrocharme la pajarita, Malú al ver mi torpeza con el broche me la quitó ella y la guardó en su bolso, me puse las gafas de sol y desabroché el cuello y el primer botón de la camisa.

-¿Que te parece? ¿Salimos así?- su mirada era de completa duda, suspiró mientras buscaba algo en su bolso. Sacó un botecito de colonia supongo y empezó a echármelo en el pelo, usando sus manos para cambiar por completo mi peinado.

-No sé si funcionará, pero es nuestra única opción... Venga vamos...- asentí mientras entraba el ticket en la máquina para que la barra se levantase, nada más subir la cuesta por la que se salía del parking miles de flashes se dispararon en nuestra dirección, un montón de periodistas se abalanzaron sobre el coche haciéndole numerosas preguntas a Malú, ella bajó la ventanilla y para concluir con todas mientras avanzábamos lo más rápido que podíamos dijo:

-Es un honor de verdad, muchas gracias, buenas noches!- salimos por fin del barullo y unas calles más adelante me quité las gafas de sol. Miré de reojo a Malú que tenía su vista clavada en el exterior, aparqué en un hueco que vi a unos metros más adelante y me giré a mirarla, ella seguía embobada con la vista fija en el exterior, apoyé mi mano en su rodilla para llamar su atención.

-Ey, Malú, ¿que te pasa?- su vista cambió y me miró, noté algo raro en su expresión pero no supe descifrar el que.

-No, nada...- agachó la mirada levemente y se removió en el sillón.

-Venga Malú, cuéntamelo...- mi voz sonó con paciencia, pero ella seguía sin mirarme, con mi mano agarré su barbilla y la obligué a mirarme.

-Abrázame por favor...- su voz fue apenas un susurro, me sorprendió su petición, pero no tardé mucho en rodearla con mis brazos, ella escondió su cara en mi cuello, sus labios reposaban suavemente sobre la piel de mi cuello, y anudó sus manos en la parte baja de mi espalda. Mientras dejaba suaves caricias en su espalda noté como esta perdía tensión y se relajaba entre mis brazos.
Se separó lentamente de mi, y me agarró una mano entre las dos suyas.

La luz de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora