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-¿A dónde vas?- JungKook tomó del brazo a la chica que iba a cruzar el pasillo donde se había ido el príncipe Min.

-Tengo que ir por el bebé- su respiración se agitó con desesperación al no poder soltarse de JungKook.

-No puedes simplemente ir así, sabes que estará ocupado el Príncipe.

Suspiró y trató de sacarse de nuevo. TaeHyung se acercó con el ceño fruncido.
-Amor, déjala, la reina la ha mandado.

La chica fue soltada pero se quedó viéndolos. Siempre le dolía ver la relación que tenían.

Eran la pareja perfecta, ambos guapos, fuertes y amables. Eran respetados por todos ahí y tenían la confianza de los reyes.

TaeHyung le tomó el brazo y notó que su blanquecina piel estaba manchada de rojo por lo fuerte que la había tomado.

Volteo a ver feo a JungKook y le dio un golpe fuerte en el brazo.
-Va a quedar moretón, dejame ponerte algo rápido.- la dirigió a una habitación cerca aunque se estaba resistiendo.

-Tengo que ir rápido.

-No me tardaré- TaeHyung apretó los labios fuerte, evitando que lo viera llorar.
Había notado que su novio empezaba a tratar diferente a la chica y eso lo ponía celoso. Aunque agradecía que JungKook no fuera como los demás guardias que se burlaban y acosaban a la sirvienta extranjera.

Aunque fuera de confianza a los reyes, sufría por las burlas constantes y el trato hostil con la pequeña.

-Gracias- la chica salió disparada por el pasillo, primero revisando que no siguiera por ahí el príncipe.

Todos los pasillos estaban vacíos a petición de la reina. Debía dejar en intimidad al príncipe.

Siguió caminando con sigilo en los pasillos y dobló en una esquina con atención. No se escuchaba cerca el príncipe.

Agarró la manija de la puerta y la abrió rápido para tomar al bebé y cuando entró, se asusto bastante.
El príncipe Min veía temeroso al bebé pero con un brillo diferente en sus ojos.

Iba a gritar pero el bebé empezó a llorar rompiendo el gran silencio en el que estaban.

Corrió rápidamente al pequeño y lo cargó con cuidado, sacándolo de la cuna, pero no dejaba de llorar, gritaba y empezaba a patalear un poco.
Se removía y pedía a gritos la atención de alguien. Y la única persona que se encontraba ahí era el Príncipe así que lo paso con cuidado a sus brazos aunque fuera una sorpresa para él y el bebe se sintió tranquilo. Cesó el llanto y sus ojitos se iban cerrando con satisfacción.

Tenía que llevarselo a la reina pero sabía que iba ser condenada al no evitar su cruel destino.

Después de que el príncipe diera su palabra de cuidarlo por la noche, se retiró para darle el aviso a la reina y su propia sentencia.

Sentía su estómago retorcerse y en cualquier momento podía vomitar, las lágrimas no tardaron en salir. Estaba en grandes problemas.

JungKook la vio y fue apresurado en su ayuda.
-¿Qué pasa? ¿JiMin está bien?- iba a dirigirse hacia la habitación del pequeño pero la chica lo tomo del brazo.

-El príncipe Min...- JungKook estaba impaciente y se acercó más a ella- Entró al cuarto del bebé, tengo que decirle a la reina.

Su cara palideció. Obviamente todos sabían lo que significaba eso.

-Oye, tranquila, respira bien, no puedes mostrarte así ante la reina.- le limpio las lágrimas y le sonrió para darle fuerza. Le acarició el cabello y trato de consolarla, que se olvidara de lo que estaba pasando, podía haber una solución.

Cuando la reina escuchó el informe acerca de su bebé, rompió en llanto.

-¿Por qué?- entre sollozos hacia la misma pregunta- ¡¿Por qué mi bebito?!

La chica estaba de rodillas con la frente en el suelo, pidiendo clemencia hacia su pobre alma.

-¡Lárgate!

Con un grito hizo que se levantara, no quería verla. Había condenado a su hijo.

Otras sirvientas se encargaron de llevarla a su habitación para poder descansar un poco, en la mañana tendría que hablar con el Príncipe Min.

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