Narrado por Josh
— ¡Papi date prisa! ¡Me van a robar los columpios! — gritó Alice tirándome del brazo lo más fuerte que podía.
— Adelántate cariño, ¡PERO NO CORRAS! — exclamé al soltar mi brazo y, efectivamente, verla correr a toda velocidad hacia los columpios.
Reí en voz baja y sacudí mi cabeza en negación. El parque estaba lleno de niños y niñas de todas las edades. Risas, llantos, charlas, el sonido de las hojas chocando por el viento, el olor a algodón de azúcar y uno que otro ladrido de los perros, son de las cosas que uno podía sentir, oler y escuchar cuando venía al parque.
Sobretodo en otoño. Amaba esta época del año. De la mañana a la tarde la brisa se sentía fría, por la noche refrescaba más al grado de sentir el frío pegarse a tu cuerpo. Pero me agradaba.
Alice lucía adorable con su gorrito rosa con orejas de gato y su suéter con el dibujo de una ardilla usando, un suéter. Admiraba la originalidad y la valentía de mi hija al decidir usar lo que más le acomodaba vestir. Y digo valentía porque hubo una época en donde tuve que pelear muchísimo con Halsey, por dejarla definirse por sus gustos e intereses y no por lo que ella quería. Pero esa es historia pasada. Después de todo, la separación fue la mejor opción. Aunque debía admitir que pasaba días donde me sentía realmente solo. Extrañaba la compañía de estar con alguien con quien compartir no sólo cosas en común sino también pláticas, citas, pensamientos. Amor. Y más extrañaba esa sensación porque solo podía tener a mi hija por dos miserables días, los cuales deseaba que se volvieran eternos.
— ¡¡Mírame papi!! — Alice me saludaba mientras estaba colgada de cabeza en una barra de metal de los juegos. La saludé de vuelta haciendo una mueca rara y moviendo mis manos torpemente.
La vi bajarse con mucha agilidad, no sin antes darme un casi paro cardíaco por el temor de que cayera y se golpeara la cabeza. Le dirigí una mirada de advertencia y se fue corriendo hacia otro juego. Creo que jamás me hará caso cuando le digo que no deba correr.
Una pareja con un bebé en brazos se sentaron justo a mi lado. La banca de madera hizo un pequeño crujido y volteé a verlos sonriendo de lado. El pequeño era adorable, tenía unos cachetes regordetes y unos ojos color miel que destellaban al pestañear. Quién diría que los niños me parecerían tan tiernos, ni yo me la hubiera creído hace algunos años atrás.
Los ojos de ese bebé me hicieron recordar a Tyler. Y por muy tonto o dramático que sonara, me hacía falta. Y eso que solo habíamos salido una vez. Probablemente la última ocasión que nos veríamos.
Le insistí todo el día de ayer y nada, ni un solo mensaje y tampoco devolvió mis llamadas. Creí que sería demasiado si lo "acosaba" también el día de hoy, pero valía la pena intentarlo.
🌟☁️
Narrado por Tyler
Como cada domingo, Violet y yo salíamos de paseo ya sea al parque o por un helado. Claro que la idea del helado no pegaba mucho con el frío que empezaba a hacer.
Caminaba a pasos lentos, disfrutando de la vista y la naturaleza que conformaba parte del parque, mi hija iba a mi lado y daba pequeños brincos a cada paso. No importa cuantas veces hayamos venido, siempre se emocionaba al llegar y ver la cantidad de cosas que podía hacer.
Inmediatamente sus ojos se enfocaron en el arenero y entonces se detuvo y me miró tierna e inocentemente, moviendo sus largas pestañas. Me pregunté, con obviedad, de dónde habrá sacado esa mirada. Le sonreí intentando ocultar mi incomodidad, pues no era un gran fan de la arena, pero no podía quitarle los ojos de encima. Ella es aún muy pequeña y habían muchos niños y niñas que parecían más grandes que ella.
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Blue neighborhood [joshler]
Fiksi PenggemarLa homosexualidad no está permitida en este vecindario.