Los años que le siguieron al inicio de la entrada a la primaria de Mateo trajo un período de relativa calma. Bueno, al menos para la familia.
Mateo amaba aprender cosas nuevas... Bueno, está bien, la mayoría de cosas nuevas, lo que hizo cada vez más notorio las increíbles capacidades de memoria que poseía. Era raro tener que repetirle varias veces algo, a la primera o segunda ya se lo sabía y te lo podía repetir casi al pie de la letra.
La directora Mendoza estaba encantada con sus avances, y porque era una situación de ganar-ganar, le permití hacer de mi hijo la propaganda perfecta para más padres con hijos autistas de alto funcionamiento como el mío y otros trastornos de aprendizaje.
«Educación para todos», fue su nuevo lema. Fue también de las primeras escuelas primarias del país en usar la palabra "inclusión" en el ámbito educativo, en el marco de igualdad y equidad. Educación para todos era también educación inclusiva para todos, sin distinción.
Está bien, sin distinción si podías pagarla, pero al menos abrió una puerta, dio lugar al debate, a la posibilidad. Y eso era más de lo que cualquiera de nosotros esperábamos. Yo, sobre todo.Otra cosa que aprendí en esos años, tuvo que ver con el descubrimiento de que hay varios niveles de funcionamiento dentro del espectro autista. O así lo entendí, lo que no dejaba de fascinarme.
Así como cada ser humano es diferente, el autismo también se manifiesta de forma diferente en cada persona. Habían chicos que no tenían casi dificultades con los temas abstractos, como los chistes o los dobles sentidos; habían otros que se aislaban socialmente porque el mundo era demasiado complejo y hostil para ellos. Había personas incapaces de crear lazos emocionales, y al contrario, hombres y mujeres casados con un neurotípico, felices y con sus propios hijos.
Esa era otra palabra que aprendí con el tiempo. Así nos llaman ellos: neurotípicos.
Lo gracioso es que, al contrario de las personas que se consideran "normales" que usan el término discapacitado o retrasado como insulto, las personas Asperger o con otros trastornos del espectro no usan el neurotípico como descalificativo o en forma peyorativa. No, para ellos es nada más una palabra para nombrar a los que sus cerebros funcionan diferentes a lo estándar.
Ni mejor ni peor. Solo eso, diferente.Me pareció interesante enterarme de que la tasa de Asperger en mujeres es mucho más baja que en hombres, y que a diferencia de los varones donde la sintomatología es muy marcada, las mujeres pasan casi que inadvertidas. Como si tuvieran un don especial con el cual camuflarse en cualquier situación, adaptarse al entorno y responder a ello. Me sorprendió a la vez que me maravilló.
¿No es increíble que la mujer pueda ser capaz de ocultar tan bien rasgos sociales súper importantes sin que casi nadie sospeche? ¿No es impresionante que logren vivir sus vidas de forma "normal", al punto en que la gente le diga que no "parece" tener Asperger?
Sí, yo también dije que es genial, increíble e impresionante.
Hasta que lo pensás bien y puede que ya no lo sea tanto. Vivir tu vida negándote, actuando cosas que no sentís, riéndote de cosas que no entendés, sin siquiera poder ponerle un nombre a eso que vos sabés que te hace diferente pero no podés decir qué es... Ya no se ve como una vida tan linda, más bien empieza a parecerse a sobrevivir, más que vivir.Así como la tasa de mujeres Asperger es menor, mucho menor es su diagnóstico temprano.
¿Raro, no?Al principio dije claro, es porque tienen más facilidad para camuflarse con su entorno, pero después uno aprende que todos los análisis, pruebas y cuestionarios hechos para dar un diagnóstico están basados en los parámetros masculinos. No hay, en ningún lado, uno diseñado para la mujer Asperger.
Si esto es así en los países más desarrollados del mundo, mi corazón duele solo de imaginar que pueda haber por las calles de Buenos Aires, una chica, una niña o adolescente, triste y confundida por no saber quién o qué es y por qué piensa y actúa tan fuera de los parámetros sociales aceptados.
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Más de lo que ves © [EN EDICIÓN]
Ficción General«Hay personas que nacen y uno sabe que serán grandes. Esa clase de personas que no hace falta ser un genio para notar la grandeza que les espera. A veces pienso que Sergio era uno. Al extremo opuesto de esa línea, estaba yo. Son por esas cuestione...