Te voy a fundir.

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-¿Qué? ¿Por qué?

-Aún no esta preparado para presentarte a su nueva novia y como acaban de empezar quieren pasar las fiestas juntos. -Es más importante su novia que su hija, entiendo. Cogí la maleta, la abrí y la volqué en la cama con los ojos llorosos. Que aunque antes casi no hablaba con él, es mi padre y le echo de menos. Joder. No sé muy bien en que momento se fue mi madre de la habitación, yo estaba aguantando mis lágrimas como podía mientras volvía a guardar las cosas. Era increíble que, encima, ni si quiera me lo dice él. Quedaban dos días para Nochebuena y no iba a ver a mi padre. Serían raras las fiestas sin oírle por la casa cantando villancicos, cuando estaba, claro. Terminé de recoger lo que había en la maleta y me tiré en la cama, pero sin llorar. No me daba la gana derramar una lágrima más. 

Estuve toda la mañana en la cama, no bajé ni a desayunar. Y eso ya era raro. No tenía ganas de nada. Alguien llamó a mi puerta, supuse que era mi madre pero no me apetecía hablar con nadie. 

-No quiero hablar mamá. -Grité.

-Sandra, soy Raúl. -Oh, mierda, peor. Me escondí bajo las sabanas cuando noté que abría la puerta. - Sal de ahí anda..

-No, que estoy muy fea. -Es cierto, estaba horrible. Tenía unas ojeras que llegaban al suelo, pelos de loca y un pijama de ovejitas amarillas.  

-Fea estas siempre. -Rió. Saqué un brazo con una almohada y se la lancé. - Es broma, es broma. Sal ya, que nos vamos a comer y a pasar la tarde por ahí.

Me quité la sábana y le miré. -¿Por qué? 

-Porque quiero. Y tú también quieres. Asique vamos. -Me cogió del brazo y tiró de mi. Yo no opuse resistencia, pero tampoco puse de mi parte. Parecía un zombie. Salí de la cama y cogí algo de ropa. Estaba tan dormida que me cambié en la habitación, importándome bastante poco que Raúl estuviera delante. Me puse unos pantalones vaqueros, una camiseta verde y una sudadera azul. Me senté en la cama para ponerme las zapatillas y Raúl me miraba atónito. 

-¿Qué? - Dije poniéndome mis botines. 

-No, nada nada. -Sonrió. 

Terminé de ponerme las zapatillas, cogí mi gorro y mi bufanda y bajé para coger mi abrigo. Pero antes pasé por el baño para lavarme y peinarme. 

-Pasároslo bien. - Dijo mi madre sonriendo. Había sido ella. Ella le había llamado para animarme. La di un beso y salimos de casa. 

-¿A dónde vamos? - Pregunté mientras caminábamos. Él se encogió de hombros y siguió caminando, por lo que le pregunte ¿A donde vamos? unas 20 veces más.

-¿Es imposible darte una sorpresa o qué? 

-Pues dímelo. 

-No hace falta, ya hemos llegado. - Dijo señalando una pequeña hamburguesería. Nunca había estado ahí. Entramos al bar, era pequeño y con pocas mesas. Estaba vacío. Nos sentamos en una de las mesas y un camarero de más o menos nuestra edad nos dió la carta.

-¿Y este sitio?

-Me lo dijo un compañero de clase. Tiene unas hamburguesas riquisismas. 

Pedimos los dos una hamburguesa con dos cocacolas. Estuvimos unos 10 minutos hablando hasta que las trajeron. Eran enormes. 

-No vas a poder con todo eso. 

-¿No? - Le miré desafiante. Él no sabía aún lo mucho que podía llegar a comer. Empezamos a comer y yo me reía, a él se le caía la lechuga y todo lo que llevaba dentro la hamburguesa.

-No te rías. Me la han dado defectuosa. - Dijo colocando las cosas. Yo me reí más y seguí comiendo. Mientras el la montaba una y otra vez, yo terminé de comer.- Vaya, increíble. - Miró mi plato. Cuando acabó de comer, pagó la comida y salimos del bar. Hacía muchísimo frío. Pero él me abrazó, y se me paso. Bueno, el frío y todo . 

Estuvimos un rato andando, él tenía su brazo en mis hombros, abrazandome. Llegamos a la bolera, era de los pocos sitios para hacer cosas en este pueblo. 

-¿Vamos a jugar? 

-No, te voy a fundir. 

-Sí, como al futbol. - Reí. 

Empezamos a jugar en la pista 6. La cosa iba igualada, pero ya que yo le ganaba en el fútbol , en la última tirada desgraciadamente se me fue al carril. Me miró sonriendo y le tocaba tirar a él . Hizo un pleno, y ganó. Cuando lo vió empezó a saltar y se giró hacía mi. Yo seguía sonriendo, me gustaba verle así de feliz. Oh dios mío, me estoy amariconando. Le di un beso y susurré en sus labios - Enhorabuena. - Él sonrió más y salimos de la bolera. Aún no era muy tarde, asique estuvimos un rato dando una vuelta.  

-Ya tengo tu regalo. 

-Y yo el tuyo. - Tras largas busquedas por internet, conseguí encontrar algo para regalarle. Le iba a encantar, sí sí. 

-No tenías que comprarme nada.

-Ah, ¿Y tú a mi sí? 

-Pues sí. Tú podrías haberme regalado otra cosa. - Dijo girandome para tenerme cara a cara. Acto seguido me besó.

-Que idiota eres. -Dije volviendole a besar. Aún era pronto, asique le lleve a un pequeño riachuelo que había cerca, era bastante bonito.

Llegamos y nos sentamos en el muro que había al lado. Estuvimos ahí un rato, se estaba genial. No hablamos apenas, no hacia falta decir mucho. Cuando empezó a anochecer, decidimos irnos. Me llevaba cogida de la mano cuando nos encontramos a Marcos con dos amigos.

-Vaya vaya..-Dijo tambaleándose.

-Marcos, ¿estas borracho?

-No, bueno..puede que un poco. -Vale, genial.- Quiero que seas mía. -Dijo acercándose a mi.

Raúl se puso delante mía -Déjala en paz.

-Quita.-Dijo serio. Raúl se negó Y Marcos miro a uno de sus amigos. Luego vino por detrás y me sujeto los brazos mientras Marcos se acercaba más a Raúl. Le dió un puñetazo en la mandíbula y yo grite . No podía hacer nada, Joder.  Él seguía dándole hasta que se quedo tirado en el suelo, yo empecé a llorar pero no conseguía soltarme . Yo me retorcía en sus brazos y le gritaba que parara pero no hacia ningún caso. ¿Por qué coño Raúl no se defendía? Marcos le dio una patada en el estomago y no pude mas, le di un codazo al que me sujetaba y salí corriendo. Empuje a Marcos y me tire al suelo al lado de Raúl. Me mataba verle así. El que me sujetaba vino a por mi y mire a Marcos con los ojos rojos y llorosos susurrando 'Por favor'. Él pareció entrar en razón y le paro. Luego se fueron los tres, pero antes marcos se giro para mirarme de nuevo. Le intente incorporar y le senté en el suelo. Tenia el labio sangrando, al igual que la ceja. ¿Qué cojones le había pasado a Marcos? Él no era así..

Love TrophyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora