Capítulo 37. "Vale"

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-¿Dónde están tus padres y todo el mundo? -preguntó Amaia a Mimi mientras ambas se movían por la cocina de los Doblas, sacando los recipientes y bolsas de patatas de los armarios para preparar la maratón de películas de Navidad que habían vuelto a organizar con el resto de las chicas para hoy.

Era Nochevieja y Amaia había vuelto de Pamplona tarde anoche después de haber pasado las vacaciones allí con su familia.

-Mis padres están en casa de Ana. -le informó riéndose con el inesperado giro de los eventos. -Ellos se cayeron realmente bien el martes por la noche. -le dijo, sacando un par de botellas de soda de la nevera y poniéndolas bajo su brazo mientras caminaba hacia el mueble de la cocina para ponerlas ahí. -Mi padre está viendo el partido con el padre de Ana mientras nuestras madres van a comprar. -Se rió con la absurdez de todo. -Ricky y Nerea se quedan los dos en casa de amigos durante Año Nuevo.

-Entonces ¿tus padres volverán más tarde? -preguntó, hurgando en el armario y sacando unas palomitas para el microondas.

-No, probablemente no volverán hasta primera hora de la mañana. -informaba mientras sacaba un surtido de dulces del mueble de al lado del fregadero. -Los padres de Ana han invitado a algunos amigos para la fiesta de esta noche para celebrar el Año Nuevo así que se quedan allí.

-Entonces, estaremos sin supervisión. -musitó, levantando una ceja pensativamente. -Interesante...

-¿Por qué es interesante? -preguntó, sin entender los pensamientos de Amaia.

-Bueno, nos vamos a quedar todas aquí entonces os dará a ti y a Ana la oportunidad de, no sé, celebrar el comienzo del Año Nuevo juntas. -terminó, sonriendo en dirección a Mimi ante la insinuación.

La rubia puso los ojos en blanco en respuesta a la sugerencia de su amiga.

-¿Qué, con todas aquí? -preguntó haciendo una mueca con su cara. -No lo creo ¿no? Además, mis padres puede que estén celebrando el Año Nuevo con los padres de Ana y sus amigos pero volverán en algún momento. Realmente no creo que sea una buena idea para ellos encontrarme a mí y a Ana en la cama juntas mañana por la mañana. Estaría encerrada durante los próximos trescientos sesenta días, garantizado.

-De todos modos, ¿dónde está tu novia? -preguntó mientras abría una bolsa de palomitas de microondas y lo ponía en la máquina. -Pensé que estaría ya aquí.

-Está dando una vuelta con Miriam y Aitana. -contestó, girándose para apoyarse contra el mueble de la cocina mientras miraba como Amaia copiaba su posición.

-Entonces ¿cómo está? -preguntó genuinamente interesada en la salud de Ana.

-Ella está...mejor. -contestó vacilante.

-Sólo, ¿mejor? -cuestionó, riéndose entre dientes ligeramente. -Wow, no lo vendas así. -señaló entretenida.

-Vale, ella está bastante mejor, -repitió, más segura. -Es solo que...

-¿Qué? -le preguntó cuando no continuó. -¿Qué es?

-Vale. -dijo, cambiando su posición ligeramente para tener una mejor visión de su amiga quien estaba sacando la bolsa de palomitas del microondas con cuidado y vaciándola en un recipiente. -Físicamente está genial. Está yendo mucho mejor que cuando primero se despertó y su mano aún está un poco torpe pero casi de vuelta a como estaba antes del ataque. Su habla aún es aún una putada.

-¿No dijo el doctor que podía llevar varios días? -preguntó, intentando estar positiva y dándole una sonrisa comprensiva.

-Sí pero ha pasado una semana. -compartió con su amiga, frustrada. -Quiero decir, vale, está un poco mejor ahora...puede contestar preguntas de una palabra con consistencia pero de otra manera es basura. Apenas puede expresarse.

Guerras y TribulacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora