Omega abandonado

09

–FRIDAY apaga y asegura todo. – dijo Tony al salir del lugar, y sin mirar atrás mientras se dirige al ascensor, ya que seguramente sí volteaba a mirar atrás regresaría.

Apretó el botón que lo llevaría de vuelta a la planta principal. Era muy temprano, tal vez las cinco o seis de la mañana, y en su vida imagino levantarse a las dos a.m. para ir al laboratorio... Bueno si lo hacía, pero demoraba dos días seguidos allí metido.
Por lo menos pudo escabullirse al laboratorio aprovechando que Strange iba a preparar su cita para hoy, Pepper estaría ocupada y solo fue evadir a Visión.

Aun así, tenía que regresar pronto, Visión seguramente ya se había percatado que no estaba en su cama, pero si llegaba a tiempo a la habitación podría no meterse en problemas.

Tony se detuvo su andar en la sala.

¿Problemas? ¿Desde cuándo le importaba los problemas en los que se metiera? ¿Cuándo se volvió tan vulnerable que no podía salir de su propio complejo?
Tony llevo una mano en su pecho tratando de calmar el dolor creciente en él, se sentía tan atrapado, entre su embarazo, los medios, la ONU, el gobierno, sus obligaciones, se sentía tan agobiado y tan cansado. A veces solo quería dormir y no despertar más, pero no lo haría, ¿Que sería de sus niños? Y con eso incluía al mocoso Parker ¿Qué pasaría con Pepper, Strange y Rhodey?

Respiró hondo y comenzó a subir las escaleras, alejando esos pensamientos distractores, pero algo lo hizo detenerse a mitad del camino. Su bolsillo vibraba, su respiración se aceleró y lentamente introdujo su mano en el bolsillo de la chaqueta que portaba.

Tembloroso abrió la tapa del celular de otro siglo y lo vio. Allí claramente el nombre de Steve. Sus lágrimas se desbordaron y tuvo un gran impulso en marcarle, en decirle que estaba bien, en que lo seguía amando, pero... eso sería caer demasiado bajo.

Apretó el celular en su mano y volvió a meterlo en el bolsillo, a veces se preguntaba por qué siempre cargaba con él.

El celular vibro varias veces pero Tony nunca contesto.

Limpio sus lágrimas que salían sin detenerse, y siguió subiendo las escaleras. Llegó a su habitación y se hecho la manta blanca que siempre se echaba encima, abrigándolo por completo del frío mañanero.

Su mente era un lío en este mismo momento, ¿Cómo osaba Rogers a llamarlo luego de lo que le hizo?, la pelea en Alemania seguía presente, la traición en Siberia dolía como siempre, y el lazo... El lazo dolía todos los días.

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–No contesta. – Steve puso el viejo teléfono a su lado, echándose en el sofá de la sala común. Su vista estaba fija en el mármol del cielo raso. Hasta que los ojos azules de Bucky lo cubrieron.

–Bueno eso es obvio, o acaso creíste que te iba a contestar.

–Puedes intentar de nuevo Steve.– dijo Wanda, la cual estaba sentada al lado de Steve.

–Podría.... – susurro Steve.

–Podrías y seguro lo harás, pero Stark no va a contestar, ¿Y sabes porque? – Steve llevó ambas manos a su rostro tapándolo.

–Porque lo abandoné.

–¡Exacto!, Bien hecho Steve, ¿Quieres una galleta?

Wanda se levantó de su asiento bruscamente.

– ¡Como puede tratar de esa manera a Steve, no es su alfa pero es su amigo!. ¡Se supone que debe apoyarlo no hacerlo sentir peor! ¡¿Qué clase de amigo es usted!?

El Omega observó a la castaña con una expresión indescifrable, Wanda sintió un extraño escalofrío recorrer por su espalda.

–Soy esa clase de amigo que no le celebrará los errores a otros, ni tampoco se los cubre. Lo que mí querido mejor amigo hizo fue algo horrible y Rogers bien sabe que lo trataré así cuando esté cometiendo una tontería como la de ahora.– Bucky se levantó de su asiento – Dejen de ser tan idiotas, por lo que me han contado, Stark no se va a dignar siquiera a mirar el teléfono.