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Tony se encontraba en su cama pasando los canales de su gran televisor. En ese momento tenía una de esas noches de insomnio que le podían la mente. ¡Joder! Que le perturban mientras duerme y hace que el placer de soñar se convierta en una pesadilla.

Cansado de no saber qué ver decidió apagar la tele de no sé cuántas pulgadas, se acomodó lo mejor que pudo en la inmensa cama e intentó relajarse. Pero sobre todo trato, ¡De verdad lo hizo! trato de no pensar en nada, hacerlo sin que alguien llegara a parar sus pensamientos realmente era muy peligroso.

Pero al final su ingeniosamente ganó,  y a toda marcha no pudo evitar pensar en su vida, en su manada, en Pepper y Stephen, el mocoso... Sus bebés, sentía que aveces no podía seguir. El cansancio, el abandono... Realmente todo brumaba su mente y dejaban que pensamientos erráticos lo dominarán, tomarán control de él.

Aún no sabía qué pensar sobre su manada, realmente luego de mucho pensar no los odiaba, de hacerlo  realmente estaría mintiendo descaradamente, no los odiaba pero realmente ya no sabía qué pensar de ellos. No sabía si volvería a verlos y si lo hiciera. ¿Como reaccionaria? ¿ Lloraría? ¿Se enojaria? ¿les golpearía en la cara hasta que sus nudillos se llenarán de sangre y ellos duplicarán por piedad?...bueno eso no.
Aunque le doliera, realmente quería saber porque se desvincularon de él. Siempre supo que no era un Omega perfecto o realmente bueno para manejar una manada, ni mucho menos para manejar la manada más poderosa del planeta, y los acuerdos lo  terminaron de arruinar todo, Bruce y Thor no estaban y casi todos se fueron con él...
Pero ¿Realmente fue tan mal omega? No lo sabe, y no quiere respuestas ante eso.

Pepper siempre le decía que no pensara en aquellas cosas ya que le hacía mal, y tal vez tiene razón, tal vez tenga razón y una nueva manada lo haga sentir mejor, tal vez...

Se sentó en la cama sintiendo su respiración un poco errática, su boca se abrió decidió a llamar a visión pero al instante recordó que este no estaba. El había salido hace poco y dijo que no tardaría. Se levantó sintiendo un estremecimiento por su cuerpo cuando sus pies descalzos tocaron el frío suelo, y aún así dio un paso tras otro hasta llegar al oscuro y solitario pasillo del complejo. Suspiro cansado y recargando se a la pared caminó hasta el final del pasillo.

Sus mejillas estaban rojas y su aliento salís como una pequeña cortina de frío humo. No pudo evitar sonreír cuando su mano tocó el picaporte de la puerta. Abrió y una ráfaga de feromonas bien conocidas para él, lo recibieron. Era la habitación que él usaba antes de que Stephen la inundará con el aroma de Steve.

Odiaba esto, realmente lo odiaba pero sabía que no había de otra, necesitaba calmarse y calmar a sus niños y lo único que servía por momentos era el aroma de él.

Suspiro abrazando sus brazos, caminó suavemente hacia la cama donde se sentó y agarro una camisa que había tirada allí. Se recostó suavemente en el colchón, sus dedos rozaron la suave tela blanca decidiendo si hacerlo o no, al final sus dedos la agarraron y sin pensarlo más porque de hacerlo no lo haría, llevó la prenda a su nariz y la olió.
Y como si le dieran un golpe para recordarlo todo, se sintió inundado de recuerdos demasiados nostálgicos y dolorosos. que los momentos felices eran los que más dolían.

Sólo pudo recostarse con la camisa en sus manos y varias prendas de ropas a su alrededor, solo respirando y oliendo, al final de todo pudiendo conciliar el sueño.

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En su mente una y otra vez rondaba la conversación que había tenido con James, ambos llegaron a un acuerdo que ahora que lo pensaba bien era un poco... ¿estúpido? Pero bueno, ya no hay marcha atrás.

– ¡ hermano, quiero saber que mierda has hecho ahora! – la princesa entró literalmente de una patada a la oficina de su hermano mayor, detrás de ella venían apuradas las Dora Milaej.

Omega abandonadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora