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Tony estaba listo, por decirlo así. Enfrentaría una vez más al tutor de uno de sus protegidos. Que tal vez pronto sería más que un protegido.
De solo recordarlo, se estremeció y no de buena manera.
No importa cuántas veces Peter gritara a los cuatro vientos que el quería eso. Que quería protegerlo. Eso no iba a cambiar que le quitaría una vida normal a un niño de dieciséis años, a un joven alfa que tenía una vida por delante. Por eso no le agradaba este  lazo. Al final sabía que el niño lo haría, tal vez por presión, tal vez por que quería. No lo sabía, porque él lo negaría esa opción hasta la muerte.

– Que bien vestido estás Tony. ¿Vas a salir? – El Omega mayor le frunció el ceño al joven rubio. – ¿Lo siento?.

– Espero una visita, y son las nueve. ¿No deberías estar en el trabajo ahora?

– Prefiero llegar tarde, por lo menos no en las horas que más concurrido está. –Harley se acercó a la mesa donde reposaba una tetera y dos tazas de té vacías, en el centro algunos panecillos.  agarró uno.

– ¡Hey! ¡No son para ti pequeño ladrón! Visión los preparo para mí. Y tenemos que hablar sobre tus horas de llegadas. Pepper  odia los retrasos.

Harley chasqueo su lengua. – No creo que le importe. Cómo sea me voy, creo que estoy llegando tarde.

– Siento que quieres evitar lo que comenzaste.

El joven rubio ajusto su mochila. – No ¿Cómo crees? Adiós Tony – el castaño pudo ver cómo Harley caminaba rápidamente hacia la salida. Negó con su cabeza, su relación con Pepper estába fuera de control, esos dos terminarían muy mal si seguían así. Tony pensó que tendría que hablar con su beta. Miró confundido como Harley regresaba de nuevo. – Tienes vistas. Ahora si, me marchó.

De donde había desaparecido el Omega, apareció una hermosa mujer beta. May Parker caminaba hacia él, y a diferencia de otros días tenía un ceño fruncido que parecía que estaba muy bien dibujado.

Tony en ese momento pensó que en su vida estaba rodeado de imponentes mujeres betas, no más miren a Pepper y de alguna manera indirecta, May.

– Srta. May – Tony se iba a levantar pero la beta lo detuvo.

– Por favor siéntese señor Stark, Peter también me contó de su estado y no me gustaría que le pasara algo.

– Peter, siempre preocupado. Por favor, Tomé asiento. – May respondió con un gracias y se sentó en el sillón frente al Omega.

– ¿Té, Srta. May? Tendría café para esta hora del día, pero Visión lo prohibió, diciendo algo ridículo como que podría abusar de él.

– Si, Gracias.

– ¿Puedo suponer que te trajo Happy? – Pregunto Tony llenando ambas tazas.

– Si, me encontró a una cuadra de mi casa, gracias por enviarlo.

– De nada.

– Quiero ir al grano señor Stark – el mencionado asintió dejando que prosiguiera. – ¿Que trae con mi sobrino? – Tony Arqueó una ceja. May se veía más enojada ahora, o eso podía suponer de cómo apretaba la taza que recién acababa de llevarse a sus labios.

–... Creo que no entiendo su pregunta.

– Si – May dejó su taza en la mesa – la última vez que nos vimos me dijo firmemente que usted iba a protegerlo, que lo cuidaría con su vida. Ahora mi sobrino me salen que tiene que hacerse cargo como líder de una manada. ¡Un adolescente de dieciséis años!.

– May...

– Me juro, ¡Me juro que todo iba a estar bien! ¡ Que él iba a estar bien! ¡Y todos estos meses  por lo menos desde que se quien es en realidad he tratado de ignorarlo todo!. – May subió su voz. – ¡Sus llegadas tardes, sus golpes, sus cortes, sus moretones! ¡TODO! ¡Porque de alguna manera toda esta locura lo hace feliz!.

Omega abandonadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora