Capítulo 15

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Paulo

Luego de ese mensaje, me coloco una camiseta para dirigirme a lo de Camille. Presiento que por la forma en la que me escribió algo no se encuentra bien con ella, y solo espero que no sea nada grave. Mientras camino con rapidez a lo largo del corredor acomodo mi cabello con mis dedos para que quede ligeramente despeinado.

Al llegar, toco la puerta y una vez que Camille la abre lo primero que distingo son sus ojos cristalizados por haber llorado. Al verla en ese estado, siento que algo dentro de mí se rompe en miles de pedazos y sin una palabra mi primera reacción es abrazarla muy fuerte para que se sienta contenida, para que sepa que no está sola. Ante esto, su llanto comienza a hacerse cada vez más fuerte. No sé cuál es el motivo para que se encuentre así, pero lo único que quiero hacer es consolarla.

—Gracias, Paulo —agradece entre lloriqueos con su cabeza apoyada en mi hombro—. No sabes qué bien me hace esto.

Sonrío al saber que le hago bien a alguien, que puedo ser útil en momentos difíciles.

—Vamos, Cam. Entremos.

Ingresamos al departamento en silencio y Camille me ofrece algo de beber mientras me acomodo en el sofá de su sala de estar. A los pocos minutos se acerca a mí con dos vasos de limonada y se sienta a mi lado dejando cierto espacio entre ambos. Por un rato, nos mantuvimos en silencio. No quiero preguntarle para no invadir su privacidad, pero la duda me carcome por dentro, hasta que decido romper el hielo.

—¿Te encuentras mejor?

—Sí —responde más calmada—. Te agradezco nuevamente por haber venido. Lamento que nuestro encuentro no haya sido lo que esperabas.

—Está bien, Cam —digo acercándome para correr un mechón de su cabello—. No necesitas agradecerme.

Camille clava su mirada en mí y rompe en llanto de nuevo. Sin saber qué hacer, vuelvo a abrazarla como al principio y decido preguntarle qué le sucede.

—¿Qué es lo que te tiene así?

—Mi exnovio —confiesa entre sollozos.

Al escuchar eso, frunzo el ceño por instinto.

—Me ha escrito esta tarde porque quiere verme y me ha insistido con agresividad para que le responda —continúa—. No quiero saber nada más con él, pero hace caso omiso.

Sus ojos hinchados por tanto llanto vuelven a colocarse en los míos hasta calmarse. Encontrándome en total silencio, ella prosigue contándome.

—Se llama Lucas y estuvimos saliendo alrededor de dos años. Él era el mejor amigo de mi prima y lo conocí en su cumpleaños número dieciocho. Al principio, era divino conmigo portándose como un caballero, siempre con una sonrisa en su rostro. No puedo negar que he pasado muchísimos momentos hermosos con Lucas, hasta que un día comencé a notarlo extraño. Le había preguntado reiteradas veces qué le sucedía, pero no me respondía nunca y en una de esas... —hace una pausa inhalando para evitar llorar—. Levantó su mano para abofetearme en el rostro diciéndome que no era de mi incumbencia saberlo.

Luego de escuchar esa parte de su relato, quedo anonadado ante lo que sufrió Camille en ese momento. ¿Cómo se le ocurría a ese idiota levantarle la mano a una persona?

Tomando más confianza, Camille prosigue con su historia.

—No le hablé por dos semanas completas, hasta que decidí hacerlo pero para terminar nuestra relación. Una tarde, me dirijo hacia su casa y toco la puerta; cuando me atiende, lo noto agitado con algo de nerviosismo. Comencé a decirle lo que había decidido y su rostro se volvió sombrío, acompañado de actitudes violentas. Nuevamente me abofeteó hasta dejarme las mejillas marcadas, pero por suerte llegó su madre en el momento justo para salvarme de ese calvario —concluye—. Ese día di por terminada nuestro noviazgo y para mí era hombre muerto.

Sus lágrimas no cesan y caen por su rostro una tras la otra.

—Cam, quiero que sepas una cosa —digo tomando su barbilla en mis manos—. Estando conmigo, jamás estarás sola o desamparada. Gracias por haberme confiado esto. Créeme que cuidaré de ti.

Doy un beso en su frente y la abrazo con dulzura. De lo poco que la conozco, puedo darme cuenta de que Camille es un ser de luz que no se merece este tipo de cosas, no debería llorar por alguien de esta manera.

Las ganas de besarla se abalanzaron sobre mí, pero considero que no es el momento correcto así que me limito a acariciarla en completo silencio.

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Bueno gente linda!!! Acá les dejo el capítulo 15 como prometí y como agradecimiento porque la novela pasó las 1000 lecturas y realmente no puedo creerlo.

En unas horas voy a publicar el 16 y prepárense que viene con cosas lindas entre Camille y Paulo. Mientras tanto comenten y voten en este capítulo :)


Azul cielo | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora