Llegue a la parada del bus y ya estaba ahí. Le salude con un beso y esperamos al autobús.
-¿Es absurdo que pregunte a donde vamos?
-Un poco. -Rió. Esperamos unos minutos al bus, cuando vino nos sentamos en la parte de atrás.
Fuimos la mayor parte del camino en silencio, yo seguía un poco rara después de lo que había pasado con Gabi. Llegamos al pueblo del al lado, era un poco más grande que el nuestro, pero ya habíamos ido más veces asique más o menos nos lo conocíamos. Raúl me cogió la mano y me llevó hacía una calle a la derecha. Llegamos a una pista de patinaje sobre hielo. Era precioso. Era una carpa blanca con copos de nieve azules.
-Esto es increíble. -Dije dándole un beso. Él sonrió y nos dirigimos al mostrador para que nos diera los patines.
-Buenas. -Dijo una chica alta y rubia sonriendo. Miraba mucho a Raúl. Bueno, mucho no, solo le miraba a él. HOLA ESTOY AQUÍ GRACIAS.
-Danos dos patines. Número 36 y 41. - Dije seria. Ella pareció notar mi enfado y se giró a por ellos sin decir nada.
-No hace falta que seas tan grosera. -Me respondió Raúl. Me dieron unas preocupantes ganas de clavarle uno de los patines en el ojo. La muchacha salió y nos los dió. Respondí un Gracias y le cogí la mano a Raúl para irnos de ahí.
Nos sentamos en unos bancos que había al otro lado del mostrador ese y nos pusimos los patines.
-Ai, mi celosilla. -Dijo Raúl dándome un beso en la mejilla. Me terminé de poner los patines y me levanté con cuidado de no caerme. No sabía patinar. O no me acordaba. Raúl se levantó como si nada y se dirigió a la pista. Bajó, como si nada de nuevo, y se puso a patinar de lo más profesional.
-Vamos, baja. -Dijo esperándome en la entrada.
-Soy un pato, me voy a caer. -Extendió la mano y yo me agarré a ella para no caerme. Empezamos a deslizarnos por el hielo y más o menos iba bien. Pero siempre cogida de su mano. Él me soltó para que aprendiera a ir yo sola, y en cuanto me soltó ¡PUM! ostia terrible. Me empecé a reír en el suelo y él vino a mi lado para ayudarme a levantarme. Me intenté agarrar a su mano pero volví a caer y él cayó a mi lado. Los dos nos empezamos a reír a carcajadas. Al final, tras un largo y fuerte esfuerzo, nos conseguimos levantar los dos. Yo poco a poco iba mejor sola, asique él se fue un poco más rápido. Patinaba realmente bien.
Mientras yo iba agarrada a la valla, él iba haciendo giros cual campeón del mundo. Iba tan concentrada en no caerme, que no le vi hablando con otra chica. Cuando les vi, no sé cómo conseguí 100 puntos de equilibrio y me dirigí a ellos. La chica esa se estaba riendo con un Jijiji. Daba mucho asco.
-Hola.-Dije fría agarrándome al brazo de Raúl.
-Hola. -Respondió aún riéndose. No me caía bien. -Bueno, que si quieres que te enseñe esos vídeos llámame. -Y se dió la vuelta para irse. Yo le miraba enfadada.
-Solo estábamos hablando de patinaje.-¡Como si fuera lo más normal del mundo! Quizá me este volviendo paranoica.
-¿Y lo dices tan tranquilo? Yo que estoy intentando no matarme con estas cosas ¡Y tú ligando con esa fresca!
-¿No crees que te estas volviendo un poco loca? - Me dijo riendo. A mi no me hacía gracia, asique me di la vuelta y empecé a patinar bastante normal. Ya casi ni me costaba. La mala ostia me ayudaba a no caerme. Él vino por detrás y cuando me quise dar cuenta estaba delante mía agarrándome por la cintura.
-No, déjame, que estoy loca. -Dije seria.
-Por mi. -Dijo sonriendo de lado. Hijo de p..Sabe que no puedo enfadarme si me sonríe. Acto seguido me beso. Fue el beso máááás bonito del mundo.
-Te odio por no dejar que me enfade contigo.
-Si es por eso, puedes odiarme todo lo que quieras. -Rió.
Seguimos patinando un rato hasta que nos cansamos. Yo llevé los patines y él me esperó en la puerta. No iba a volver a ver a esa pequeña fresca. Le di los patines con una gran sonrisa y nos fuimos.
-Gracias por este día. -Dije sentandome en el autobus.
-¿Ya tienes todo listo para Nochevieja? El vestido y esas cosas.
-Sí, ¿por qué?
-Porque te falta una cosa. -Dijo sacando una cajita del bolsillo. Lo abrí y era un collar con un adorno en el medio con forma de papel en el que había algo escrito. Idiota ¡ESTO ERA LO MÁS BONITO QUE HAN ECHO POR MI!
-Oh dios mío, es precioso Raúl. Pero no puedo aceptarlo.
-Me da igual si puedes o no, te lo quedas y ya está. - Yo le di un largo y bonito beso. Este chico era una de las mejores cosas que me habían pasado, ai.
Llegamos a nuestra calle y entrelacé nuestros dedos.
-Raúl, sonará cursi pero..me haces muy feliz. -Dije mirandole a los ojos.
-No más que tú a mi. -Dijo volviendo a juntar nuestros labios. Nos despedimos y nos fuimos a casa. Le enseñé a mi madre el collar y me fui a dormir. Había sido un día taaaaaaaaaaan maravilloso. Había sido un día para recordar, apesar de los celos, había sido un día de lo más genial.
Pasaron los días bastante normales y aburridos. Pasaba los días con Raúl, normalmente en casa viendo pelis ya que fuera hacía frío. La mayoría eran de amor, por lo que yo siempre acababa llorando y Raúl me consolaba de la mejor manera posible. Si me va a consolar a besos, lloro lo que hace falta.
Ya era 31. Nochevieja. Hoy era la noche. Era el primer año que mi madre me iba a dejar beber unas cuantas copas. Siempre lo hacía, pero sin que se diera cuenta. Iban a venir también mis dos primos de mi edad. Bueno, de 17 años. Aunque mi prima Lucía era muy mona, era pequeña.
Ayudé a mi madre a hacer la comida, más o menos lo mismo de Nochebuena. Siempre se celebraban estas cosas en mi casa ya que era la más grande de la familia. Cuando estuvo todo echo, me subí al piso de arriba a ducharme. Estuve un rato en la bañera para relajarme. Salí de la ducha con una toalla y fui a la habitación. Me puse mi ropa interior negra y una camiseta ancha para peinarme y maquillarme antes de ponerme el vestido.
Me alise el pelo, y luego hice algunos tirabuzones. Y el maquillaje era simple, la raya y el rimel. No me gustaba nada maquillarme. Cuando estuve lista, me puse mi vestido. Me abroché la cremallera y me miré al espejo. No me gustaban los vestidos, pero este era realmente precioso. Me puse mis sandalias, odiaba los tacones y no me iba a poner unas playeras. Sonó el timbre, ya habían llegado. Me eché mi colonia de One Milion, me puse el collar que me regaló Raúl y bajé para recibirles. Esta noche iba a ser mítica.
ESTÁS LEYENDO
Love Trophy
Teen FictionNo me podía creer que el primer chico que entrara en mi habitación fuera él. Empezó a mirar mis pósters de los equipos de la liga, de Pirlo, Torres, de todos los grandes del fútbol. Mi colección de Oliver y Benji. Las bubucelas que tenia en una esta...