-H-Hola, s-soy Jenna. U-Un gusto.
-Ray. Siéntate ya.
La rubia obedeció y jaló la silla hacia atrás para poder sentarse. Se produjo un chirrido por la fricción del metal con el suelo y una vez posada sobre la silla, la chica irguió la espalda y comenzó a juguetear con los cubiertos de su plato.
Esa fue la primera vez que la vi.
Jenna me encontró a través de las redes sociales un par de meses antes de partir a Japón.
Dio con mi perfil y se presentó como una chica como cualquier otra. Creí que quería ligar, y me aclaré que era gay desde el inicio. Ella se mostró muy respuesta y negó la posibilidad de entablar una relación amorosa en el futuro. Buscaba amigos nuevos con los cuales hablar y compartir intereses en común. No me negué a la idea y así, comenzamos a platicar todos los días, cada día un poco más que el anterior. Me agradaba su persona, y su forma de pensar.
Pero me engañó, a cuestas de su propio beneficio.
Llevábamos casi tres semanas platicando todos los días a través de una red social, y hablábamos ya de la posibilidad de conocernos en persona. Y en medio del plan, Jenna confesó haber buscado mi perfil porque su padre le había revelado una muy impactante verdad.
Él tenía otra esposa, mi madre, una pelirroja de hermosos ojos color miel y de facciones tan finas y puras como la nieve. Quien vivía con un chico menudo, igual pelirrojo y de ojos bicolor. Descrito como "algo rarito" por mi mismo padre.
Jenna se emocionó y rompió en llanto en lugar de mostrarse ofendida o enojada por semejante engaño. Ella también era hija única del otro matrimonio, y le pareció mona la idea de tener un medio hermano y una madrastra.
No dejó pasar el tiempo y buscó como ponerse en contacto conmigo tan pronto cuando me encontró en internet. Y por supuesto que le cerré toda puerta al instante que me soltó la verdad tras el iniciar una amistad.
La bloqueé de toda red social y le dejé muy en claro que no se atreviera a acercarse a mí o a mi madre ni ahora ni en un futuro. No lo entendió.
La rubia siguió tratando hasta llegar al punto de llamarme y mensajearme de diferentes números, pues terminaba bloqueando número tras número al recibir alguna noticia de ella.
Al final terminé accediendo a un solo encuentro. Con la condición de que fuera la única, y después de eso, ella pudiera dejar de acosarme de dicha manera y dejarme ir.
-E-Eres muy bello, e-en serio. -dijo la rubia emocionada y sus ojos brillaron de la felicidad. Puse los ojos en blanco y me crucé de brazos. Compartíamos, por desgracia, algunos rasgos de nuestro padre. Y los demás, pertenecían a nuestras madres.
-También. -respondí a secas y saqué un cigarrillo de la cajetilla. Lo encendí y Jenna en seguida se cubrió la nariz con un pañuelo.
-¿Podrías fumar lejos de mí? E-Es que... Mmm, y-yo... -expulsé el humo por mi boca y le clavé mi mirada. Esta chica era demasiado lenta para hablar y eso me desesperaba. -e-estoy embarazada.
Abrí los ojos sorprendido y miré el cigarro sujeto entre mis dedos. No lo pensé mucho y lo apagué contra el cenicero de la mesita. Jenna se comportaba cual niña apenada por haber realizado una travesura y tras ser atrapada por un adulto. Ahora jugaba con sus delgados dedos, entrelazándolos entre sí, esperando a ser regañada.
Eché un vistazo a su vientre y a penas sobresalía. Debía tener a penas unos 3 o 4 meses. Aunque claro, también su cuerpo era igual de menudo que el mio, y dudaba que su embarazo pudiera hacerla lucir más grande de lo usual.
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Blue neighborhood [joshler]
FanfictionLa homosexualidad no está permitida en este vecindario.