Capítulo 30. "Bonita"

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Voy a actualizar demasiado pronto, así que no me denuncien por esto porfi!! Muchisimas gracias por leer, sé que soy un desastre con las actualizaciones pero ya vuelvo a hacerlo al menos dos veces la semana, lo prometo. No lo he revisado y seguro tiene mil errores, mil disculpas. Besos!!! 


El sábado por la noche, dos semanas después, las chicas se reunieron en la casa de Amaia preparándose para la fiesta de fin de curso juntas. Aitana, Amaia y Ana se habían encerrado en el baño hacía más de una hora, Mimi y Miriam se apoderaban de la habitación para terminar de cambiarse y maquillarse.

-¿Qué crees que están haciendo allí? -Mimi le preguntaba desde su posición en la cama de Amaia, jugando con un mechón de su largo y rubio cabello sin pensar. Estaba sentada con las piernas acurrucadas debajo de ellas, su hombro izquierdo apoyado contra la cabecera de la cama mientras se enfrentaba a Miriam, que estaba imitando su posición, aplicando otra capa de esmalte de uñas en la punta de sus dedos. -Han estado en el baño desde hace siglos. -se quejaba, apoyando su cabeza contra la pared detrás de ella y suspirando dramáticamente.

-Jooo, -comenzó, levantando los ojos de la tarea que estaba realizando para mirar a Mimi, con una sonrisa en sus labios. -¿Por qué no admites que estás desesperada por ver a Ana en su vestido? -Mimi bajó la mirada para encontrarse con la de Miriam y se encontró sonriendo en respuesta a la sonrisa de complicidad que se dibujó en la cara de su amiga.

-Es una pesada, -bufaba, una pequeña risa escapó de sus labios. -no me mostró lo que había comprado. Dijo que quería que fuera una sorpresa. 

-Eso es muy romántico. -comentó soplando sus uñas ligeramente en un intento de secarse.

-Lo sé. -estuvo de acuerdo, levantando la cabeza de su posición de reposo. -Pero... es tan molesto. -bufaba de nuevo. -Solo quiero verla.

-Saldrá en un minuto. -reía porque disfrutaba la molestia de Mimi y encontrando su desesperación por ver a Ana encantadora. -¿En serio me estás diciendo que no puedes esperar un minuto? -Mimi miró el reloj en la mesa de noche de Amaia antes de responder.

-He estado esperando más de una hora, Miriam. Ochenta y seis minutos para ser precisas. ¡Ochenta y seis minutos! ¿Qué mierda han estado haciendo allí todo ese tiempo? -preguntaba retóricamente. -Ana no necesita ni dos minutos para quedar perfecta. ¡Yo solo me tardé media hora!

-Hay tres allí adentro. -respondió lógicamente, todavía riéndose ante la irritación de Mimi. -Dales una oportunidad.

-¿Estoy siendo ridícula? -preguntó sintiendo la diversión de Miriam. -Soy una ridícula pesada ¿no?

-Creo que eres mona. -dijo volviendo su atención a las uñas sin pulir de su ano izquierda.

-Madre mía. -se quejaba. -Odio que me llaméis mona.

-Sin embargo, lo eres. -levantaba su mirada para encontrarse con la de Mimi. -Eres demasiado obstinada para admitirlo.

-Admito que Ana es mona, linda, maja... -reconocía sonriendo para sí misma al pensar en lo adorable que era su novia. -Yo soy más...

-¿Bollo? -sugirió y Mimi puso los ojos en blanco.

-No soy bonita ¿vale? No creo que nadie me haya llamado así antes en toda mi vida.

-Sí, bueno, eso es porque nunca has estado enamorada antes. Definitivamente eres bonita cuando estás enamorada...

-¡No soy bonita! -Mimi volvió a bufar, apoyando su cabeza contra la pared. 

-Sin embargo, estás enamorada... -señaló mientras terminaba las uñas de su mano izquierda y colocaba el esmalte de uñas en la mesita de noche detrás de ella, fuera del camino. Sopló ligeramente sobre sus uñas otra vez, agitando su mano delante de ella para ayudar a secarlas más rápido. Mimi dejó caer la cabeza de nuevo y sonrió, un rubor arrastrándose por sus mejillas ante la observación de Miriam.

Guerras y TribulacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora