Capítulo 30

1.2K 85 28
                                    


Paulo

Su pregunta fue como un puñal en mi espalda, se me hace imposible contarle lo que me sucede. Mi voz se entrecorta haciendo que no pueda hablar y miles de lágrimas brotan de mis ojos sin cesar. Camille me abraza sin decir una palabra, tratando de llegar a mi consuelo. Esto es lo que necesitaba tanto de ella. Ya más desahogado, limpio mis lágrimas con el borde de mi remera e inhalo con profundidad. Fijo mi mirada en ella que me observa con preocupación y acaricia mis mejillas con sus delicadas manos.

-¿Qué te ocurre, mi cielo? -pregunta acongojada.

Cierro los ojos, inhalo nuevamente e intento contarle, pero no puedo.

-No puedo hacerlo mirándote a los ojos, Cam -digo corriendo mi vista a un costado.

A los pocos segundos, Camille se sienta con cuidado a horcajadas de mí mientras sus dedos hacen contacto con mi rostro y su mirada busca la mía.

-Sé que puedes hacerlo, Paulo.

''Mi querida Camille, no te merezco en absoluto'', pienso para mis adentros.

-Mañana por la noche me iré -musito.

-Ya lo sé, todos volveremos a nuestros hogares.

-No, Cam -la interrumpo-. Me tengo que ir de Colombia.

Su rostro pasó de la dulzura a la sorpresa mezclada con decepción. Sus facciones se tornan oscuras, apenadas por la noticia.

-¿Qué? -susurra con tristeza mientras yo asiento-. ¿Cómo que te irás? ¿Cómo sucedió esto?

Vuelvo a tomar aire con pesadez para evitar llorar nuevamente, debo ser fuerte.

-Ayer por la tarde recibí una llamada de mi madre -comienzo hablando-. Pensé que sería para preguntarme cómo estaba, pero para mi sorpresa fue otra cosa -me detengo unos segundos-. Mis padres son gerentes de área en una empresa que tiene sucursales en Argentina y aquí en Colombia, por lo que cada vez que los requerían en la otra filial debíamos mudarnos de país como si fuera lo más fácil del mundo. Y ahora volvió a pasar; mi madre me contó que los necesitan en la sucursal de Argentina por un tiempo hasta que se acomoden las cosas, mientras tanto viviremos allí -concluyo apenado.

-¿Volverán aquí? -pregunta.

-No lo sé, todo depende qué tan rápido mejore la situación de la empresa -digo desganado.

La mirada de Camille parece desplomarse en un segundo como si le hubieran dado la peor noticia de todas. Unas lágrimas aparecen bajando sus mejillas conteniendo un gran llanto.

-No llores, rubia -la animo secándoselas con mis pulgares-. Quizás dentro de poco vuelva a mudarme aquí y nos encontraremos de nuevo.

-Pero no es justo, Paulo. Luego del maltrato que sufrí consigo encontrarte a ti, que eres alguien que vale la pena, y te pierdo así como si nada -llora desconsoladamente-. Hace mucho tiempo que no me sentía de este modo después de mi última relación y tú generaste que mis sentimientos afloraran nuevamente. Hiciste que ese algo en mí reviviera, y ahora siento que va a morir otra vez. A pesar de que nos conocemos hace menos de un mes, te convertiste en alguien muy especial para mí.

Verla de esta forma me parte el corazón y sus palabras me destrozan poco a poco, pero debo ser fuerte para no romper en llanto de nuevo.

-Me encantaría quedarme aquí, Cam. Pero no puedo hacerlo -digo al borde del sollozo-. Solo júrame una cosa: sé fuerte y no pienses en que no volveré. Imagina que lo haré pronto y que nos reencontraremos en unos meses. ¿Lo prometes?

-Lo prometo -dice más calmada-. Y tú prométeme que vendrás de visita al menos una vez.

-Prometido -digo haciendo que nuestras frentes se toquen.

-Te extrañaré muchísimo, mi cielo -exclama Camille.

-Yo mucho más.

Camille se acerca a mí con suavidad hasta hacer que nuestras bocas se adhieran en un beso; sus labios se sienten tan dulces, tan cálidos, provocándome que nunca quiera dejar de besarla. Tomo su rostro en mis manos para sentirla aún más y ella acaricia mi nuca con las yemas de sus dedos. De a poco, nuestro beso se intensifica buscando algo en el otro, despertando sensaciones que nunca hemos experimentado y que quieren ser saciadas.

Con sumo cuidado, poso mis manos en su cintura sin dejar de besarla un segundo y la recuesto sobre la manta mientras me acomodo entre sus piernas evitando apoyarme con todo mi peso. Luego de un rato besándonos, decido bajar mis besos hacia su cuello pasando primero por su mejilla. Así continúo hacia su pecho, pero descendiendo solo hasta donde ella me lo permita. Tener contacto con su piel hace que no me controle, que quiera ir más allá de lo que siempre hemos llegado juntos. Por un segundo, la miro fijamente a los ojos y de ellos parece que emanara fuego por este momento, como si pidieran más de mí.

-Te necesito, Paulo -exclama con deseo-. Te necesito más de lo que imaginas.

-Y yo a vos, mi rubia -respondo dejando escapar mi acento-. Sos absolutamente todo lo que quiero para mí.

Camille sonríe y vuelve a besarme con extrema pasión. Con delicadeza me quita la camiseta dejándome con el torso desnudo, y luego de acariciarle cuidadosamente el cabello prosigo a hacer lo mismo con su vestido quedando en ropa interior.

-Me matarás, Cam -confieso deleitándome visualmente con su figura.

Camille se sonroja ante mi comentario, provocando que sus mejillas se coloreen de un rojo intenso. Sabiendo cuál va a ser nuestro siguiente nivel, estiro mi brazo hacia mi mochila buscando en ella un profiláctico que estaba seguro de que había guardado con la esperanza de tener esta oportunidad con ella antes de marcharme. Luego de que Camille me quita el resto de las prendas que me quedan, lo coloco con precaución. Por su parte me invita a hacerle el amor, generando que este momento tan magnífico sea únicamente nuestro.

Al culminar, me recuesto a su lado al tiempo que ella apoya su cabeza en mi pecho; a los pocos minutos, Camille se queda dormida mientras acaricio su cabello. Con cuidado de no moverme demasiado, vuelvo a revolver mi mochila en busca de otra manta y como puedo nos cubro para poder descansar mejor a pesar de estar en un lugar público.

''Si supieras que desde que te conocí soñé con tener esta velada...''

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

AAAAAAAH ESTOY RE CONTENTA PORQUE LLEGÓ ESTA PARTE, aunque admito que me dio un poco de vergüenza narrarla y por eso no detallé mucho, pero al menos intenté hacerla lo más tierna posible.

Que la disfruten!!!

Azul cielo | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora