Capítulo 5

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Una vez en el parque del edificio, buscamos impacientes a los chicos hasta que veo que alguien nos señala y me doy cuenta de que allí están sentados Valentín y Mauro con tres chicas. Al llegar a ellos las saludamos, pero yo especialmente quedo sorprendido, ya que una de ellas se me hace conocida de algún lado y me parece muy bonita. Su cabello rubio oscuro cae en forma lacia a la altura de sus hombros, el café claro de sus ojos se ilumina con la luz en ellos y su piel se ve apenas rosada por la quemazón del sol. Simplemente linda como pocas he visto, hasta que la reconozco.

—¿Hablaban de nosotros? —pregunta Marcos egocéntricamente.

—Le comentábamos a las chicas sobre ustedes —responde Mauro—. Ellos son Paulo, Marcos y Agustín —dice señalándonos respectivamente—. Y ellas son Imari, Camille, Carla y hay otra amiga suya en la piscina llamada Emilia.

—Es más, le comentábamos a Camille —me dice Valentín— que tú no eres de aquí al igual que ella.

—¿En serio? —le pregunto sorprendido—. ¿De dónde eres?

—Nací en Canadá porque mi madre es de allí, pero vivo en Bogotá con mi padre desde muy chica —me explica—. ¿Y tú de dónde eres?

—Yo soy de Argentina, específicamente Córdoba, pero vivo en Medellín con mis padres desde los ocho años.

—Eso es genial —responden Camille e Imari al unísono y bebiendo un sorbo de sus tragos.

—Sabía que se llevarían bien ustedes dos —dice Mauro exaltado.

Un poco colorado por ese comentario, dirijo mi mirada hacia Camille que también se ha ruborizado. Le sonrío y ella parece calmarse porque me devuelve la sonrisa.

—Y yo creo que me llevaré bien contigo —dice Agustín guiñando su ojo a Carla mientras ella ríe nerviosa.

A los pocos minutos llega la otra amiga de las chicas toda empapada, supongo que es Emilia, y continuamos conversando, riendo y tomando tragos hasta que se hizo el atardecer. Valentín tenía razón cuando me llamó hoy temprano, las chicas son muy agradables y encantadoras.

Agustín y Mauro le pidieron los números de teléfono a Carla e Imari para contactarnos en caso de que alguna vez tengamos ganas de reunirnos y nos despedimos de ellas tan rápidamente que no tuve tiempo preguntarle a Camille si ella era la chica de la terminal de buses, pero quedaría algo extraño si lo hacía así que mejor no. Solo espero poder cruzármela a solas alguna vez para poder saberlo sin necesidad de quedar como un idiota.

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Volví y con el capítulo como prometí. Es un poco corto, pero en breve voy a estar publicando el siguiente, lo que significa que finalmente hoy y mañana va a haber capítulos dobles!!!

Y quiero agradecer a todos los que están leyendo la novela ya que la misma pasó las 200 lecturas y real que no lo puedo creer.

Voten y comenten. Los leo ♥

Azul cielo | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora