Camille
Me despierto bruscamente con la luz del sol entrando por la ventana y un grito femenino en mi oreja proveniente del mismo cuarto en donde estoy. Al refregarme los ojos para ver quién fue la culpable, la mismísima Carla es la que se encuentra de pie a mi lado con sus verdes ojos fijos en nosotros.
—¿Era necesario despertarme de esa forma? —pregunto susurrando enojada.
—Quiero ya una explicación de esto —dice señalándonos con picardía.
La miro a Carla y giro mi cabeza para observarlo a Paulo que duerme pacíficamente a mi lado, provocando que sonría como una tonta ante el recuerdo de lo de anoche. Su rubio cabello ligeramente despeinado y su barba con algo de crecimiento lo hacen aún más atractivo de lo que ya es.
''Vaya que tiene sueño profundo. No se ha despertado ni con el grito de Carla.''
—Ven, vamos a la cocina que te explicaré. No quiero despertarlo del todo —murmuro mientras me levanto de la cama y procurando que Paulo descanse tranquilamente.
Nos dirigimos ambas hacia el comedor a paso rápido al tiempo que Emilia e Imari descansan en el otro cuarto. Carla toma una botella de jugo natural y sirve dos vasos con su contenido, mientras que me acomodo en una de las sillas.
—Ahora quiero saber qué pasó y por qué este rubio se encuentra durmiendo en tu misma cama —exclama Carla trayendo ambos vasos.
—Anoche cuando fui a la barra de bebidas me encontré con Lucas.
—¿De nuevo ese idiota? —interroga mi amiga con asombro mientras asiento.
—Quiso invitarme un trago, pero yo se lo negué rotundamente. Hasta que me toma por el brazo para llevarme de un tirón a un lugar más oscuro y allí me sube a su hombro intentando ir hacia un callejón y hacer conmigo quién sabe qué —bebo un sorbo de jugo procurando no llorar durante el relato—. Gracias al cielo apareció Paulo y me salvó de las garras del enfermo de mi exnovio. Al rato llegó la policía y lo arrestó.
Los ojos de Carla se abren de par en par con estupefacción ante lo que le cuento.
—Oh, Dios mío. No puedo creer lo que estoy escuchando —dice Carla con la voz entrecortada.
—Créelo porque es cierto —le respondo—. Luego, Paulo me trajo hasta aquí y como comenzó a dolerme la cabeza le pregunté si podía pasar la noche conmigo y allí está, en mi cama como lo has visto —concluyo.
—Vaya, jamás imaginé que tú fueras a invitar a un chico para que duerma contigo. Porque sí recuerdo el momento en que vinieron a pedirme la llave, pero no sabía que era para esto —exclama pícaramente.
—Yo tampoco —me sonrojo.
Luego de eso, Carla me cuenta cómo terminaron su noche todos juntos y muy ebrios. A los pocos minutos, aparece Paulo medio dormido con la camisa de anoche, sus jeans, descalzo y a su vez, ruborizado por la situación. Sus ojos medios abiertos se fijan en mí mientras acomoda su cabello con la mano para peinarlo, si es que eso es posible.
—Hola, chicas. Buen día —saluda con su ronca voz.
—Buen día —saludamos al unísono.
—Lamento que tengas que verme recién levantado, Carla —dice rascando su nuca con vergüenza.
—No te hagas drama, Paulo. Eres bienvenido —dice Carla guiñándome un ojo—. Los dejo a solas, debo irme.
Luego de que Carla se va, le sirvo algo para beber a Paulo mientras él se acomoda en el sofá de la sala. Comenzamos hablando de lo de anoche desde lo del bar, pasando por su relato en Argentina, incluyendo lo de hoy a la mañana hasta que quedamos en silencio mirándonos a los ojos.
—Oye, Cam —comienza hablando—. No quiero romper nuestro contacto visual pero como recordarás, mañana es nuestro último día aquí y me gustaría que hagamos algo juntos. ¿Qué dices?
Sus palabras son todo lo que estaba esperando escuchar. Mentalmente estallo de la felicidad y asiento por instinto.
—Claro —le respondo sonriendo—. ¿Qué tienes ganas de hacer?
—Eso será una sorpresa —responde dándome un beso en los labios—. Ahora me tengo que ir.
—No es justo que siempre me hagas lo mismo —digo haciendo puchero mientras él lanza una carcajada y muerde mi labio inferior.
—Tranquila, te gustará. Ven, acompáñame a la puerta.
En camino a la entrada del departamento, Paulo me toma de la cintura y me aferra a él, y como reacción enlazo mi brazo alrededor de su espalda.
—Estoy muy ansiosa por saber lo de mañana —digo como una niña pequeña.
—Te encantará —me responde con otro beso—. Nos vemos mañana, rubia.
—Adiós, mi cielo.
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Dios, estos dos son lo más dulce del mundo lpm. Necesito un novio así ahre.
Bueno, les comento que mañana seguramente publique uno o dos capítulos más, y voy a volver a publicar el jueves porque ando con exámenes.
Los leo!!!
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Azul cielo | Paulo Londra
Fanfiction"Estoy perdida en ese azul de tus ojos." Traducida al italiano por @RauwCami ♡