Capítulo 25. "Te tengo"

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-Hola. -saludó Mimi a Miriam y Aitana mientras se deslizaba con cuidado en una silla vacía en el escritorio detrás de las dos en la clase de homeroom.

-Hey Mimita. -dijo Miriam, agitando su mano ligeramente en bienvenida, con una sonrisa en sus labios.

-Hola. -respondió Aitana, sus ojos escaneando el espacio vacío detrás de Mimi en busca de algo. -¿Dónde está Ana? -preguntó ella preocupada. Mimi sacó su libreta y un bolígrafo de su mochila, colocándola en el escritorio frente a ella mientras respondía.

-En el hospital. -Mimi le informó a Aitana abiertamente. -Tiene otra cita con su médico hoy. -Mimi suspiró mientras tiraba su bolsa al suelo bajo sus pies. -De igual manera no estaría sentada aquí. -continuó con tristeza, compartiendo una mirada significativa con Aitana.

-Me odia. -dijo Aitana a nadie en particular.

-No te odia. -aseguró Miriam, frotándose el brazo con comodidad con su mano. -Tiene mucho que hacer ahora...

-Han pasado dos semanas desde que me habló por última vez. -dijo Aitana abatida. -Definitivamente me odia.

-No lo hace -reiteró Mimi, apoyando los codos en el escritorio frente a ella. -Miriam tiene razón, Aiti. Ella solo está... -Mimi se detuvo por un momento tratando de pensar en la mejor manera de describir el estado actual de Ana. -Luchando -finalmente se acomodó, extendiendo una mano hacia adelante y colocándola en el hombro de Aitana, incitándola a encontrarse con la mirada de Mimi. -Trata de darle un poco más de tiempo. -sugirió Mimi -Ya vendrá eventualmente. Vosotras habéis sido amigas demasiado tiempo para que ella lo tire todo. No está molesta contigo. De verdad que no.

-Pudo haberte engañado. -respondió con tristeza. -Apenas me miró desde que sucedió... Todavía puedo recordar la expresión de su cara cuando abrí la puerta para dejar entrar a su padre... Era como si la hubiese apuñalado en el estómago con un cuchillo sin filo...

-Lo superará pronto -dijo Miriam, tratando de mantenerse optimista y repitiendo la opinión anterior de Mimi. -Verás.

-No creo que lo haga. Nunca hemos peleado así antes. Ni siquiera puedo recordar la última vez que estuvimos más de veinticuatro horas sin hablarnos.... Quiero decir, de buena gana. -aclaró. -Obviamente hubo... Es decir... después del accidente nosotras... pero... eso fue diferente. -Aitana expresó y Mimi frunció el ceño, pensativa.

-¿No vinieron ella y su familia a tu casa para cenar la semana pasada? -preguntó Mimi recordando que ella y Ana lo habían discutido brevemente. -Ella debió haber hablado contigo entonces...

-Ni una sola palabras. -admitió Aitana -Nuestros padres incluso nos sentaron juntas en la mesa y ella aún logró mantener el silencio.

-¿No dijo nada? -preguntó Mimi decepcionada. -¿Nada?

-Nada. -repitió Aitana, jugando sin pensar con el brazalete en su muñeca que Ana le había comprado como regalo hace unos años. Aitana levantó los ojos para mirar a Mimi después de un momento, desesperada por obtener más información sobre la condición actual de Ana y el motivo de su nueva visita al hospital.

-Ella está... bien...

-Pero... -interrumpía Aitana preocupada.

-Quiero decir, -aclaraba Mimi -ella está bien... es sólo una cita de seguimiento de rutina hoy. Al menos, eso es lo que me dijo. A veces me pregunto si me cuenta todo lo que está pasando con ella. -admitió. 

-¿Todavía creéis que es su medicación? -Aitana preguntó mientras seguía tocando el brazalete alrededor de su muñeca. -¿Estáis seguras de que no tiene nada que ver con su lesión en la cabeza?

Guerras y TribulacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora