thirteen

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Jungkook no quiso ir, sabía que irse con sus mayores, no les traería más que problemas. Ellos debían entender lo que su padre quería decir, porque para él, todo lo que el hombre sentenciaba, significaba casi una religión a la que adorar.

No podía imaginarse que su padre le dijera cosas falsas o malas, porque era un hombre genial y él quería ser como él.

De hecho, ahora que su familia se ha enterado de la visita de sus hyungs, no le quitan el ojo de encima.

Oh Yeon Joo es la que más lo ha notado. 

Le parece excesiva la manera que tienen para controlar al pequeño para evitar a toda costa que Taeyong y Ten ronden a su hijo.

Y es triste para la muchacha escuchar al dueño de la casa hablar por teléfono sobre el futuro del moreno.

Chasquea la lengua y se aleja de la puerta lo más rápido que puede para no ser descubierta.

Jungkook siempre hablaba con ella, le contaba cada una de las inquietudes que tenía y sus sueños, así como le preguntaba cosas absurdas que la hacían reír demasiado. 

Y le dolía notar cómo en todos aquellos momentos, el pequeño lucía triste aunque fuera por unos segundos. Al ser un niño tan trasparente, no podía evitar que se notara el dolor que recorría sus ojos cuando algo le recordaba a su mejor amigo.

Y la muchacha odia el saber que no es la única que ha sido capaz de percibirlo.

Por consiguiente, la madre de Jungkook también sabe que su hijo no está del todo feliz, pero la castaña nunca se ha fiado del Señor Jeon, y sabe que lo que va a hacer no es lo correcto.

Pero tampoco quiere arriesgarse a decir nada, al fin y al cabo allí es una subordinada. Por mucho que quiera a Jungkookie, es tan sólo una empleada y no debe meterse en los que no son sus asuntos.

Ha notado una gran evolución desde que éste llegó a la casa.

Aquel niño de ocho años que acogieron, aunque sigue siendo igual de hermoso a lo que acostumbraba, ha madurado demasiado rápido.

El tiempo pasa y el padre de éste, no parece querer cambiar de opinión, por mucho que Jungkook vaya perdiendo el interés en Taehyung y todo lo que le rodea.

Ya se ha olvidado por completo de su amigo.

O al menos eso parece.

De hecho, cada vez trae a más amigos a casa. Por muy mal que esté, Oh Yeon Joo no puede dejar de comparar a sus nuevas amistades con el castañito de la playa.

Son tan diferentes que asusta.

Hasta alguno de los muchachos la ha llamado criada con tono despectivo, con la edad que tienen.

Los niños de diez años sí que pueden ser crueles si se lo proponen. Y la relación de Jungkookie con su noona va siendo cada vez más fría e inexistente.

Ahora el moreno se pasa el día en su cuarto jugando a diferentes videojuegos y si sale de éste es para ordenar al servicio su cena.

La castaña no ha perdido la esperanza de que la situación cambie, pero no es así.

De hecho, ya no le duele tanto el pensar que en menos de dos años, el chico abandonará la casa para mudarse a estudiar la educación secundaria en Estados Unidos.

Tal vez, alejarse de sus padres, le sirva para no seguir sus pasos.

Trata de consolarse pensando aquello una y otra vez, pero no da un resultado plenamente efectivo, como desearía.

Pero no puede ver ni despedir al chico en ese momento, pues tan sólo unos meses antes decide que no va a aguantarlo más, y deja el trabajo finalmente, mayormente presionada por los dueños. Ella tiene claro que nunca le han llegado a tragar del todo.

Lo único que le queda es desear que todo le vaya bien, aunque éste ni se haya inmutado por saber de su despido.

Y sonríe al caminar hacia la playa y encontrar allí a Taehyung junto a su hermano mayor.

Porque por mucho que parezca haber cambiado todo en aquellos cuatro años, el chico parece ser el mismo.

Y no se refiere a físico, pues los cabellos rubios del pequeño y su morena tonalidad de piel, eso añadido a su crecimiento en altura, pueden confirmar que sí que ha habido un cambio respecto a su cuerpo.

Pero a pesar de eso, su corazón parece seguir igual.

Porque aunque ahora tenga once años, sigue sonriendo con la misma intensidad, y jugando de la misma manera con Taeyong. Surcando las olas en su tabla con satisfacción.

—Sí que has mejorado, Taehyungie. Eres muy prometedor. —Habla para sí misma, sonriendo en el acto. 

Sin querer acercarse a saludar, deja la playa, sintiéndose plenamente satisfecha por haber presenciado aquel momento y haber notado la felicidad que corroe a los pequeños, sobretodo después de haber visto cómo su madre salía detrás de ellos para meterse en el agua y sacarlos a duras penas para cenar.

Y ahora entiende que, a Jungkook le queda muchísimo por aprender.

Y tiene que hacerlo por sí mismo, porque su corazón no puede vivir siempre ciego y sin sentir, las personas no se deberían regir por eso.

A veces es mejor dejar de lado los pensamientos y permitir que lo que sientes sea tu guía.

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Holi, este ha sido más bien un capítulo de transición.

He querido tomar de referencia a Oh Yeon Joo porque es la más cercana a Jungkook, o al menos lo era.

Básicamente lo que ha pasado (por si no han quedado claros algunos matices) es que después de que fueran a buscar a Jungkook y sus padres les vieran, le vigilan de cerca, y poco a poco el chico se ha olvidado de Tae. 

Ha crecido y tiene amigos de su mismo estátus social, pero como el padre de Jungkook no quiere que su hijo tenga ningún contacto con lo que él considera "la plebe" así que va a mandar a Jungkook a Estados Unidos para estudiar la ESO.

Eso es más o menos lo que he querido transmitir en el cap.

Se vienen cambios y cosas guays.

¡Hasta otra! ~


SUMMER PARADISE🏝 ••KookV••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora