Sin Chan mola.

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La semana pasó aburrida. De vez en cuando quedaba con Raúl. Otras veces me pasaba los días en casa jugando a la play o con música. Bueno, y entrenando claro está. Raúl y Carlos seguían quedando con los chicos esos. Angel me dijo varias veces de irme con ellos, aunque yo lo rechace. 

Seguía sin hablar con Marta, cosa que me costaba. Nunca habiamos estado tanto tiempo enfadadas y sin hablar. Pero no, Sandra, hasta que no vuelva, nada.

Mi padre seguía por ahí, pisaba la casa nada y menos. Y mi madre, en la cocina como de costumbre aunque cada día desaparecia más para irse con sus amigas. 

Ya era 18, había pasado una semana desde que fui a la piscina de Raúl. No se había repetido ese momento. No había vuelto a intentar besarme, y yo tampoco hice nada. Aunque algo dentro de mi, quería que lo intentara. Mierda Sandra, ¿qué coño estas pensando?

-No quemes la cocina, cierra siempre con llave, recuerda coger las llaves aunque el vecino tiene unas por si acaso. No abras la puerta a los desconocidos. Nada de fiestas. Nada de chicos. Ya sabes lo que pienso del alcohol. No vuelvas tarde. No te tires el día en la cama. No..-Mi padre llamo desde el coche para que se fuera. Se podría tirar así horas. Mi madre me miró, me dió un beso, volvió a mirarme, un abrazo, otra vez me miró y por fin se fue. Tenía unas cuantas semanas de estar sola en casa. Genial. Cerré la puerta y fui a la cocina a hacerme algo de comer. Me hice dos huevos fritos y cogí un vaso de cocacola. Me lo comí mientras veía la tele, aunque no había nada realmente interesante. 

Me quedé hasta las 5:30 esuchando música, cantando y bailando por toda la casa. Con la música a 1000. 

Cogí las llaves y salí de casa. Ya estaba Raúl en el banco del patio que había enfrente. Me acerqué a él y nos fuimos.

-¿Has hablado con Marta?

-No, hasta que no vuelva y hablemos en persona nada. -Dije seria. Aunque él también lo estaba.

-Deberías llamarla. 

-¿Qué? Me dijiste tú que lo hablaramos en persona. -Dije parandome en frente de él.

-Ya sé lo que dije, pero deberías hacerlo. - No entendía que pretendía. Me fui más rápido hacía el campo, no me gire para ver si venía . 

Entre al campo y fui al medio donde estaban todas. Rafa llego y empezamos con el entrenamiento. Hoy hicimos un partido entre nosotras y cuando acabó nos reunió a todas en el centro del campo.

-Bien, chicas. Creo que estais preparadas, aunque seguimos teniendo que entrenar muy duro. - Se giró para mirarme. -Y Sandra, serás titular el primer partido. - CREO QUE NUNCA HABIA SIDO TAN FELIZ. Yo  sonreí de oreja a oreja y me fui al vestuario a cambiarme. 

-Creí que después de la discusión de antes, te irías a casa.-Dije cuando le vi esperandome en la puerta.

-No voy a desaprovechar una invitación de pizza. - Dijo sonriendo. Vale, definitivamente no entendía nada.

-¿Qué yo te he invitado a pizza? Creo que si estoy enfadada contigo no te initaré.

-Sabes que no puedes enfadarte conmigo..-Dijo acercandose. No, ahora no me hagas esto. 

Rodé los ojos y empecé a andar. -¿Vamos? - Él sonrió y comenzamos a andar. - ¿Hoy no quedas con los chicos esos? 

-Prefería estar contigo. -Vale, eso hizo que me sonrojara. Llegamos a casa y entramos. 

-Quédate aquí, ponte la tele si quieres. Voy a ducharme. 

Subí y me duche lo más rápido que puse. Me puse mi pijama, aunque seguía sin ponerme pantalón. Ya me había visto así, me había visto hasta en bikini, asique me daba bastante igual. Bajé y él estaba en el sofá viendo Sin Chan. Me empecé a reír y el se giró para verme.

-No hay nada más interesante. ¿Vale? Además, Sin Chan mola. 

Me senté a su lado y le cogí el mando. -Pues yo quiero ver MTV. Dentro de un rato pedimos la pizza. - Rió y nos pusimos a ver lo que había en la tele. No paso nada interesante, él solo decía tonterías como de costumbre y yo me reía. 

-Son las 10 y tengo hambre. -Dijo mirándome. Rodé los ojos y cogí el teléfono. Pedí una pizza barbacoa y fui a la cocina a por la bebida. Puse coca cola en dos vasos, aunque puede que en el mío echara un poco de ron.  Le di el que solo era coca cola y nos sentamos a esperar la pizza. A los 15 minutos mas o menos, llamaron y fui a abrir. Abrí la puerta, cogí la pizza y le pagué al pizzero. 

Volví a la mesa y dejé la pizza en la mesa. Fui a beber, cuando me di cuenta de que me había cambiado el vaso.

-¡Ey! Mi vaso . -Grité.

-Es que este me gusta más. -Dijo bebiendo. 

-Imbécil. -Dije y fui a echarle un poco al otro vaso.

Empezamos a comer y a reírnos por todo. Fue una cena divertida. Cuando acabamos fui a tirar la caja y volví al sofá. Me tumbe y puse mis pies en sus piernas. Él me miró sonriendo. Realmente, su sonrisa era preciosa. Nos quedamos un rato mirándonos a los ojos. Sé lo que iba a pasar al final. -Creo que es, tarde, deberías irte. -Dije levantándome. Él se levantó, pero no dijo nada. Tampoco era para irse, ya que se acerco a mi y me cogió de la cintura. Sé que debería apartarme, pero no lo hice. El alcohol, aunque apenas bebimos, o que me gustaba hicieron que no me apartara. Al final se acercó, pero del todo, no como la otra vez. Y tras un largo y bonito beso, se fue.  Me tiré al sofá intentando asimilar todo lo que estaba pasando. ¿Asimilar qué? Te gusta y punto. 

Estuve un rato en el sofá, intentando pensar claramente y al final llame a Marta. Si Raúl me había dicho que la llamara era por algo. Aunque eran las 12. Da igual. 

-¿Marta? 

-Sandra..-Dijo entre sollozos. - Mi hermano.. mi hermano..-¿Qué coño le había pasado a Marcos? 

-¿Qué le ha pasado? - Dije asustada. 

-Accidente. Estamos en el hospital. -Se me paró el corazón. 

-Marta. Tú tranquila ¿vale? se va a poner bien. Ya verás como no es nada grave. -Dije como pude intentando no parecer afectada para no preocuparla. 

-Gracias Sandra..Tengo que colgar. 

-Llamame con lo que sea, por favor. - Dicho esto colgó. Sin quererlo empecé a llorar. No le podía pasar nada a Marcos, no, no podía. No, por favor. 

Siempre he estado enamorada de él, pero era más un amor..¿platonico? Marta no sabía nada, no podía decirle que me gustaba su hermano. Tras el beso que me dió hace un par de años, me empezó a gustar más. Y aunque cuando este con Raúl se me olvida por completo, sigue ahí y me temo que jamás saldrá. Que podré querer a alguien más y todo eso, pero él seguirá ahí siempre. Joder, que no le puede pasar nada. 

Al final me quedé dormida en el sofá, con el móvil entre las manos por si Marta llamaba. Necesitaba saber si estaba bien o que pasaba, pero no podía vivir sin saber que le habían dicho.

Love TrophyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora