Capítulo 10

2K 105 23
                                    


Camille

Hace unos pocos días que nos encontramos aquí y ya siento que estas vacaciones están siendo fantásticas.

Siendo sábado por la noche, y con una salida en puerta, estamos las cuatro en el cuarto de Emilia e Imari con todas nuestras ropas y maquillaje desparramados sobre la cama mientras terminamos de producirnos.

—Espero que esta noche se me dé con Valentín —suelta Emilia haciendo muecas en el espejo.

—Claro que sí, amiga. Quédate tranquila —afirma Carla—. Y a Cam seguro se le dará con Paulo —dice guiñándome un ojo.

Todas ríen y me arrojan besos. Me sonrojo un poco ante esa idea, pero sacudo mi cabeza y la saco de mi mente.

—Ya basta —respondo irónica—. Ya les expliqué todo.

En realidad, les mentí cuando ayer me preguntaron por qué tardé tanto en hacer una llamada diciéndoles que papá tenía muchas ganas de conversar. Preferí no comentarles nada de mi encuentro con Paulo.

—Oye, Cam —exclama Imari—. No olvides tu identificación.

—Oh, claro. ¿Cómo es posible que vaya a olvidarla? Sin ella ustedes no podrán tomar y emborracharse —digo bromeando—. Ya, en serio, cuídense. No quiero andar cargando con ustedes como siempre y absteniéndome de beber.

—Sí, mamá —responde las tres al unísono.

—Como agradecimiento, nosotras te cuidaremos a ti —dice Emilia mientras las otras dos la miran sorprendidas—. Esta noche podrás tomar sin culpa y nos haremos cargo de ti.

—Pero no quiero que no beban.

—Tranquila, Cam. Nadie dijo eso, solo que nos comprometemos a beber un poco menos para que disfrutes tú también.

Carla e Imari volvieron a lanzarle miradas asesinas hasta que le dieron la razón. Continuamos vistiéndonos con música a todo volumen, hasta que siendo alrededor de las 23:00 pm le llega un mensaje a Imari de Mauro diciéndole que ya se encuentran esperándonos en el lobby del edificio. Gritando y riendo emocionadas, tomamos nuestros bolsos y bajamos por el ascensor hacia la planta baja. Y allí estaban.

Paulo

Estamos los cinco terminando de vestirnos para ir al lobby y esperar a las chicas. Intentando mostrar mi mejor imagen elijo una camisa negra, un jean azul oscuro y zapatillas negras. Por último, revuelvo un poco mi cabello procurando que no quede muy peinado y me aplico perfume alrededor.

—Oye, Londra —me dice Mauro—. ¿Se puede saber para quién te estás acicalando con tanta motivación?

—Para nadie en especial —respondo mientras sigo revolviendo mi cabello con la mano.

—Seguro que para Camille, ¿me equivoco?

Lo miro extrañado a mi amigo y todos ríen.

—¿Qué te hace pensar eso? —pregunto confundido para disimular.

—No lo sé, la forma en que la miras y cómo le hablas —revela Mauro—. Igual no te culpo, esa rubia sí que es linda.

Por alguna razón no me gusta su comentario y siento un cosquilleo de incomodidad. Intento desviar de mis sentimientos de la cabeza para contestar con indiferencia.

—Sí, es bonita. Pero creo que a Valentín se le dará esta noche —cambio de tema.

—Claramente —dice bromeando con arrogancia—. No lo duden.

—Oigan, chicos —interrumpe Agustín—. Son las 22:55, creo que deberíamos ir bajando.

—¿Marcos no viene? —pregunto.

—No, porque mañana llega su novia aquí y quiere quedarse con ella —se encoje de hombros.

Bajamos hasta la recepción del edificio y las esperamos hasta que las vimos llegar. Todas se ven muy lindas, pero Camille sobresale del grupo de una forma asombrosa. Su cabello se encuentra ligeramente ondulado y viste un top rosado ceñido a su figura junto con una corta falda que deja ver sus extensas piernas, llevándome a imaginar cosas indebidas.

''Cálmate, Paulo. Si te animas, ya tendrás la oportunidad'', pienso para enfriar mi mente.

—¿Vamos? —dice Agustín rompiendo la incomodidad del silencio.

Las chicas asienten y partimos hacia GreenBox, sin antes dirigirle una mirada a Camille y descubrir que ella hizo lo mismo que yo. Me sonríe dulcemente haciendo que me olvide de todo lo que me atormenta.

Azul cielo | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora