Cap.46

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Después de once horas interminables de vuelo en las que me ha dado tiempo a dormir, ver películas, series, comer y volver a dormir, llegamos a nuestro ansiado destino: LOS ÁNGELES. Cuando el avión aterriza, ni siquiera me doy cuenta de que Harry está más que dormido. La gente comienza a levantarse de sus asientos, dispuestos a recoger sus maletas y marcharse, pero yo espero unos minutos mientras observo a Harry dormir. Creo que esto se ha convertido en una especie de obsesión para mí. Cuando veo que no tiene ninguna intención de despertar, el ansia de bajar y ver lo que nos espera ahí abajo me puede y comienzo a zarandearlo hasta que consigo que despierte.

-         ¡Harry! ¡No sé cómo puedes estar dormido en un momento así! ¡Estamos en Los Ángeles!- Harry remolonea un poco y después abre los ojos lentamente.

-         Gracias por este despertar tan romántico. Yo también te quiero.- dice frotándose los ojos. 

-         Vamos, no seas perezoso. Ya casi no queda nadie en el avión.- digo tirando de su brazo una vez que yo ya estoy de pie. Prácticamente lo arrastro para salir del avión.

-         No entiendo cómo puedes tener tanto sueño- digo tras un largo bostezo de Harry. Estamos esperando nuestras maletas.

-         Pues porque los viajes tan largos en avión me agotan.

Una vez hemos cogido nuestras maletas, un coche nos lleva hasta Beverly Hills, donde se encuentra la casa en la que vamos a pasar nuestras vacaciones. Creo que no hace falta que de muchos detalles sobre la casa, porque era de esperar: dos pisos, perfectamente amueblada, jardín, piscina, barbacoa… muchísimo más de lo que jamás hubiera imaginado.

-         ¿Esta casa es tuya?- le pregunto a Harry una vez estamos instalados en ella.

-         No exactamente- dice- de momento la alquilo cuando vengo por aquí.- asiento. Sé que a Harry le gusta mucho esta zona porque ya ha venido varias veces más antes y sé que la conoce bastante bien también.- pero, quién sabe… quizás dentro de poco la compre y así podamos pasar más tiempo aquí más a menudo…

No puedo evitar fijarme en el detalle de que ha hablado en plural. Como una especie de futuras vacaciones, esta casa para nosotros como algo fijo… solo me sale la sonrisa de pensarlo. Pensar que Harry piensa en nosotros a largo plazo hace que me sienta bien y feliz. Cojo su cara entre mis manos y deposito un beso en sus labios.

-         Eres genial- le digo. Harry me corresponde el beso, que se profundiza un poco más, hasta que decidimos entrar.

***

Por insistencia de Harry, me encuentro tumbada en la cama de una de las habitaciones de la casa, justo a su lado. Él ha caído profundamente dormido al instante. Pero yo sinceramente no tengo ni una pizca de sueño. No soy capaz de dormir sabiendo que allí fuera hay tantas cosas por ver. Por ello me encuentro tumbada boca arriba mirando el techo, mientras escucho la respiración pesada de Harry mientras duerme. Dios mío, qué aburrimiento. Ya he investigado la casa de arriba abajo y no sé qué más hacer.

Como me veo falta de inspiración, se me ocurre algo. Me levanto con cuidado de la cama y decido vestirme un poco más presentable, pero no para llamar demasiado la atención. Le dejo una nota a Harry diciendo que me he ido a dar un paseo. No pienso quedarme toda la tarde aquí encerrada.

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