our happiness has been planned

° Final °

YoonGi estaba soltando unas de las pocas lágrimas de felicidad en sus treinta y siete años.

Desde el altar podía ver como su pequeño príncipe entraba por la puerta principal. Su corona se encontraba perfectamente ajustada al igual que su hermoso traje.

Caminaba con esa elegancia natural pero se veía tan nervioso y sus ojos derramaban algunas lágrimas.

Se sentía tan dichoso por haberse ganado a un chico tan especial. La espera había válido la pena, de eso estaba seguro.

Había tenido la oportunidad de ver crecer a su pequeño y aunque eso era un poco perturbador, para él seguía siendo especial porque desde ese entonces había notado ese lazo especial con el pequeño.

JiMin no quería arruinar su aspecto en el día mas especial de su vida pero no podía creer que estaba cumpliendo uno de sus sueños junto al hombre que amaba. Estaba seguro del amor que le tenia a ese hombre. Recuerda vagamente como desde pequeño buscaba su calor y cariño y se sentía tan bien que no importaba que le llevara veinte años de diferencia en edad.

Sentía su corazón latir las fuerte que cuando pensó que le gustaba TaeMin. Sentía en su estomago cosquillitas cada que veía su sonrisa dirigida a él. Sentía sus piernas flaquear al ver lo varonil que era. Su mente creaba escenas de todo tipo con ese hombre y sabia que recrearía cada una de ellas porque tendría el tiempo suficiente. Toda una vida le esperaba junto al príncipe.

La reina Gina sonreía orgullosa por el gran paso que estaban dando. Estaba orgullosa de las buenas decisiones que tomaba su hijo y se sentía tan feliz que se casara con ese niño que le robo el corazón en ese instante. Aunque al principio negara ese tipo de relación y aborreciera el destino que les tocaba a ambos, le había tomado mucho cariño a JiMin y estaba feliz por el futuro matrimonio.

SuMin nunca creyó que le tocaría esa vida a su hijo y quería negarlo. Negar que su hijo estaba destinado a casarse con un hombre, además que era muchísimo mayor que él.

Pero así es la vida y al ver que su hijo estaba mas que feliz y dispuesto a cooperar con el destino, no le quedaba de otra mas que contagiarse con su felicidad.