Capítulo 8. "Aquí estoy"

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-Pfff -gruñía Mimi mientras se dejaba caer en un asiento vacío junto a Ana el lunes por la mañana.

Habían pasado ya cuatro días desde su regular reunión en casa de Ana con la maratón de películas por la tarde. Cuatro días ya y Mimi seguía sin poder dejar de pensar en la conversación que había transpirado entre ellas. Con más prominencia en su mente las palabras de Ana 'Me encantaría saber si le gusto a alguien'. Era la mejor oportunidad para admitir sus sentimientos por Ana. De hecho, vivía en un constante estado de arrepentimiento desde esa tarde, visiones infecciosas de escenarios y respuestas, todas favorables, en su cabeza.

No era de mucha ayuda que Ana, quien permanecía casi completamente inconsciente de la influencia que hacia en Mimi, siguiera echando sal a la herida involuntariamente al ser una exasperante paradoja de lo adorable y jodidamente sexy al mismo tiempo.

Cada día que pasaba Mimi aprendía algo nuevo sobre Ana y absorbía la información ansiosamente como una esponja. Quería saber todo lo posible sobre esta chica a quien, sólo hace un par de meses nunca le hubiese dirigido la palabra, pero, ahora, no imaginaba una vida sin su presencia y energía en ella.

-Pfff para ti también -respondía Aitana bromista.

Ella estaba sentada en el escritorio frente a Ana, Miriam a su lado, y detrás de ella Mimi tomaba asiento. Miriam la miraba al escuchar su entrada con tono dramático.

-¿Qué pasa? -preguntaba su amiga.

-Bueno, primero que nada -dijo Mimi, volteando tu cabeza ligeramente para ver a la chica frente a ella- Me he despertado tarde y no me ha dado tiempo de desayunar así que me estoy muriendo de hambre y luego fui acosada por Patri Yurena en el pasillo.

-¿Patri? ¿tu ex novia closetera? -cuestionaba Miriam sorprendida.

-La mismísima -respondía mientras volvía a su posición inicial y daba un suspiro largo. Fue hasta ese momento que notó que Ana, con su nariz enterrada en una copia del libro de Julio Verne "Vuelta al mundo en ochenta días", estaba silenciosamente ofreciéndole una barra de granola con su mano derecha entre el espacio de los escritorios.

-Gracias -dijo tomando la barra de sus manos y la abría.

Ana no respondió, su atención estaba intencionalmente enfocada solamente en el libro sobre sus manos y Mimi fruncía el ceño antes de voltearse de nuevo a Miriam y Aitana, mientras esta última chica preguntaba tentadora- ¿Te empujó contra la pared?

-¿Qué? no -respondió Mimi- me invitó a salir con ella.

-¿Y? -preguntó Miriam -¿cuál es el problema? Pensé que la única razón por la que habías terminado con ella era porque no estaba decidida sobre su sexualidad.

-Si -admitía- pero eso era en ese tiempo, ya sabes, antes... -revoloteaba su mirada a la dirección de Ana quien permanecía empalmada en el libro, mientras se mordía el labio inferior y su ceja surcada en concentración.

-¿Vas a dejar ir una verdadera relación por una inexistente? -preguntaba Miriam muy consternada- Mimi...

-No comiences -remarcó, inclinándose hacia atrás un poco en su silla para precariamente apoyar su cuerpo en su espalda baja- Ya no siento lo mismo por ella. Ni he pensado en la tía desde, bueno, ya sabes.

Miriam miró a Ana rápidamente antes de devolver su atención a Mimi.

-¿En qué te afecta salir en plan cita? -preguntó seriamente Miriam- No es como que iras muy lejos con tía que te gusta de verdad. Quizás te ayude a superarlo.

-No quiero superarlo

-Si, pero Mimi -se unía Aitana- ¿te gustaría esperar algo que nunca va a suceder?

Guerras y TribulacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora