Capítulo 13

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-Tomaste solo cuatro vasos, pero eso te alcanzó para quedar totalmente ebria. Paulo cuidó de ti toda la noche y como recompensa le has bailado como nunca antes te había visto hacerlo con un chico. Hasta casi que lo besas, pero él se detuvo. Y ya no recuerdo más nada -concluye-. Oh, sí. En un momento de la noche parece que estabas tan cansada que Paulo vino a pedirme las llaves para traerte aquí y que puedas descansar. Así que fue él quien seguramente te acostó -recuerda.

Al escuchar ese relato, mis ojos se abrieron de par en par y siento que mis mejillas arden con intensidad. No puedo creer que tuve la poca vergüenza de haberle bailado ''personalmente'' a Paulo y encima casi haberlo besado. ¡Pero qué tierno que me haya cuidado! Aunque debería ir a pedirle disculpas por las molestias que se tomó cuando mis amigas debieron haberlo hecho.

-Creo que debería ir a disculparme con él -pienso en voz alta-. ¿Sabes si le dije algo estando ebria?

-No lo sé, pregúntale a él.

-Ahora mismo iré -digo-. Y ustedes deberían disculparse conmigo por no haberme cuidado como prometieron.

-Lo siento, Cam.

-Aunque gracias porque al menos he estado más cerca de Paulo -digo sonriendo y vistiéndome con lo primero que encuentro.

-¡Sabía que te gusta! -exclama con entusiasmo.

-Ya cállate.

Tomo las llaves, mi celular y voy hacia el lado del edificio donde se encuentran ellos atravesando el corredor que conecta ambas partes. Una vez en la puerta, la toco un par de veces y me abre Marcos.

-Hola, Camille -dice de buen humor.

-Hola, Marcos. ¿Sabes si Paulo está?

-Sí, espérame que lo llamo.

Marcos entra nuevamente y al cabo de diez minutos escucho un ''¡Levántate, Paulo, te busca Camille!'', que proviene del interior. A los pocos minutos veo a Paulo venir en mi dirección revolviendo su cabello y algo dormido. Se encuentra con el torso desnudo, unos shorts y descalzo. Al verme, sus ojos apenas abiertos se clavan en mí mirándome rápidamente de arriba hacia abajo y me sonríe enviando cierta electricidad a todo mi cuerpo.

-Buen día, Cam -saluda con su voz ronca-. ¿Sucedió algo?

''Bueno, no estaba preparada para esta vista, pero me gusta y mucho.''

Las palabras no salen de mi boca y mi respiración se agita de a poco como consecuencia de haberlo visto a Paulo recién levantado.

-Buenos días -digo aclarando mi garganta pero sin lograr continuar hablando.

-¿Puedo saber a qué se debe el honor de tu visita? -pregunta sonriendo.

-Pues... antes que nada lamento haberme despertado a esta hora -comienzo hablando mientras miro mi reloj.

-No te disculpes, aunque me hubiera gustado que me despertaras de otra forma, pero aun así dime qué ocurre.

Al escuchar eso, veo la forma en que sus mejillas se sonrojan y las mías también.

-Vine para agradecerte lo de anoche, no era necesario que me cuidaras y tú lo hiciste conociéndome hace poco -digo con vergüenza.

-No tienes que agradecerme, Cam -dice riendo-. Fue lindo haber tomado cuidado de ti.

-¿Por qué lo dices? ¿Hice algo bochornoso? -pregunto con miedo a su respuesta.

-No, te has portado de maravilla -sigue riendo-. Hasta me dijiste cosas muy lindas.

No puede ser, es imposible. ¿Acaso me desinhibí tanto?

-¿Cómo cuáles?

-Bien... -dice con la mano en su barbilla recordando-. Resumidamente halagaste mucho mis ojos -sonríe.

-Vaya, no sabía que era tan atenta estando ebria -digo intentando justificarme sin parecer desesperada-. Igualmente no mentí.

Paulo sonríe con las mejillas encendidas por mi piropo.

-¿Y sobria eres igual? -pregunta con algo de coqueteo.

-Para ti lo puedo ser, Paulo -respondo coqueteando también.

Sus fascinantes ojos azul cielo se iluminaron ante mi comentario y Paulo muerde su labio inferior mientras continúa sonriendo. Jamás imaginé ser así de suelta con un muchacho. Siempre fui tímida e insegura, pero con él es diferente, me hace sentir cómoda.

-Eres tan linda, Cam. Te contaría todo lo que me dijiste anoche, pero no quiero incomodarte.

-¿Qué más te dije? -digo resignada por la ridiculez.

-No te lo diré.

-Oh, vamos Paulo. Dime -hago puchero.

-No ahora -lanza una carcajada-. Te lo diré en otra ocasión. Ahora me iré a duchar, nos vemos, rubia.

Da un beso en mi nariz y cierra la puerta en mi cara dejándome embobada ante su reacción.

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Hoooola, gente linda!!! Como verán ya están disponibles los capítulos dobles que prometí. Que los disfruten mucho.

PD: desde qué países leen la novela?

Azul cielo | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora