El castaño lleva varios segundos posado frente a la puerta de su propia casa.
Son casi las doce de la mañana y él tenía que asistir a una importante reunión con su padre, así que al menos espera que éste no haya vuelto a casa más pronto de lo normal a por algunos papeles o algo así, porque quiere atrasar la bronca lo máximo que le sea posible.
Llama, casi con miedo, como si la puerta pudiera estallar de un momento a otro, y siente palidecer cada milímetro de su piel cuando se encuentra con el hombre al que no deseaba ver al menos hasta el anochecer.
—Jeon Jungkook. —Escucha el tono del hombre y sabe que está perdido. —¿Dónde estabas? Ayer te avisé de que teníamos que hablar sobre temas importantes de la administración del hotel, y tú ni siquiera has pasado la noche en casa. —Su frialdad se vuelve aún más tosca cuando baja la mirada y se encuentra con que su hijo está sujetando una tabla de surf. —Oh, dios. No puedo creerlo. —Jungkook suspira, y cuando cree que la oleada ha pasado, se da cuenta de que su madre también ha aparecido en el umbral de la puerta.
Irónico, ¿eh? Ha hecho falta que desaparezca toda la noche para que estén pasando tiempo juntos en casa.
—Jungkook, ¿de verdad has estado en la playa todo este tiempo? —Luce completamente decepcionada, a la mujer que jamás perdía su presencia de actriz supermodelo le estaba a punto de estallar la vena de la frente debido a la rabia acumulada. —¿De verdad es necesario que te repitamos para qué estás aquí? —Y esas palabras duelen de verdad en el corazón del castañito que no sabe bien aún cómo reaccionar. —¡Volviste de Estados Unidos para ayudar a tu familia con el hotel, pero no haces más que pasar tiempo con el desarrapado ese! ¡Esos pobretones te están confundiendo, cariño! —Tras escuchar aquello, su tabla se cae, golpeando el piso con fuerza y haciendo que los contrarios se asusten en el acto, debido a la intensidad del ruido que éste ha provocado.
—No... No son unos pobretones. —Se atreve a decir, empuñando ambas manos y mordiendo con fuerza su labio inferior, sin importarle comenzar a sentir cómo le invade el sabor metálico de la sangre de un momento a otro. —Ellos... —Pero cuando va a argumentar algo más, la mujer le interrumpe.
—A tu cuarto. Y cámbiate, no quiero que tengas esas pintas. —Y, tan pronto como había aparecido, sale de su vista. Muy por el contrario, el hombre permanece ahí, juzgándole con la mirada.
—Me has decepcionado, hijo. —Dice, y Jungkook siente como si un barreño de agua fría callera sobre él, congelando hasta la más mínima sensación de felicidad que había experimentado al inicio del día junto a la familia Kim. —No quiero que te vuelvas a acercar a esa familia. —Y, cuando añade eso, también desaparece de su lado.
El castaño sube a su habitación sin fuerza alguna.
Se siente estúpido por no haber dicho algo más, por no haber echado a un lado su cobardía para defender a las personas que tan bien lo han hecho sentir, sin prejuicios ni malas vibraciones de por medio.
Se cambia, tumbándose sobre la cama minutos después y mirando el techo de su habitación, la cual de pronto no es tan acogedora como siempre le había parecido.
Cierra los ojos y, entre todo el malestar que siente, la imagen de Taehyung sonriéndole a él y sólo a él hace que su corazón lata desbocado, provocando que su expresión desoladora cambie un poco a una mejor.
Las lágrimas no tardan en hacerse presentes en su rostro cuando recuerda que por culpa de las ideas de sus padres, las cuales hasta hace poco también eran las suyas, se separó de la persona que más feliz le ha hecho en toda su vida.
Se siente enfermo, y un cobarde. Y cuando está apunto de seguir maldiciéndose internamente, uno de los hombres encargados de la limpieza y las tareas del hogar irrumpe en la habitación sin previo aviso.
—Disculpa mi intromisión, jovencito. Pero no he podido evitar escuchar lo que ha pasado ahí fuera. —El castaño en cualquier otra ocasión hubiera optado por gritarle sin nada de amabilidad que se marchara, pero de verdad sentía que aquel señor tenía algo importante que decirle, así que se acomoda en la superficie y le incita a que se siente a su lado. —Sólo quería recordarte que, eres un buen chico y que si tus ideales no cuadran con los de esta familia, está bien, porque sois personas independientes, no debes sentirte mal por ello. —El más joven le dedica una mirada amable, mientras sonríe por mucho que lágrimas sigan cayendo por sus mejillas.
—Estos días, no he dejado de sentir que no encajo... —Confiesa, sintiéndose nervioso de repente. —Sé que no soy su hijo de verdad y que no compartimos sangre, pero siempre he soñado con sentir que de verdad formo parte de algo, que alguien se siente cómodo con mi presencia, ya me entiende. —El hombre mira con lástima al muchachito que luce devastado frente a él. —Tenía miedo de no ser suficiente, e hice todo lo que me pidieron. Es cierto que cuando estudiaba en el extranjero echaba de menos el cariño de mis padres, pero olvidaba lo agobiante que es sentir que no tienes voluntad propia para nada. —Ríe con sorna, mirando nuevamente al hombre que está escuchándole atentamente. —¿Ve? Llevo mucho tiempo teniéndole como parte del servicio y nunca le he llegado a ver como una persona, tan sólo como un criado que no siente ni padece, y aún así es usted el único que se ha dado cuenta de cómo me siento de verdad. —Estalla nuevamente, llorando de manera desconsolada. —Soy una mala persona. —Dice entre sollozos. —Y... Tae... Tae me mira con amor aún cuando le desprecié por creerme superior. Y-yo le quiero tantísimo... Y... —Aspira con la nariz. —Yo no merezco que me quiera. —Añade finalmente, notando cómo los brazos del señor mayor le rodean, haciéndole sentir un poco mejor, a pesar de que los escalofríos no dejan ni un segundo de hacerse presentes.
—Muchacho, tú definitivamente eres una buena persona, no vuelvas a pensar lo contrario. —Comenta mientras aparta los mechones que entorpecen sus ojos ahora húmedos. —Escúchame, ¿sí? —Prosigue cuando el castaño asiente con la cabeza. —Las personas más valientes son aquellas capaces de reconocer que se han equivocado. Las cuales se dan cuenta de que han actuado de manera errónea y lo enmiendan y siguen adelante. Tú definitivamente debes hacer eso. —Limpia las lágrimas que recorren sus mejillas y le sonríe abiertamente. —Tu pasado no te define, jovencito. Debes aprender de él y afrontarlo, sólo así podrás seguir adelante y no cometer los mismos errores por los cuales ahora lloras. —El castaño vuelve a llorar de forma desconsolada, murmurando muchísimos gracias entre sollozos, pero el hombre no puede dejar de sonreír y tranquilizarlo.
Porque sí, él tenía claro que el pequeño Jungkook no era igual que las personas que le adoptaron, pero definitivamente el muchacho debía enseñarles valores a éstos en vez de al revés.
Alguien tan noble no merecía vivir de esa manera.
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SUMMER PARADISE🏝 ••KookV••
FanfictionDicen que los polos opuestos se atraen... Y no importa cuanto hagas para evitarlo, pues no lo conseguirás.