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Los cumpleaños eran así, Min iba como invitado aunque fuera algo familiar. Todos lo veían raro en la espera de que eligiera a alguna princesa pero no ocurría nada.

Solo un anciano notó los que realmente sucedía, cuando menos te dabas cuenta el Príncipe ya tenía en sus brazos al pequeño JiMin y por más que querían evitarlo, sucedía. Aun así se mantuvo al margen, sin mencionar nada, el tiempo revelaría la verdad.

Era así hasta que el pequeño aprendió a hablar.

Solía hablar a todas horas, todo lo que pudiera, todo lo que escuchaba pero en cuanto Min se encontraba en el palacio simplemente se quedaba callado observándolo de lejos, se escondía en las faldas de su madre.

YoonGi se mostraba indiferente pero por dentro extrañaba la cercanía de su pequeño.

En esa fecha, el príncipe permaneció en el palacio toda la noche.
Al amanecer fue invitado al desayuno y el pequeño ya vestido, se escapó de su nana extranjera.

Le gustaba observar al príncipe cuando caminaba por los pasillos. El podía esconderse en los muebles o detrás de los pilares.

Cuando Min llegó a la mesa, solo faltaba el pequeño JiMin.
Pronto sería su cumpleaños número cinco y tenía que acostumbrarse mas a la presencia de YoonGi.

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La chica estaba desesperada, el pequeño corría lejos de ella y tenían que estar ya en el comedor.
Su risa se escuchaba fuerte, se divertía haciéndola batallar.

Un hombre alto se interpuso en el camino del niño y lo tomó de los hombros. El pequeño príncipe quiso safarse pero el hombre era fuerte y él estuvo a punto de gritar.
El hombre lo cargo y solo camino dos pasos para entregarlo a su nana. La chica estaba agitada y trato de regular su respiración.

-No seas así con ella- JiMin frunció su ceño e infló sus mejillas, estaba enojado por como el hombre lo había tratado.

-Gracias- el hombre sonrió mostrando una hilera de dientes blancos y una sonrisa de corazón muy tierna.
Giro levemente y la chica no pudo evitar fijarse en sus perfectas facciones, portaba un traje que acentuaba su esbelta figura y el escudo real se encontraba en los costados. Estaba en su descanso, era parte de la guardia.

-Se hace tarde para el desayuno- los apuró y caminó junto a ellos.
JiMin ni siquiera quería ver a aquel hombre. Había arruinado su juego.

Cuando el pequeño entró a la sala, la reina lo reprendió con la mirada.

La nana hizo una reverencia cuando acomodó al pequeño en su asiento y se formo detrás del pequeño, estaba para cuidarlo en esos aspectos.

TaeHyung y JungKook dieron media vuelta en el pasillo y vieron a un hombre muy apuesto fuera del comedor principal.
El primero se fijo principalmente en su perfil tan marcado y JungKook observó su vestimenta, nunca lo había visto ahí.

HoSeok volteo la mirada al escuchar las pisadas de dos personas. Pertenecían a la servidumbre real así que trato de relajarse.

Aun no conocía su misión en el palacio pero había sido entrenado para prestar atención a cualquier amenaza.

Se detuvo cuando uno de ellos se quedo en frente suyo sin permitirle el paso.

-¿Ocurre algo?- preguntó alzando una ceja y observó el semblante del chico, sus labios comenzaban a separarse y no respondía nada, estaba en la luna.

Su acompañante lo tomo debía mano y lo acerco a sí mismo.

-Ah, solo, solo nunca lo había visto aquí.

-No me han presentado oficialmente, acabo de terminar mi entrenamiento como guardia oficial- una sonrisa surco sus labios y un hoyuelo se dejo ver ante ellos dándole un aspecto mas atractivo- Mi nombre es HoSeok.

-Mucho gusto, Soy JungKook y él es TaeHyung, tenemos prisa- este jaló la mano que nunca fue soltada y TaeHyung parpadeo saliendo de su ensoñación siendo arrastrado por su novio.


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